Nombramientos Vs. funcionamiento

La semana aeronáutica.

Bajísima actividad en la aviación general de todo el país.

El 17 de julio del año pasado, el Senado Nacional dio la sanción final a la ley que crea la Junta de Seguridad en el Transporte (JST) que investigará accidentes en la aviación y el resto del transporte (automotor, ferroviario, fluvial y marítimo). La base o antecedente local del nuevo organismo es sin dudas la actual Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil (JIAAC). Hay que recordar que un organismo como una JIAAC ampliada fue recomendado luego de algunos accidentes ferroviarios que marcaron la historia del transporte en nuestro país.

La novedad de la semana –en realidad del jueves 19– fue la designación de Julián Andrés Obaid al frente de la nueva Junta ahora en plena formación. Obaid, como ya lo anticipamos hace semanas al ubicarlo en ese puesto, es un hombre del moyanismo, más precisamente de Facundo Moyano, con quien colaboró como jefe de Despacho y asesor en Diputados. Este nombre es importante porque Facundo fue el más massista de los Moyano –hasta que se separó del Frente Renovador y se volvió a reunir con el Frente de Todos, asado por medio en la casa del ahora presidente de Diputados– y que el ministro de Transporte también proviene de las filas del líder tigrense.

Es cierto que estos nombramientos (porque también se nombró al moyanista Guillermo Montezanti en la Secretaría de Planeamiento de Transporte) se resolvieron luego de un almuerzo en la Rosada al que fue convidado por el mismísimo Presidente (Wado de Pedro mediante), pero lo más destacable es que ambos integrarían la consultora de Guillermo López del Punta, el frustrado candidato in pectore de Hugo Moyano a ministro del área.

Al día de hoy, la información sobre cómo queda la JIAAC no abunda. Se espera un decreto que formalice su transferencia para luego dejar en manos del nuevo presidente de la JST el diseño del organigrama que tendría cuatro direcciones, una de ellas específica para la aviación. La ley previó que personal, función y misión de la JIAAC se transfieran al nuevo organismo. Se dice que esta semana Obaid ocuparía el escritorio que hasta ahora fue de Pamela Suárez.

¿Quién será la o el titular de la estructura que investigará los accidentes de aviación? Aquí hay varias versiones, pero no sería Suárez, quién de alguna manera seguirá apoyando la formación de lo que impulsó a lo largo de años. Lo más probable es que área sea manejada por gente de Moyano y lo deseable que sea un técnico competente.

Lo más relevante de los procesos de nombramientos en el Poder Ejecutivo –que debemos recordar todavía no concluyeron– es el entramado de poder entre los integrantes de la variopinta coalición peronista que gobierna. Por momentos parece que determinada área tendrá una decisiva influencia de La Cámpora, en otros que habría una subcorriente porteña de la agrupación en crecimiento en las entrañas mismas de la administración pública central; también se observa la presencia limitada de Massa en Transporte y sectores que siguen en pugna y van haciendo pie porque no se resignan a quedar fuera del control total de la movilidad del país.

En medio de todo este armado, dos fuentes distintas, a la que ayer se sumó otra más tangencial, nos mencionaron que Alejandro Ramos, ex intendente de Granadero Baigorria y ex secretario de Transporte que reemplazó a Juan Pablo Schiavi, podría desembarcar en la Administración Nacional del Aviación Civil. No podemos confirmar cuál sería su posición si esto llegara a concretarse. Cabe destacar que Ramos y Pamela Suárez cultivan una relación política de años ya que Suárez fue funcionaria en la gestión de Ramos en el municipio santafesino.

Lo que sigue angustiando es que todo está parado. En la aviación general sigue sin moverse documentación fundamental.

Recordemos que al asumir, la administración Macri dejó a Pamela Suárez al frente de la JIAAC tal como lo hizo con Agustín Rodriguez Grellet en la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA). En un caso la gestión de la contadora Suárez continuó por cierta eficiencia desarrollada. En el otro, no. Las causas son por todos conocidas.

En la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA) el internismo también se respira por los pasillos. La mayor parte del tiempo parece que la empresa es una sucursal de ATEPSA (Asociación Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad a la Aeronavegación). La abogada y controladora Gabriela Logatto no rehúye a ninguna reunión ni foto con “los compañeros” del gremio y la comunicación parece más orientada hacia los trabajadores que hacia lo técnico. En un sentido esto no está mal: los recursos humanos son lo fundamental en cualquier organización. Lo extraño es que algunos aseguran que existiría el propósito de establecer un régimen especial de jubilaciones y cambios en las horas de servicio del personal. Lo primero sorprende y no resulta verosímil porque va en sentido contrario a las derogaciones de jubilaciones y retiros excepcionales que por estas horas se debate en el Congreso. Lo segundo podría ser bienvenido si hace al programa de eficiencia que acompaña a la tecnología que se venía incorporando y en tanto ésta no cese de actualizarse por falta de presupuesto. La máxima de la economía señala que las necesidades son múltiples y los recursos escasos, algo que la historia ha comprobado hasta el hartazgo.

Lo que sigue angustiando es que todo está parado. En la aviación general sigue sin moverse documentación fundamental. El feriado largo post designación del Ing. Oscar Donikian en Seguridad Operacional no ayudó, pero la aviación general necesita respuestas y firmas. “¡Time is money!”, decía un práctico y sabio viejo tejano. Aquí la ilusión de ganar plata casi se ha esfumado, a lo que se aspira es a la supervivencia.

Veremos.

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