¿Tiene fundamento el pesimismo?

Breve análisis de datos de la aviación

El Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI, por su sigla en inglés) pronostica, a partir de la evolución de las cifras de operaciones de las aerolíneas como consecuencia de la pandemia producida por el SARS-CoV-2, que el transporte de pasajeros caerá un 60% en 2020, lo cual significará en términos de ingresos aeroportuarios una merma de 104.500 millones de dólares.

El ACI, que reúne a 668 asociados que operan 1979 aeropuertos en 176 países, estima que la recuperación de la actividad a los niveles que se registrados en 2019, se lograría en 2023, pero aclara que en los países con más prolongado cierre y aislamiento, las operaciones se demorarían entre uno y dos años más. Por grave que resulte el pronóstico hay que subrayar que es de los más optimistas.

La misma organización, pero a nivel latinoamericano, publicó gráficos que exhiben un panorama más grave y un pronóstico sensiblemente más lúgubre para la región.

En términos de ingresos, Latinoamérica y el Caribe perderán 6.500 millones de dólares.

Interpolando otras cifras, en este caso de la Organización de Servicios de Navegación Aérea Civil (CANSO, por sus siglas en inglés) y OAG, se puede observar que entre enero y agosto el promedio de movimientos en los aeropuertos de Sudamérica se redujo el 74%, y la ocupación de asientos el 73% (cifras OAG).

Aunque no es novedoso pronosticarlo, llaman la atención algunos gráficos presentados por ACI, por ejemplo el que muestra la evolución del transporte de pasajeros en Latinoamérica y el Caribe con una variación muy importante en los números a esperar según sea el escenario que se presente, esto es con una vacuna efectiva rápidamente distribuida y aplicada, y una prolongación de la crisis financiera con eje en una segunda ola de contagios.

Las decisiones políticas que se tomaron –y se toman– serán vitales para lograr que los pronósticos más preocupantes no se conviertan en una realidad. En Europa, por ejemplo, la situación alarma tanto que los eurodiputados discuten sobre un marco único en el que los estados miembros de Unión Europea actúen de común acuerdo con políticas hacia el sector. Literalmente en medio de esta crisis del transporte aerocomercial, Eurocontrol, la “Organización Europea para la Seguridad de la Navegación Aérea”, pide una mayor rapidez para reformular el cielo único europeo y su aplicación como paliativo a la crisis. Muchos eurodiputados coinciden.

En el Parlamento Europeo también hay reproches por la estigmatización entre países de la misma Unión que ponen a naciones “en rojo” y les cierran las fronteras, a la vez que censuran el manejo de cifras de contagios y pruebas que se suman a recomendaciones extremas de los expertos, y eso que allí, en términos generales, el abordaje fue multidisciplinario y no estuvo exclusivamente en manos de epidemiólogos.

La situación es en extremo compleja y con la comunicación dominada por el COVID-19 y el miedo que de ello emerge, es difícil augurar un futuro positivo para las aerolíneas, el turismo y el esparcimiento, áreas claves en la economía de los países y el crecimiento de las naciones más desarrolladas.

 

Datos finales

Luego del atentado al World Trade Center, en 2001, una estadística mostró que en Estados Unidos el miedo a volar ante la posibilidad de ataques terroristas incrementó sensiblemente los accidentes en las autopistas en trayectos largos que los viajeros solían realizar por vía aérea. ¿No sería oportuno que las autoridades abordaran campañas racionales para equilibrar la incertidumbre reinante y la destrucción productiva que el falso dilema salud-economía ha generado?

Sobre todo, si se consideran las más recientes investigaciones, por ejemplo las de Arnold Barnett, un profesor de ciencias de la gestión del Instituto de Tecnología de Massachusetts. Barnett trabajó sobre las probabilidades de contraer Covid-19 en un vuelo regular y llegó a la conclusión de que las chances de infectarse con COVID-19 son de 1 en 4.300 para un vuelo completo de 2 horas y de 1 en 7.700, si en el avión se intercala un asiento entre persona y persona. Además, las probabilidades de morir por haber contraído la infección en vuelo serían de 1 de cada 400.000 y 1 de cada 600.000, dependiendo de la edad y enfermedades pre-existentes.

Las decisiones tienen que comenzar a tomarse en base a la realidad de los datos, salvo que se persigan fines que nada tienen que ver con la salud y la vida.

 

#YaEsHoraDeVolar

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