La semana aeronáutica

Del 2 al 10 de enero de 2024 • Por Luis Alberto Franco

Todos queremos desregular, pero…

El proceso electoral que comenzó el domingo 13 de agosto y terminó el 22 de octubre del año  pasado, mostró que una amplia mayoría de ciudadanos querían un cambio profundo en la concepción del Estado, la sociedad y su gobierno, y que implicaba un giro hacia las ideas de la sociedad abierta y la libertad. Los resultados de las PASO, considerando la sumatoria de los votos del Javier Milei y Patricia Bullrich, por la similitud de sus propuestas, avalaron una reforma estructural de la Argentina que se cristalizó y confirmó en el balotaje que llevó a Milei a la Primera Magistratura, luego de que el candidato insistiera sobre su intención de cambio hacia el orden social de la libertad en el cual los privilegios de algunos, basados mayormente en regulaciones y prebendas del Estado, fueran sustituidos por el mercado, la competencia y el mérito como elementos constitutivos del derecho inalienable de cada persona a diseñar y llevar a cabo su propio proyecto de vida.

Aunque la decisión de la ciudadanía –y el crecimiento de la imagen positiva del Gobierno– parece sostenerse en el mes de gestión que acaba de cumplir la Administración Milei, se podría inferir que hay un cierto malestar en sectores mediáticos e intelectuales por los instrumentos elegidos por el Presidente (DNU y Ley Omnibus) ya sea por su opinada constitucionalidad en un caso, o su magnitud en el otro; sin embargo, lo que en realidad parece afectar es que las políticas que se desean aplicar abarcan la eliminación un impresionante abanico de privilegios que afecta trasversalmente a casi todos los sectores del país. Si se buscara resumir en una frase, tal vez insuficiente por su síntesis, lo que una parte de los ciudadano parecen decir es: “¡Qué se desregule al otro, no a mi!” Esta suerte de contradicción se exacerba peligrosamente a medida que los intereses afectados son los de “ciudadanos de primera”, generalmente asociados de hecho o derecho con corporaciones, que han acumulado enorme poder gracias a que el eje de su prosperidad ha pivoteado en la satisfacción de políticos populistas en vez de consumidores, esto es, el mercado o la sociedad en su conjunto. Dicho de otro modo: En las sociedades atravesadas por el populismo resulta más redituable pagar a los políticos por regulaciones y excepcionalidades, que competir en un mercado siempre volátil que exige calidad al menor precio posible y constante innovación.

Hace unos días, una muy culta dama que recomienda libros y lecturas por radio y también opera un restaurante en la Costa Atlántica, protestó por la eliminación del precio fijo de los libros aduciendo que tal medida afectaría la noble labor de los libreros al abrir la posibilidad de que los supermercados, estaciones de servicio u otros establecimientos, comercializaran títulos editoriales a menor precio por comprar en gran escala a y tener costos menores La pregunta que por ser un mero oyente no se podía hacer a quien estaba del otro lado del receptor era: “¿por qué no fijar el precio de la milanesa en el restaurante de esa culta señora para no perjudicar a los que compran el lomo en la carnicería de la esquina, y sí el de los libros?” Lo mismo pasa con los medicamentos, la forma de recetarlos y las farmacias que venden todo tipo de productos; también con las aerolíneas, la gestión de divorcios amigables sin que medie un abogado; la escrituración de bienes raíces, el registro automotor y un extendidísimo menú de actividades que, de producirse los cambios propuestos, deberán innovar para continuar operando dentro del orden social de la libertad que tan claramente se predicaba en campaña cosechando amplias adhesiones de la población.

En el sector aeronáutico el temor está en la libertad para operar servicios aéreos en el país, combinar tripulaciones, y otras desregulaciones cuyo objetivo es posibilitar que más personas vuelen de un lado al otro de la Argentina y el mundo a menor precio. Esto no quiere decir en absoluto, que la desregulación tenga la intención de dejar de lado la seguridad operacional, sino que la competencia se produzca conforme a pautas claras que se observan en todos los países civilizados del planeta.

John Dewey escribió en plena Segunda Guerra, lo siguiente:

“La amenaza más seria para nuestra democracia, no es la existencia de totalitarismos, sino la existencia en nuestras propias actitudes personales y en nuestras propias instituciones, de aquellos mismos factores que (en esos regímenes) han otorgado la victoria a la autoridad exterior y estructurado la disciplina, la uniformidad y la confianza en el ‘líder’. Por lo tanto, el campo de batalla está también aquí, en nosotros mismos y en nuestras instituciones.” (“Freedom and Culture”, Londres, 1940).

¿Estarán los argentinos dispuestos a cambiar tanto como para aceptar que también –y fundamentalmente– tienen que cambiarse a sí mismos, para no caer nuevamente en la quimera de que el viejo régimen populista podría haberse prolongado obteniendo un resultado distinto al que por 7 u 8 décadas sumió lenta y constantemente a la Nación en su momento más trágico?

Alexis de Tocqueville, en “El antiguo régimen y la revolución” dice:

«(…) el momento más peligroso para (…) un gobierno es generalmente aquel en que empieza a reformarse. Solamente un gran talento puede salvar a un príncipe que emprenda la tarea de aliviar a sus súbditos tras una prolongada opresión. El mal que se sufría pacientemente como inevitable resulta insoportable en cuanto se concibe la idea de sustraerse a él (porque) los abusos que entonces se eliminan parecen dejar más al descubierto los que quedan y la desazón que causan se hace más punzante: el mal se ha reducido, es cierto, pero la sensibilidad se ha avivado.”

Ojalá que en la Argentina no se cometa el error de la añoranza por el pasado calamitoso ante los duros tiempos que vienen y que afectarán a la mayoría de la ciudadanía. La salida está por delante y es hacia el desarrollo del monumental potencial intelectual y físico de este bendito país. ¡Qué no se abandone la posibilidad de ensayar algo distinto justo cuando algunos resultados comiencen a manifestarse!

Esta vez o progresamos como nación y sociedad o no seremos nada.

Se verá.

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Papelones inducidos y otras entrelíneas

El ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro debe haber sido mal informado. Ni las rutas que se anunciaron hace unos días son producto del DNU del Presidente, ni la reducción de gerencias en la Aerolínea Embanderada (AR) fue como se cuenta, sino más bien algo virtual, tal como se puede observar en las orgánicas que presentamos aquí, es decir, que en AR sólo se fueron los que renunciaron (4 camporistas, pero no todos) y los sueldos no se han modificado. Como ARMKT difundió a través de X, es de esperar que no se intente disfrazar la realidad al Presidente y, mucho menos, a la ciudadanía, dado que en materia aeronáutica no se ha hecho más que lo expuesto en el DNU.

En la semana, el secretario general de APLA, el inefable Pablo Biró, se mostró casi derrotado en declaraciones a Página 12: “Aerolíneas va a desaparecer, el tema es cuándo y a qué velocidad…”, dijo el jefe sindical. Según Página, Biró “cuestionó el doble discurso del presidente Milei de dejarle el manejo de esa compañía a los trabajadores. Sostuvo que esa propuesta tiene una sola intencionalidad: ‘Responsabilizar a los trabajadores de la quiebra’ de la compañía.”

Aparentemente, Biró se refería a las consecuencias del DNU 70/2023 del Presidente Javier Milei, pero sus dichos podrían leerse de otro modo, ya que Fabián Lombardo –el hombre que no puede ser considerado más que la continuidad de la gestión anterior, y por lo tanto un soldado más de la causa camporista– acompañado por Leandro Serino (¿CFO?), fueron a pedir a Infraestructura USD 200 M hasta marzo, y otros 400 M para el resto del año, pero parece que como respuesta les habrían dado dos remeras con la frase “No Hay Plata”, con una etiqueta en su interior con la inscripción “Algodón: lavar con agua tibia” y, debajo, “¡Viva la Libertad Carajo!”

Nuestras fuentes parecen fidedignas, ya que el doctor Carlos Vázquez, experto en líneas aéreas y consultor, escribió en una colaboración para Clarín que se publicó hoy, en la que señala: “El presupuesto del Estado Nacional para el año 2024, es el presupuesto prorrogado del año 2023, o sea que está previsto que la empresa reciba unos 73.000.000.000 pesos, algo menos de 90 millones de dólares al cambio actual…”. En consecuencia, lo que nadie sabe – incluido Biró– es cómo volará la empresa del cóndor en los próximos meses; es más, en Rafael Obligado s/n no se imaginan cómo se pagarán los sueldos, los lessors y demás gastos a partir de febrero, o como máximo marzo.

Dicho sea al pasar, Vázquez recomendó varias veces tomar varias decisiones fundamentales, siendo dos de ellas contratar a un CEO de prestigio internacional (aunque signifique millones de dólares en salario) y cancelar los vuelos internacionales de la aerolínea. Se recomienda leer la nota de Vázquez en Clarín y, ya que está, ver en el Canal de ARMKT en YouTube el reportaje que le hizo nuestro medio hace unos meses, el cual no ha perdido actualidad (ver aquí)..

Como si los pretzels fueran ideales para hipertensos, hace unas pocas horas el ministro del Interior Guillermo Francos, les agregó sal durante el plenario de comisiones en Diputados, al contestarle a la diputada Ana María Ianni (UPL), que se opone a la privatización de AR, que “es falso que (la aerolínea) esté equilibrada, ya que tiene números mentirosos (…) El costo que paga por los aviones es mucho mayor que el costo operativo, y eso es en dólares, y los dólares con los que se pagó no es el valor real. Y ahora no hay dólar a 300 pesos. Si tiene que pagar el dólar a 800 pesos ahora, se vuelve deficitaria como lo ha sido en todo el período. Eso es ser una empresa deficitaria que tiene números mentirosos”, cerró Francos.

Como se puede observar, las cosas están blanco sobre negro, todo es muy dinámico y lo que se tenga que hacer no puede demorarse.

Se verá.

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FAdeA a la deriva

La revista Pucará informó que la Fábrica Argentina de Aviones está en una severa crisis. Es posible que el término “a la deriva” que utiliza ARMKT como título de estas líneas no sea el adecuado porque lleva a recordar que la presidenta de ese elefante blanco es Mirta Iriondo, la misma que fuera la exdirectora de Planificación Industrial del Ministerio de Defensa en tiempos de la reparación del submarino San Juan que se hundió trágicamente, es decir, una militante exitosa en el raro arte del fracaso continuo que en esta oportunidad ha sumergido a la empresa, que en tiempos de la Administración Macri había registrado mejoras, en un pozo del que no será fácil salir sin enormes costos y hasta demandas judiciales de clientes con quienes no se ha cumplido.

Lo que no se comprende, es por qué el Gobierno no procede con mayor rapidez para reemplazar a los jerarcas del antiguo régimen. Pensar que ya le habían advertido al Presidente que se necesitaban entre 25.000 y 30.000 personas para hacerse cargo del Gobierno, aunque luego los puestos se eliminaran. Dado que es evidente que por todos lados se puede constatar la tierra arrasada, no se debería dejar que el daño se siga incrementando día tras día.

En el caso de FAdeA, como en tantos otros, no es posible concluir esta pastilla con un “se verá”, porque lo que se ha perdido es  algo que no se quisiera ver, pero está a la vista.

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En la ANAC reina la incertidumbre y el desconcierto

La envergadura de los problemas en el ENTE también es inconmensurable en el más estricto significado de la palabra. Al frente del organismo ha quedado el DNSO, el técnico en radio José Luis Aseijas, a la espera de un nuevo administrador/a.

Con la salida de Paola Tamburelli, que por cierto no tendrá un cargo oversea, comienzan a encontrarse algunas cosas extrañas. O mejor dicho, a NO encontrarse. Entre lo que se busca, estarían 50 computadoras nuevas que se habrían comprado por $ 1.800.000 cada una. No es lo único extraviado. En algunos pasillos también se habla de tarjetas corporativas con gastos estrafalarios, pero no se referirían al ENTE, ya que no se trata de una multinacional y hace rato que está quebrado.

Entre los últimos actos oficiales de Tamburelli, estuvo el nombramiento de inspectores. La indignación dentro y fuera de Balcarce al 200 fue formidable, un funcionario de larga carrera dijo a ARMKT: “La señora incluyó a personas capacitadas y de trayectoria que hace años que están esperando el nombramiento, junto a cualquiera, y cuando digo cualquiera, me refiero a secretarias, gente sin los atributos para inspeccionar nada. Le podría decir que de la DNSO se nombraron personas que sólo tienen el curso GSO básico. Muchos de quienes están en la lista ya venían cobrando el 45 % de suplemento y, para regularizarlos, se los nombró oficialmente, fue como tapar una irregularidad con otra y, como le digo, mezclando a justos con pecadores”, concluyó la fuente. Es cierto que la OACI señaló un déficit de decenas de inspectores, pero a Tamburelli no se le ocurrió una fórmula abierta y federal para solucionar el problema, sino el nombramiento al voleo sin dejar de considerar a los amigos y entenados.

Una de las dificultades que encontrará quien tenga el honor (o casi se podría decir desgracia) de ser nombrado o nombrada en la ANAC, es que allí también el presupuesto será el de 2023, por lo que no se sabe cómo el nuevo jefe del organismo podrá estabilizar los peores 4 años de la pobre historia de ANAC. Por eso, será imprescindible colaborar con quien asuma la responsabilidad para que, entre todos, traten de llevar al ENTE a su jerarquía de autoridad aeronáutica, es decir a ser que la ANAC sea la ANAC o, mejor aún, se redefina en nuevo organismo  cuyo nombre destierre para el olvido el daño reputacional que le han causado.

Se verá.

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Astroturismo en el Aero Club San Martín

La noche del 5 al 6 de enero pasado tuvo lugar en el Aeródromo San Martín (Mendoza), un evento completamente novedoso que puso en evidencia el potencial creativo de nuestras instituciones aerodeportivas, en este caso el Aero Club San Martín.

Bajo la convocatoria de Bonarda & Estrellas, Aviones & Reyes Magos, el aeroclub y la Municipalidad de General San Martín, organizaron un hermoso evento familiar que unió el excelente vino mendocino con la astronomía, en un contexto puramente aeronáutico.

Aquella noche, la plataforma del aeródromo se llenó de sillones y reposeras de cara al cielo que que comenzaría a mostrar inmensidad estelar, los hangares se abrieron de par en par, y así, entre aviones y planeadores, el público disfrutara de Blackbird, una de las mejores bandas tributo al rock de los Beatles.

La banda Blackbird se prepara.

A medida que la oscuridad ganaba el cielo mendocino, sobre el aeródromo comenzaron a distinguirse estrellas, planetas, galaxias y constelaciones. Entonces, comenzaron las charlas explicativas con potentes punteros láser a cargo de los miembros del grupo El Firmamento, que promueve el estudio y disfrute de la astronomía entre chicos y grandes.

Una mirada a las estrellas.

En determinado momento, mientras las familias disfrutaban la música en vivo y la serenidad de la noche, llegaron los Reyes Magos con sus salutaciones y regalos.  Entre tanto, mucho más allá, los jóvenes miembros del Club Aeroespacial de la Escuela Técnica de Mendoza, miraban el cielo tendidos de espaldas sobre el asfalto tibio, divagando sobre el efecto Doppler de la luz de las estrellas, la expansión de las galaxias y el origen mismo del Universo.

El equipo del Club Aeroespacial de la Escuela Técnica de Mendoza y sus acompañantes.

Todo salió bien: la cordialidad, la puntualidad, la organización, la comida, los servicios sanitarios y la idea misma, que merece ser replicada en otros aeroclubes del país. Quedó demostrado que, cuando un club se abre a la comunidad, la respuesta es positiva e inmediata.  Que se repita.

Se vio.

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Cada uno sacará sus propias conclusiones

Paola Tamburelli 2019-2023

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¡Hasta la próxima!

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