Italia sufre desde hace mucho una sangría de recursos para sostener en vuelo a la compañía aérea “de bandera” Alitalia. Los intentos por salvar la compañía han sido muchos, entre ellos hubo ofertas de Delta Airlines y se ha sabido de propuestas de Ryanair, EasyJet y otros, pero las fuerzas sindicales dentro de la compañía no son permeables a una restructuración para
sobrevivir.
Los informes dicen que Alitalia le costó a los contribuyentes unos 9.000 millones de euros a lo largo de los últimos 3 años. Una suma tremenda si se compara con el valor de mercado de más de una aerolínea rentable. Es un caso parecido al de Aerolíneas Argentinas.
El que sería el último apoyo financiero del gobierno a la aerolínea –algo que seguramente se verá en breve– insumió 400 millones de euros y el dinero se está agotando a razón de unos 2 millones de euros por día.
Los expertos concuerdan en que la compañía podría sobrevivir si reduce su flota de aviones, se desprende de los servicios terrestres y de mantenimiento de aeronaves y, lo más difícil, reduce su personal a la mitad. Entre quienes recomiendan estas medidas está Carsten Spohr, CEO de Lufthansa, pero no es el único.
Aunque no se observan medidas contundentes en vista a su saneamiento, la aerolínea ha devuelto dos aviones A330 y un 777-300, y también ha eliminado rutas como la de Roma a Santiago de Chile y la que une la capital italiana con Corea de Sur. Todos pasos más simbólicos que avances en un camino concreto de salvataje. Además, la crisis del Covi-19 (coronavirus) toma a la compañía en la más endeble situación.
El caso South African Airways (SAA)
Otra aerolínea estatal que está al borde del precipicio –o “en final larga” como se dice en el ambiente aeronáutico– desde hace rato es South African Airways (SAA) que reiteradamente deja pasajeros en tierra y tiene problemas para cumplir con sus operaciones.
En el gobierno sudafricano se debate desde hace tiempo si se debe seguir con la compañía o si habría que cerrarla de una buena vez.
Un informe británico indica que en 13 años se perdieron unos 2.000 millones de dólares, pero otras fuentes cuadriplican la cifra. La compañía no publica sus resultados financieros desde 2017.
Vuyani Jarana, un ex director ejecutivo de SAA se habría propuesto transformar la aerolínea en una empresa sostenible, pero fracasó porque todas sus propuestas eran sistemáticamente rechazadas por los sindicatos y funcionarios radicalizados del gobierno. A Jarana lo sucedió Zukisa Ramasia como CEO, pero el nombramiento fue rechazado por el sindicato de pilotos.
El pasado noviembre unos 40.000 pasajeros sufrieron una huelga despiadada por reclamos de los sindicatos.
No obstante la situación, SAA compró aviones Airbus A350 nuevos y puso a la venta nueve aeronaves entre las que se encuentran Airbus A340 con pocas probabilidades de hallar compradores.
“SAA debe mantenerse como una aerolínea nacional, lo que requerirá una reestructuración sustancial. El gabinete debería tomar las decisiones operativas necesarias para lograr esto”, dijo el secretario general de ANC, Ace Magashule, a los periodistas. Las declaraciones coinciden con un pedido de emergencia de unos 140 millones de dólares para seguir operando que el gobierno no estaría en condiciones de suministrar, por lo que técnicamente la compañía estaría en bancarrota. El ministro de Finanzas estaría buscando la forma de proveer los fondos a la compañía sin que signifique aumentar el déficit en las cuentas públicas.
Los modelos aerocomerciales están evolucionando constantemente, las razones son fundamentalmente tecnológicas y un management moderno para comprender y combinar los diversos y dinámicos factores de producción de acuerdo con una cambiante demanda. La pregunta del millón es si los modelos de mediados del siglo pasado sobrevivirán. En el mundo de hoy casi nada sobrevive tanto tiempo y ante tan rotundos fracasos.
El común a todas las Líneas de Bandera , la excesiva cantidad de empleados y el cáncer : LOS SINDICATOS
Muchas gracias por su comentario.