El grupo industrial canadiense Bombardier no ha logrado superar por completo las derivaciones de la pesada carga del proyecto CSeries, por más que Airbus ha hecho del hoy A220 un avión que se vende muy bien en el mercado aerocomercial.
Los problemas financieros de Bombardier se han reflejado en la bolsa donde las acciones del Grupo cayeron hasta un 30%.
La particular asociación con Airbus salvó a la empresa de Canadá que tanto apoyó el gobierno de Quebec, pero los resultados todavía no ponen fuera de riesgo la salud integral de la compañía.
Airbus adquirió el 50,6% del proyecto CSeries en 2017 y Bombardier se quedó con el 33,58%, mientras que Invesments Qebec, que financió a Bombardier en tiempos de extrema dificultad, mantuvo el resto de las acciones.
Convertido en el A220 en manos de Airbus e insertado en la paleta de productos del fabricante europeo, el avión de un sólo pasillo se vendió muy bien hasta casi convertirse en un éxito, pero los resultados aún no saca a los accionistas del rojo propio de una inversión enorme.
La valoración de la parte de Bombardier en el joint venture con Airbus está siendo procesada. «Esto puede impactar significativamente en el valor de nuestra asociación,» dijeron fuentes de la empresa. «Bombardier revelará el importe de la amortización cuando se complete el análisis y se reporten los resultados del cuarto trimestre de 2019», concluyeron.
Conforme a los acuerdos firmados, Airbus podría ser obligada a comprar la participación de Bombardier o forzar a esta última empresa a venderle al precio de mercado que tengan las acciones.
Los otros negocios de Bombardier están sufrindo ajustes y reestructuraciones, tanto los aeronáuticos (la empresa produce aviones LearJet, Challenger, Golbal y otros), ferrocarriles y otros bienes semidurables. El objetivo del Grupo sería focalizarse en el negocio ferroviario.