Aeronaves e incendios

Una herramienta imprescindible • Por Luis Alberto Franco

Un avión agrícola arroja su carga sobre el fuego en el Cerro San Javier. Foto facilitada por FEARCA.

Los incendios de campo y forestales son cada vez más intensos y extendidos. Este año los medios mostraron los estragos que el fuego produjo en distintas partes del mundo, especialmente en Australia y California. En este último estado de la Unión, los datos indican que la sequía es la más intensa y prolongada desde que se llevan registros meteorológicos, en otras palabras, las condiciones para la ignición y propagación del fuego son muy altas.

 

 

En la Argentina varias provincias están combatiendo incendios, dos de ellas, Córdoba y Entre Ríos, presentan una situación muy delicada.

En los últimos días la eficacia de los medios aéreos para luchar contra el fuego ha quedado demostrada. En algunos casos, la intervención de aeronaves responde a planes programados, uso de recursos estatales e intervenciones de emergencia de empresas de aeroaplicación. Tal vez el caso más destacado de intervención cuasi espontánea ha sido la que se llevó a cabo sobre el cerro San Javier, en la provincia de Tucumán, donde tres empresas de aeroaplicación –Agroservicios Pilot, Agroservicios Yoris y a Agroalas, de la familia Seiler– lucharon con éxito contra las llamas.

En aquella lucha intervinieron cinco aviones que volaron varias jornadas desde el alba hasta las últimas luces del sol. La infraestructura del aeroclub fue clave. Fueron días intensos y angustiantes, pero los aviones estaban ahí y presentaron batalla al flagelo.

En nuestro país hay unas 800 empresas de aeroaplicación que cuentan con alrededor de 1.200 aviones. La gama de aeronaves es variopinta, pero la gran cobertura geográfica y planes bien pensados podrían ser la clave de un plan bien orquestado que salve miles de hectáreas del fuego.

Avión aeroaplicador deja caer agua sobre el cerro San Javier. Foto facilitada por FEARCA.

Las empresas aeroaplicadoras cubren gran parte del territorio nacional y bien podrían ser el recurso inmediato más útil y fácil de movilizar ante la aparición de un foco o para complementar otros medios conforme la evolución del fuego.

La experiencia australiana

En Australia la utilización del medio aéreo para controlar fuegos es muy interesante. Allí la responsabilidad de suprimir incendios es de los gobiernos estaduales y Territorios.

Los estados y territorios tienen agencias responsables de la prevención y extinción de incendios. La mayoría de las agencias saben que el avión es una herramienta imprescindible.

Según la National Aerial Firefighting Centre (NAFC), una agencia creada por los estados y territorios australianos en 2003, los aviones que se utilizan para la lucha contra el fuego se alquilan a empresas privadas, sólo un pequeño número de aviones son propiedad de los estados o los bomberos.

 

 

Los organismos estatales y territoriales que participan en la lucha contra incendios y la ordenación territorial de Australia reconocen que lo más eficiente es la cooperación y el intercambio de recursos y sistemas de apoyo entre los estados y territorios.

Según las autoridades, las aeronaves realizan una amplia gama de valiosas tareas que incluyen: la aplicación de agua, espuma o productos retardadores de fuego sobre las llamas, o delante de ellas, para reducir o detener la propagación del fuego. Las aeronaves también son fundamentales para el rápido traslado de bomberos, el reconocimiento y la producción de cartografía de incendios, para esto último se utilizan sensores infrarrojos. En las estrategias también se recurre al encendido aéreo con dispositivos incendiarios apropiados para la circunscripción de los focos y líneas de fuego.

Las aeronaves que se utilizan son muy variadas tanto de ala fija como giratoria.

Los aviones de ala fija que se emplean para bombardeos incendiarios suelen ser aviones agrícolas. También se trabaja con aeronaves cisterna de gran capacidad de carga. Este tipo de avión se adapta particularmente a las condiciones que se encuentran con más frecuencia en Australia, pero están limitados a la existencia de pistas pavimentadas largas. Se han utilizado aviones más grandes cuando están afectadas vastas extensiones, pero los aviones agrícolas resultan herramientas vitales en la mayoría de los incendios tomados a tiempo.

La experiencia australiana más reciente es rica en datos, también lo son la de los Estados Unidos y Canadá. Más cercano está Chile, un país que suele estar preparado para las muchas adversidades que le presenta la naturaleza. En el caso del fuego, hace años que Chile cuenta con una estrategia sistemática y efectiva. En los grandes incendios de 2017 las autoridades trasandinas utilizaron un SuperTanker, un avión Boeing 747-400 que puede transportar 75.000 litros de productos especiales para el control del fuego. La utilización de este tipo de aeronaves fue muy discutida en aquellos tiempos, sin embargo, como la operación fue financiada por la esposa chilena del mayor accionista de Walmart la experiencia se llevó a cabo.

Las autoridades argentinas deben repensar las estrategias de lucha contra el fuego. Hay que buscar mecanismos transparentes de contratación y sistematizar el uso inmediato de la flota de aeronaves agrícolas privadas disponibles, sobre todo en épocas en que las condiciones meteorológicas son las más propensas para la propagación de fuego.

Hay que estar bien organizados, en consecuencia la prevención y alistamiento son decisivos para un efectivo control del fuego forestal y de campos.

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