Creció un 40% la siembra aérea

Se estiman que en 2020 se sembrarían con avión unas 500 mil hectáreas.

Siembra aérea. Foto: Fearca.

El sector agropecuario argentino tiene cualidades muy distintivas, una es su dinámica en la incorporación de tecnología y la otra la cooperación de los productores entre sí. La siembra directa, por ejemplo, fue una técnica que surgió en los Estados Unidos, pero logró una parte sustantiva de su desarrollo en nuestro país, al punto que los propios productores estadounidenses, se sorprendieron por los logros de ese sistema en la Argentina.

Con el uso del avión en la siembra, que lleva en el país unos 30 años, pasó algo similar, aunque es en esta campaña que se ha producido un incremento del 40% en la superficie sembrada desde el aire al alcanzar las 500 mil hectáreas.

Esta tecnología es ideal para sembrar un cultivo de cobertura cuyo propósito es el control de malezas y la disminución del uso de herbicidas.

Esta tecnología es ideal para sembrar un cultivo de cobertura cuyo propósito es el control de malezas y la disminución del uso de herbicidas.

Aeronave próxima a cargar semillas. Foto: Fearca.

“La siembra aérea comenzó, en 1980, de la mano de la Siembra Directa en el sur de Santa Fe”, contó la ingeniera agrónoma y piloto Virginia Zarantonello y agregó: “en mi zona, principalmente se siembra avena, centeno, cebada, raygrass y tréboles, aunque últimamente se están incorporando otras semillas como triticale, vicia, villosa y sativa”.

La siembra aérea se utiliza tanto sobre soja o maíz en pie, próximos a cosecharse, como para los cultivos de cobertura y sobre lotes sin cultivos para la siembra de pasturas.

El piloto aplicador e instructor de vuelo Carlos Careaga de la empresa Aerofumigaciones Don Alejandro, opinó que “la siembra aérea es una actividad tan apasionante o más que la aplicación de fitosanitarios” y sostuvo: “hoy en día sembrar se volvió algo de mayor atención y precisión a la hora de realizar este tipo de labor con un avión”. La empresa, radicada en Coronel Bogado, Santa Fe, siembra unas tres mil hectáreas al año en las zonas de Pergamino, San Nicolás, Ramallo, provincia de Buenos Aires, y Malbrán y Guardia Escolta, en Santiago del Estero.

“La siembra se está implementando mucho más allá de la ganancia que el cultivo posterior nos deja, se está hablando de cómo hacer una cama para el próximo cultivo y así usarlo de barbecho y tratar de controlar malezas que suelen aparecer cuando esta cama de siembra queda vacía”.

“La siembra se está implementando mucho más allá de la ganancia que el cultivo posterior nos deja, se está hablando de cómo hacer una cama para el próximo cultivo y así usarlo de barbecho y tratar de controlar malezas que suelen aparecer cuando esta cama de siembra queda vacía”, explicó Careaga, para luego resaltar que “esta práctica hace que los suelos sean menos erosionados; además de que se puede ingresar al lote bajo cualquier circunstancia o condición lo que nos da la posibilidad de realizar la labor en el momento que el productor lo necesite, disponga o lo vea conveniente”.

“Los cultivos de cobertura (CC) se siembran con el cultivo estival, aún en pie, entrando al lote más temprano, obteniendo en el CC una notable ventaja sobre las malezas que nacerán a futuro”, sostuvo Zarantonello y aseguró que “en sistemas ganaderos permite ganar uno o dos meses con esta siembra anticipada y el forraje estará disponible mucho antes para su consumo”. Por otro lado, hay una mayor eficiencia debido al tiempo que insume realizarla ya que es mucho más rápido y se puede sembrar grandes extensiones en un tiempo mínimo. Con la siembra aérea se puede sembrar en lotes bajos con exceso de agua, lotes que quizá perderían la capacidad de producir un forraje de calidad para el ganado por no poder entrar a sembrarlo en tiempo y forma.

Hoy las malezas son muy resistentes y por lo tanto difíciles y costosas de controlar es ahí en donde entran en juego los distintos cultivos de cobertura que, adaptándolos a las particularidades de cada lote, traen además infinidad de ventajas como mejorar la infiltración del agua, reducir la erosión eólica e hídrica, incorporar materia seca y nutrientes al sistema, generar macroporosidad y reducir el ascenso de sales. Cabe destacar que, en campos mixtos, permite la intensificación del sistema.

Fuente: FeArCA.

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