La semana aeronáutica

Entre Antón Pirulero y el Gran Bonete

Aerolíneas Argentinas informó que trabajaba intensamente en la reprogramación de vuelos que se comercializaron desde el comienzo de la regularización de sus servicios el 22 de octubre. Según el comunicado oficial, sus cronogramas “están sujetos a modificaciones que impone la situación sanitaria”. Los pasajeros afectados son millones.

Localmente, el problema sería que muchas provincias no autorizaron los vuelos que se estaban ofreciendo a pesar de que muchas de ellas “instaron y pidieron la reapertura e incluso apoyaron durante el Hot Sale”, dijo un vocero de la compañía.

Más allá de que la pandemia es el “Joker de la partida” o comodín todoterreno que sirve de excusa a cualquier ineficiencia de la Administración Fernández – Fernández, lo que resulta difícil de justificar es que el gobierno peronista no pueda conciliar acciones con los gobiernos peronistas, es decir la Nación con las provincias gestionadas por el mismo signo partidario. “Con amigos como estos ¿quién necesita enemigos?”, reza el refranero popular.

Aún dejando de lado la racionalidad de las ofertas de viajes de Aerolíneas, que finalmente se financiarán con más pobres y privaciones, la descoordinación general del Gobierno, en este caso la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), está afectando no sólo a los vuelos de transporte regular, sino a todos los vuelos porque nadie en la administración ha podido acordar protocolos para el tránsito de pasajeros dentro del país. Esto llegó a su clímax en “el Estado independiente de San Luis”, donde hace unos días se le solicitó a un pasajero de la aviación general una “declaración jurada de egreso”. La mente del burócrata bloqueador no descansa (por favor no confundir al burócrata bloqueador con los buenos funcionarios que afortunadamente existen).

Cuando se consulta no se logra desentrañar a quién le correspondería unificar criterios sanitarios, como en el Gran Bonete nadie asume la responsabilidad; aunque en realidad, también parece que cada uno hace lo que se le canta por distintas razones políticas, como en Antón Pirulero, donde cada quien atiende su juego. En medio están los argentinos que asisten casi perplejos a la tragedia. Casi, porque cada día y cada hora les demanda su mayor concentración y esfuerzos en la ardua y a veces infructuosa misión de sobrevivir, algo que los “funcionarios que no funcionan”, ignoran (¿o disfrutan?).

Nadie sabe cómo sigue esto. Nadie.

Se verá.

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Bienvenido compañero, bienvenido camarada

La desaparición forzada de Austral tuvo sus resistencias e incluso sus segregaciones. uno de los problemas –hay quien asegura que los roces y pendencias no serían hechos aislados– tuvo a los técnicos de Austral que atienden los Embraer 190 y sus pares de Aerolíneas como protagonistas, ya que los segundos no habrían dejado desempeñar sus funciones a sus flamantes compañeros de trabajo. Como se sabe, los técnicos de la aerolínea vaciada son afiliados a la Asociación Personal Técnico Aeronáutico (APTA) que tuvo que acudir en su auxilio y negociar intensamente para zanjar la situación rayana en la discriminación. ¡Atención Victoria Donda!

Las fuentes de Aeromarket dicen que la “sangre no llegó al río”, pero las tensiones permanecen a pesar de haberse resuelto cuestiones salariales y de convenio que estaban “en el aire”. Nunca mejor utilizado el término.

Los dirigentes de APTA, con Ricardo Cirielli a la cabeza, mantuvieron no hace mucho una disputa con un buen número de técnicos de Austral, a quienes acusaron de trotskistas porque se resistieron a la “fusión” y por acusar al mandamás del gremio de ser el verdadero ideólogo del “Plan Ceriani”, según declaraciones que hicieran hace unos meses a Prensa Obrera. A juzgar por el medio los muchachos no parecen trotskistas ¡son trotskistas!

Algunos dicen que la denominada “lista celeste”, que se opone a la conducción eterna de Cirielli (Naranja), ya estableció una “cabecera de playa” en la propia Aerolíneas y que las fricciones y otras realidades que sobrevendrán en la septuagenaria aerolínea absorbente, podría deparar un fuerte crecimiento de sus adeptos.

Hoy todo estaría en calma y se negocian modos de trabajo. No hay más datos.

Se verá.

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Flybondi operaría desde Ezeiza ¿y El Palomar?

El miércoles 9 se nos informó que si la ANAC aprobaba los itinerarios con salidas temporarias desde Ezeiza, Flybondi comenzaría a volar. Para este inesperado comienzo regresaría el avión que estaba en México, lo cual podría suceder justo al publicarse esta columna.

Aunque el hermetismo es grande, se podría decir que en El Palomar hay caras largas –tal vez sería mejor decir rostros adustos–, mas no brazos caídos. En la municipalidad de Tres de Febrero dicen que la batalla se ha perdido y que El Palomar ya no operará para las aerolíneas low cost.

¿Quiénes pierden y quiénes ganan con una decisión semejante?

• Gana Aerolíneas: porque el propósito de cerrar definitivamente la denominada «Revolución de los Aviones» y obturar la apertura a las low cost, avanza varios casilleros.
• Podría ganar AA2000, que pidió el cierre del aeropuerto, lo cual si no fuera por la falta de creatividad y modos podría justificarse temporalmente por la baja en los vuelos y la caída en los ingresos.
• Posiblemente gane o empate JetSmart, una empresa con mayor respaldo financiero que de todos modos está agotada por la falta de definiciones en la Argentina.
• Pierde Ciudad Jardín y las zonas aledañas al aeropuerto, por el impacto en las actividades que se habían desarrollado a partir del tránsito de pasajeros.
• Pierde el Estado que seguirá gastando en un aeropuerto con excelentes instalaciones que casi no prestará ningún servicio productivo.
• Pierde la modernidad, porque la Argentina sigue anclada (dicho más aeronáuticamente amarrada) al tiempo “del Ñaupa”.
• En resumen: PIERDEN LOS CIUDADANOS DE A PIE.

Triste.

Se verá.

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Hasta aquí te contamos lo que nos enteramos y pensamos. Semana corta, información breve.

Hasta la próxima semana.