La discusión por la posible privatización de los servicios de tránsito aéreo en los Estados Unidos sigue a pesar de que el presidente del Comité de Transporte de la Cámara de Representantes, Bill Shuster, defensor de la medida, haya decidido jubilarse.
La oposición fue central en West Palm Beach, Florida, donde el foro regional de la National Business Aviation Association (NBAA) está reunido y su presidente, Ed Bolen, llamó a la acción bajo el lema de “ATC Not for Sale”. «Los miembros son fundamentales para el éxito de nuestros esfuerzos por reducir el impulso de la privatización ATC», dijo Bolen al estilo de una arenga, para luego agregar: «Les pedimos a todos que dediquen tres minutos de su tiempo a contactar a sus miembros del Congreso para decirles que nuestro sistema ATC no está a la venta».
El sistema ATC de los Estados Unidos está considerado uno de los más eficaces del mundo —sino el más eficaz—, pero no son pocas las voces y los expertos que señalan que dista mucho de ser eficiente, es decir, un sistema óptimo entre los recursos que se invierten (o gastan) y el servicio que provee.
Hay varias iniciativas que proponen la privatización o la creación de un servicio de tránsito al estilo canadiense, es decir una “non profit” integrada por todos los sectores de la aviación civil.
El final está abierto. Muchas organizaciones no quieren explorar una propuesta que modifique el status quo. Tal vez intuyan que un ATC privado aumentará los costos que hoy por hoy financian el sistema y provienen del presupuesto de la Federal Aviation Administration (FAA). Otros, dicen que quienes utilizan el servicio deben pagar por él y no debe ser solventado por todos los contribuyentes.
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