El 9 de julio pasado, los sindicatos alemanes vinculados a la aviación negociaban sobre la realidad que plantea las monumental crisis global del sector aeronáutico a consecuencias del COVID-19. Se consideraba que la conversaciones entre la dirección de la empresa y los representantes de los trabajadores eran constructivas en función de preservar la mayor cantidad posible de puestos laborales.
La emblemática aerolínea alemana ha sido parcialmente estatizada luego del aporte de miles de millones de euros de los contribuyentes, pero la crítica situación hace evaluar en detalle cuántos de los 138.000 empleados en todo el mundo conservarán su trabajo. Aunque una de las fórmulas que se intentan implementar es la reducción de la jornada laboral y un consecuente ajuste de salarios, nada podría detener la desvinculación de unos 22.000 empleados. Lufthansa continúa negociando bajo enorme presión para reducir costos. “Todavía estamos en conversaciones constructivas con Cockpit Association (VC) y Verdi”, dijo una portavoz de la aerolínea la semana pasada. “Se hace todo lo posible para llegar a un acuerdo lo más rápido posible con los representantes de los pilotos y el personal de tierra, así como los de administración”, agregó.
En medio de esta situación, la vicepresidente de Verdi (sindicato de servicios públicos), Christine Behle, reiteró que “los paquetes integrales de ayuda estatal como los que recibió Lufthansa no han considerado adecuadamente la preservación del trabajo lo cual es una falla en la negociación”.
Luego de los 9 mil millones de euros de asistencia gubernamental los sindicatos han dejado en claro que quieren tomarse el tiempo suficiente para discutir con Lufthansa, pero el factor tiempo y el constante drenaje de recursos hace imposible dilatar decisiones que sin dudas serán muy difíciles.
La venta de la división de catering LSG Sky Chefs y de la subsidiaria de mantenimiento Lufthansa Technik se considera una decisión tomada. El dinero que se logre sería –dependiendo de cuánto dure la pandemia y cómo se desarrolle el mercado cuando se supere la actual situación– para reducir la participación del Estado en la compañía. Otra de las decisiones difíciles habría sido la de no continuar con las operaciones de Germanwings.
En una entrevista concedida al semanario alemán WeltAm Sonntag, por Nicoley Baublies, Secretario General de la Unión de Tripulantes de Cabina (UFO), que tuvo un papel preponderante para la viabilidad del salvataje de Lufthansa, dijo que si bien la compañía aún no estaba a salvo, aunque tenía chances de salvarse. “El paquete de medidas de rescate no es bueno ya que falta la garantía de estabilidad laboral por la que debimos batallar en las negociaciones de salarios”.
Para Baublies, el sector público y la empresa deberían haber forjado una asociación real. “Después de todo, no se debería repetir un caso Commerzbank 2.0 (aludiendo a un escandaloso salvataje bancario por 18.000 millones euros que realizó el gobierno). Ahora el Estado está sentando a dos personas que nadie necesita en la junta de la empresa y ha acordado altas tasas de interés para tranquilizar al contribuyente. Sin embargo se está ejerciendo mucha presión sobre Lufthansa. En mi opinión, el acuerdo debería haberse visto así: nosotros, el gobierno, le estamos dando dinero, por lo que debe mantener a las personas a bordo y no luchar contra los sindicatos”. El sindicalista piensa que se negoció contrarreloj y, por lo tanto, sólo pudo aceptarse la propuesta como estaba.
Para Baublies la participación del Estado no agrega valor. “En el consejo de administración no necesitamos política pública. Necesitaríamos tasas de interés más bajas y objetivos en común.
El periodista de Welt, Von Per Hinrichs, pregunta en este punto: “¿Se ubica usted entonces junto al capital?, lo que el dirigente del sindicato de auxiliares de abordo responde: “Odio decirlo, pero ahí tenemos una gran coincidencia (con la empresa).
El gremialista cree que hay muchos factores que deben alinearse para que la aerolínea se recupere: “La economía debe mejorar para que la gente quiera y pueda volar. Habrá que flexibilizar las restricciones al ingreso de personas al país y la pandemia tendrá que estar controlada. Lufthansa (la empresa) deberá dejar de ver francotiradores por todas partes y negociar, su personal sólo busca conservar sus puestos y perspectivas (…) tiene que vernos como socios, porque sólo saldremos adelante esforzándonos todos como equipo. Hay una falta total de comprensión, no es fácil”.
Los representados por UFO han ayudado con 500 millones de euros al aceptar el ajuste que exigía la compañía, lo cual el representante laboral considera muy importante hasta que la situación sea superada.
Los representados por UFO han ayudado con 500 millones de euros al aceptar el ajuste que exigía la compañía, lo cual el representante laboral considera muy importante hasta que la situación sea superada. “Ahorramos hasta que termine la crisis, a partir de ahí volveremos a los niveles salariales normales en forma automática”, dijo Baublies.
La dureza de las negociaciones podría volver cuando se supere la actual situación, pero no se descarta que luego de la crisis el nivel de diálogo cambie para mejor. “UFO y Lufthansa tienen un pasado muy conflictivo y cargado de luchas. Hemos actuado como socios en la emergencia. No obstante, a futuro apuntamos a lograr un clima de cooperación mayor que el que hemos tenido hasta la fecha. Hay mucho camino por recorrer, ya que no se ha solucionado ninguno de los conflictos antiguos”.
La evolución de la situación de Lufthansa podría ser un leading case en el transporte aéreo. Lo es porque la aerolínea había logrado una gran eficiencia, porque el objetivo del gobierno alemán es que la aerolínea retorne plenamente a capitales privados y por la actitud racional de sindicatos que, si bien tienen una dura tradición en las negociaciones, comprendieron la necesidad de hacer un gran esfuerzo para salvar la mayor cantidad de puestos laborales.