Una revolución suele ser un cambio profundo, repentino y permanente que da vuelta las condiciones de un sistema. En ese sentido, la llamada “Revolución de los aviones” no pasó de ser el tímido intento por modificar un estado de cosas con un mix de medidas aperturistas y el mantenimiento de un sistema exhausto y demodé. En definitiva, lo que caracterizó a la administración de Mauricio Macri fue la poca convicción en materia de libertad y la ausencia de originalidad política, lo que a su turno cosechó que no se resolviera o mejorara la situación económica ni se mantuviera la discordia entre los argentinos.
Está claro que la pandemia provocó un cataclismo abrupto y sin precedentes en la industria aeronáutica global, pero en lo nacional terminó por desnudar las falencias estructurales …
Está claro que la pandemia provocó un cataclismo abrupto y sin precedentes en la industria aeronáutica global, pero en lo nacional terminó por desnudar las falencias estructurales que Guillermo Dietrich ignoró por completo al desarrollar lo que excesivamente llamaremos política aeronáutica.
Desde las páginas de Aeromarket denunciamos insistentemente que la concepción del ministro de Trasporte de Cambiemos en materia de aviación, se circunscribieron sólo a una tenue apertura en el trasporte aéreo, sin percatarse que esa actividad era apenas un componente sistémico en un conjunto de actividades muy complejo que requería grandes e imprescindibles modificaciones para un armónico y virtuoso crecimiento del sector.
Vayan como muestras los siguientes ejemplos. En el tiempo de Dietrich, Aerolíneas Argentinas y Austral tuvieron modificaciones cosméticas sin que se plantee desde el inicio las exigencias que la situación económica del país demandaba; en materia de organización de la aviación civil, en la Administración de Aviación Civil (ANAC) no se realizaron los profundos cambios que se necesitaban para destrabar el trabajo aéreo y los demás componentes de la aviación general. Mucho menos se intentaron cambios en la carrera profesional de los funcionarios ni se intentó una transformación cultural que terminara con los resabios que se mantenían desde la ineficiente administración de la Fuerza Aérea Argentina. Asimismo, se evitó –pese a reiterados pedidos– la actualización del Código Aeronáutico Argentino para ponerlo al corriente de los cambios tecnológicos y de modelos de negocios que los tiempos imponían. Hasta la buena iniciativa de transformar la Base Aérea de El Palomar en un aeropuerto low cost quedó a medio camino, al dejar que la concesionaria Aeropuertos Argentina 2000 lo administrara bajo el pretexto de cláusulas contractuales que se encontraban vencidas. La lista sigue.
Es cierto que el número de pasajeros aumentó considerablemente, que los aeropuertos mejoraron, que se exigió a AA2000 cumplimientos de servicios y razonabilidad en ciertas pretensiones, que se invirtió en la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA), se flexibilizaron las representaciones gremiales para las nuevas aerolíneas, pero todo fue a medias. No hubo revolución, sólo parches espasmódicos con mucho marketing.
Es difícil comprender por qué no se fue a fondo en materia de aviación y en otras políticas, pero a veces aparece alguna indicio que permite inferir las posibles causas de lo que pasó, y lo que pasa, frecuentemente se vincula a personas y relaciones.
El pasado 29 de junio se emitió una teleconferencia en el marco del PRO Capital, en la que se presentaron juntos y en clave proselitista, el licenciado Guillermo Dietrich y el doctor Lucas Fernández Aparicio. El tema a tratar fue “La construcción del futuro sobre los valores y sin prejuicios”. Fue en esa ocasión que la asociación Dietrich-Fernández Aparicio volvió a cobrar significación para los que seguimos la política aeronáutica desde hace tiempo, y a dar sentido a la pasada gestión del ex-ministro, ya que la construcción intentada en la aviación civil nunca podría haber sido más de lo que fue si los gestores de los cambios tenían la mirada que tienen.
Dietrich es un empresario devenido en político y Fernández Aparicio un hombre de gremios peronistas que operaba desde su perspectiva política y cultural, que se manejó con los sindicalistas mientras tuvo un considerable peso en Transporte y luego como secretario de Trabajo.
Dietrich es un empresario devenido en político y Fernández Aparicio un hombre de gremios peronistas que operaba desde su perspectiva política y cultural, que se manejó con los sindicalistas mientras tuvo un considerable peso en Transporte y luego como secretario de Trabajo.
Hoy el ex ministro aspira suceder a Horacio Rodríguez Larreta en la conducción de la Ciudad de Buenos Aires y su compañía es la misma que contribuyó a la tibieza en la fallida revolución. Las cosas cierran. Aquí no se trata de pensar en términos de grietas en las que están unos de un lado y otros del otro, por el contrario, se cree que la unidad nacional es el único camino posible para salir adelante. Sin embargo, está claro que no es posible dejar de lado el juicio crítico al evaluar el por qué estamos como estamos en la aviación civil argentina, un ámbito en el que se perdió el tiempo por ignorancia y mera politiquería, para tan sólo lograr un status quo que distó mucho de ser un cambio en las condiciones del sistema para dejar casi todo como estaba.
En la pandemia la aviación está suspendida. Es poco lo que se hace y aún resulta difícil ponderar la gestión en curso, la pregunta es ¿cuánto se cambiará cuando todo comience a ponerse en marcha nuevamente? Los desafíos son los mismos, pero estamos mucho peor. ¿Qué nos deparará el futuro?
La absurda reglamentacion que ahora norma la actividad deportiva ha logrado destruir el concepto de actividad amateur para encasillarla en una ridicula actividad comercial. Ya se veía venir cuando se adoptó la reglamentación originada en la propuesta de la OACI representada por oficiales de Fuerza Aérea sin ningún conocimiento de la actividad de aeroclubes. Desde CADEA en el seno del Consejo Asesor se fue denunciando lo que iba suceder y luego contibuo con las administraciones civiles con Directivos políticos que no tenían ninguna idoneidad y fueron desplazando al personal directivo de carrera contribuyendo al desastre. No han sido todos. Hubo lucidos que supieron asesorarse o trabajar con los que les advertían los problemas. Hoy no creo que tenga solución.
«En el metro cuadrado donde vive quien traza estas líneas, la aviación, se han ejecutado políticas impensadas para la Argentina. Han entreabierto los cielos, democratizando la posibilidad de viajar por avión a pesar de la descomunal resistencia y condicionamientos corporativos, lejos de cualquier noble patriotismo, de personajes como Pablo Biró, y se han logrado inversiones reales a la vez que reducido el déficit de la anacrónica y costosa aerolínea estatal»
Esto decías hace menos de un año, que te pasó?
Mas allá de los buenos modales que resaltabas en agosto del año pasado, es lo único que tuvo el gobienro de Macri. En politica aerocomercial fueron un desastre, los 2 primeros años con Irigoin fueron totalmente perdidos. Como un empresaro que le fue mal y que tenia una empresa de dialisis podia ser quien controlara la seguridad operacional en el pais?
Los otros 2 años fueron los de la gestión de Tomi Insausti, que con vehículo que agarro (auto y avion) se dió el palo (obviamente eran bienes del Estado). Era un personaje nefasto que contrato por afuera a una consultora (http://www.consilia.com.ar/), violentando todas las normas que protegen el republicanismo que tanto amas.
Tambien fue parte del entramado que derivo en la brutal guerra de tarifas que solo hizo que todas las empresas pierdan (por algo existen normas anti dumping, que el gobierno de MM no aplicó).
Pensá Franco que en el corazón de la política aerocomercial, el órgano que debe controlarla es la Dirección Nacional de Transporte Aerocomercial, que durante la era de Insausti tuvo a Barbara Becker (amiga de la mujer de Insausti y no tenia idea ni que era el transporte aero regular) y Martin Ort,i que era instructor de tenis… en fin, no por nada fuero el mejor equipo de los últimos 50 años.
Todos fueron parches y correcciones a medias, nunca llegaron al hueso, hubo mucha cosmética, y voluntad pero quizá por desconocimiento, o por subestimar a los cuadros agazapados dentro del MT, ANAC, EANA y encarar una real renovación con personal idóneo o por concurso, todo se le volvió en contra y no paro de remarla hasta el final.
Estoy completamente de acuerdo con la nota. Lo triste es que, en materia aerocomercial, la gestión de Dietrich es lo mejor que podemos encontrar desde el regreso de la democracia.