Los inconvenientes en el compresor de varios de los motores “Trent 1000 Package B de larga vida”, que equipan a un buen número de Boeing 787, siguen afectando a Rolls-Royce, una de las empresas industriales más relevantes del Reino Unido.
Los problemas están reduciendo el tiempo de inspección de las aeronaves lo cual incide en la rentabilidad de las aerolíneas y del fabricante de los motores. Tan perjudicial ha resultado la inesperada detención de los aviones en tierra, que algunas aerolíneas se han visto obligadas a rentar otros aviones para poder cumplir con los servicios comprometidos. Por su parte, Rolls-Royce vio descender el valor de sus acciones en la bolsa de Londres en alrededor de un 1%.
Rolls-Royce emplea a 50 mil trabajadores en 50 países, pero los vaivenes de la situación podrían derivar en más de 4 mil despidos. La situación es observada por las aerolíneas con preocupación, pero el fabricante asegura que tiene todo bajo control.