Se agrava la crisis de la Lucha Antigranizo en Mendoza II

Es tiempo de inteligentes y autocríticos • Dr. Por Gustavo Marón*

Avión de Mendoza afectado a la Lucha Antigranizo.

El conflicto salarial que enfrenta en Mendoza a pilotos y mecánicos de la Lucha Antigranizo ha pasado una semana más sin que la empresa Aeronáutica de Mendoza SA (AEMSA) haya pagado los aguinaldos y salarios adeudados desde junio. Este miércoles y jueves tuvieron lugar dos audiencias laborales en el curso de las cuales se acercaron propuestas de arreglo a los gremios APTA y APLA, pero los términos resultaron inaceptables. Todo parece indicar que el conflicto va a recrudecer y el Gobierno de Mendoza ya anunció públicamente que este año será imposible que la Campaña Antigranizo comience a tiempo.

En este contexto, el contador Marcelo Japaz, Coordinador General del Ministerio de Economía y representante de las acciones del Estado en AEMSA expresó que “el Gobierno no está desentendido de la atención del riesgo climático desde el momento que tiene un seguro agrícola. El gobierno está asumiendo en cierta forma parte del riesgo privado. Lo asume combatiendo con aviones, lo asume mitigando los efectos posteriores con un seguro. Con Lucha o con seguro, y a veces con ambos, el Gobierno atiende las particularidades de los efectos del clima”.

Flota de aviones de Aeronáutica de Mendoza S.A.

Las expresiones del contador Japaz resultan por lo menos desafortunadas, pues denotan un desconocimiento supino en la materia que pretende gestionar o administrar. Eso quizá explique la aguda crisis por la que se encuentra pasando la “empresa” que él mismo contribuyó a crear, una usina de fracasos que sólo ha servido para destrozar el exitoso modelo de autogestión estatal que la había precedido. Japaz parece ignorar que el sistema de Lucha Antigranizo en Mendoza es integrado, no se provee con defensa aérea o con seguro, sino con ambos de una forma inescindiblemente vinculada, a tal punto que las empresas aseguradoras no pagan la cobertura a los productores afectados por el granizo si no existe la prestación del servicio aéreo. Es una confirmación indirecta de la eficacia de los aviones y es también una variable determinante en la ecuación polinómica de las compañías de seguro.

Sólo al contemplar la complejidad del sistema antigranizo se puede comprender la gravedad de la presente crisis, que amenaza con ser terminal. Ya expresé que no estamos en presencia de una crisis salarial, sino de una crisis de modelo, y que es preciso cambiar de modelo para garantizar la continuidad de la Lucha Antigranizo y preservar los puestos de trabajo del personal aeronáutico. Lamento sinceramente que los gremios no hayan focalizado este problema, que estén mirando otra película o que simplemente vean fantasmas donde no los hay. Porque mientras pierden tiempo desenfocados, no atienden la urgencia principal, que es garantizar la supervivencia del sistema que sustenta las fuentes laborales.

Al crearse en 2005 el modelo de autogestión estatal de la Lucha Antigranizo el Gobierno de Mendoza hizo reposar el sistema en cuatro patas diferentes pero perfectamente integradas entre sí. La primera y más importante era el seguro agrícola, es decir, la asistencia económica a los productores primarios afectados por el granizo. La segunda pata era la Defensa Pasiva, lograda mediante el otorgamiento de créditos para la colocación de malla antigranizo sobre aquellos cultivos cuyo mayor valor de exportación justificaba la inversión, en general viñedos para la elaboración de vinos premium. La tercera pata era el servicio de Defensa Activa, consistente en la siembra aérea de nubes con químicos glaciógenos precipitantes que evitan la formación del granizo o simplemente generan graupel, una cristalización de agua feble e inocua. La cuarta pata era la Investigación y el Desarrollo, para que el conjunto fuera dinámico y se retroalimentara continuamente con nuevos conocimientos alcanzados en áreas tales como meteorología, climatología, teledetección, etc.

Al crearse AEMSA, por ley 8987 de 2017, el modelo integrado se fracturó, dando lugar a dos estructuras paralelas que maman de la misma teta presupuestaria: la Dirección de Agricultura y Contingencias Climáticas (que antes administraba todo el conjunto) y la empresa aeronáutica (que le dio la espalda al sistema integrado, poniéndolo en riesgo terminal). Los mayores costos derivados del formato de una sociedad comercial (particularmente los impuestos) licuaron rápidamente el presupuesto disponible, dejando los aviones en tierra y al personal sin salario. Y eso sin mencionar que AEMSA jamás salió a buscar un solo cliente, ni obtuvo una sola certificación de la ANAC ni le facturó un solo peso a nadie distinto del Gobierno de Mendoza, es decir, su propio accionista mayoritario.

En mi opinión la única salida consiste en transformar AEMSA en un ente descentralizado y autárquico que reconstruya y potencie el modelo de autogestión estatal.

Cabe preguntarse si el gobierno mendocino es bobo por lo que hizo, por lo que está haciendo o por no tener plena conciencia del colapso que puede genera al sistema antigranizo, llevándose puestos a todos los pilotos y mecánicos de su fallida empresa fantasma. Yo pienso que simplemente quisieron hacer las cosas bien, les salieron terriblemente mal por deficiencias intrínsecas del modelo, y encima les llovió el Coronavirus. Por eso expreso, y lo reitero, que resulta imperioso cambiar de modelo de manera urgente, porque el formato actual no es sustentable ni en el mediano ni en el largo plazo. No es casual que el modelo de autogestión haya transitado sin mayores contratiempos los doce años comprendidos entre 2005 y 2017. Si no se redefine rápido el formato “privado” que supone AEMSA, esta crisis probablemente sea superada, pero a plazo fijo sobrevendrá otra peor por la misma causa y así hasta el colapso final.

Este es un tiempo difícil en que deben primar los inteligentes y los autocríticos, no los imbéciles ni los provocadores, porque su juego estúpido sólo contribuye a precipitar la catástrofe. Lo que está en riesgo no son tres meses adeudados, sino la fuente laboral misma. Aunque el reclamo del personal es absolutamente justo y debe ser atendido, es mucho más importante preservar un sistema y dar contención futura a pilotos y mecánicos, sobre todo en tiempos de retracción económica, pandemia e incertidumbre generalizada. En mi opinión la única salida consiste en transformar AEMSA en un ente descentralizado y autárquico que reconstruya y potencie el modelo de autogestión estatal.

*Gustavo Marón es abogado, profesor universitario, escritor  y experto en varias áreas de la aviación. Actualmente asesora a entidades y empresas del sector productivo de la aviación civil.

 

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