La versión más larga de los MAX, el MAX 10, podría demorarse y las consecuencias serían imprevisibles.
El avión, anunciado en 2017 y cuyo vuelo se realizó en junio del año pasado, habría quedado sujeto a una decisión de la FAA. Las dudas sobre el cronograma de certificación surgieron luego de una carta que la Federal Aviation Administration (FAA) envió al fabricante para informarle que sería difícil completar el proceso en este año.
La situación deja a Boeing sin demasiadas opciones, salvo la de gestionar ante el Congreso una excepción especial ante la entrada en vigencia de la ley de certificación de aeronaves, lo cual es altamente improbable que ocurra luego de los antecedentes de la familia MAX cuya certificación fue escandalosa y trágica por dos accidentes que en el curso de cinco meses cobraron la vida de 346 personas.
La situación es particularmente grave para Boeing ya que necesita imperiosamente mejorar su posición en un mercado que parece volcarse al A321neo y A321XLR de Airbus.
La reforma a la ley
Según la Ley de Asignaciones Consolidadas de 2021 que llegó al escritorio del Presidente de los Estados Unidos el pasado 22 de diciembre para su firma, los nuevos requisitos para certificar aviones entrarán en vigor el próximo enero. Entre los nuevos requerimientos hay disposiciones que afectarían al MAX 10, por ejemplo, la instalación de un sistema de indicación de motor y alerta de tripulación (EICAS) que en el proceso de certificación de los MAX 7, 8 y 9 la FAA consideró poco práctico.
Si bien la ley, al hacerse efectiva el primer día de 2023, dejaba a los 737 MAX fuera de su alcance, era imprescindible que su certificación se concretara antes de la fecha de su entrada en vigor. El problema principal de Boeing es que una certificación regida por la nueva norma impediría que los pilotos de los MAX 8 y 9 puedan pasar al MAX 10 sin recibir instrucción.
La carta de la FAA, que no es pública pero se ha filtrado a la prensa, pide a Boeing que presente el cronograma de pruebas actualizado para los dos modelos en proceso de certificación: el MAX 10 y el 777X.
La certificación del modelo 777-9X, el avión más grande de la familia 777X, ya sufría considerables demoras, sobre todo si se tiene en cuenta que el primer vuelo de esa aeronave se realizó en enero de 2020. Si bien Boeing estimó que el programa demandaría varios años, se estaría tomando más tiempo para realizar pruebas fundamentales. El cuidado de Boeing con este avión busca marcar un retorno a la confiabilidad después de la crisis de los MAX, tanto es así que el propio fabricantes realizó una encuesta sobre potenciales dudas de seguridad entre los ingenieros afectados al programa cuyo resultado fue muy auspicioso. De cualquier manera, la empresa se está tomando más tiempo para avanzar en la certificación. Probablemente, dada la capacidad de ese avión, la entrada en servicio no es tan urgente como la del MAX 10, ya que el mercado, luego de la pandemia y la situación internacional, no presenta una gran demanda de aeronaves de dos pasillos.
Conocida la carta de la FAA, el fabricante aseguró que está preparando cronogramas actualizados pero que será la FAA la que determinará el ritmo de las pruebas de certificación.
Aunque Boeing negó que estuviera solicitando excepciones a la nueva ley, se supo que está informando a los legisladores sobre el devastador impacto que tendría para el programa MAX 10, la industria y los empleos el acogerse a la flamante ley con este modelo.
