La guerra comercial I

El problema es China • Por Luis Alberto Franco

El Presidente Donald Trump aplicó aranceles masivos, generando una inmediata hecatombe en los mercados bursátiles. El problema es muy complejo y lleno de aristas, y la información disponible, escasa.

¿Qué tiene que ver lo que voy a escribir a continuación con la aviación? Pues que estimo que, para poder situarnos en lo micro, hay que explicar el intrincado contexto de la situación que enfrenta a Estados Unidos y China.

Negociar con una dictadura

El día de la inauguración de su presidencia, Donald Trump mantuvo una reunión de dos horas con el Presidente de la República Popular China, Xi Jinping. Lo discutido en lo que fue un tiempo demasiado extendido para una reunión bilateral de tan alto nivel no trascendió, pero hubo rumores y conjeturas que iban del planteo de un nuevo orden internacional a las advertencias sobre lo que sobrevendría si China no cambiaba su rumbo político y estratégico.

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Xi Jinping es secretario general del Comité Central del Partido Comunista Chino y presidente de la Comisión Militar desde el 15 de noviembre de 2012 ​y, desde el 15 de marzo de 2013, Presidente de la República Popular China. En 2018, este líder comunista logró llevar adelante –previa eliminación de sus opositores– una reforma constitucional que derogaba la restricción para perpetuarse en el poder, lo cual fue ratificado en octubre de 2022, durante el 20º Congreso del Partido Comunista Chino.

Xi enfrenta graves problemas internos. Uno es el de las consecuencias de la pandemia; otro, el envejecimiento de la población, que es una auténtica bomba demográfica producto de la fallida política de un solo hijo establecida por Mao Zedong en la peor etapa comunista, y un creciente alejamiento de las reformas liberales que implementó Deng Xiaoping en la década del ochenta del siglo pasado, con especial énfasis en la expansión de las empresas privadas (que en realidad nunca fueron totalmente privadas), con la consecuente caída en la productividad.

Este dato es sumamente importante para comprender con quién se trata al negociar con el comunismo chino.

La búsqueda de la supremacía

No seré novedoso al decir que la relación entre los Estados Unidos y China ha escalado de delicada a peligrosa, pero ya no había margen para una negociación diplomática de largo aliento, porque luego de muchos años de tolerancia occidental, por primera vez China ha logrado ciertas superioridades sobre su principal rival. Por ejemplo, fue el país que mejor desarrolló la tecnología de comunicaciones 5G (recuérdese lo que significó la versión norteamericana para la aviación); en la actualidad podría estar a la vanguardia de la denominada inteligencia artificial (IA) y muy avanzada en sistemas de computación cuánticos. Además, se estima que ha desarrollado eventos biotecnológicos, genéticos y similares por no tener limitantes éticos como los que enmarcan las investigaciones occidentales. China también se ha nutrido de tecnología por la vía del espionaje. Como se recordará, en materia aeronáutica se descubrieron varias operaciones para obtener tecnología en motores, entre otras.

Un dato no menor es que, a lo largo del tiempo, China ha obligado a las empresas occidentales que buscaban acceso a su mercado a compartir la propiedad intelectual con socios locales que a menudo eran títeres del Partido Comunista Chino (PCCH). Esto se ha visto con claridad con la instalación de plantas de ensamblado de aviones de pasajeros tanto de Boeing como de Airbus, entre otros.

Otro aspecto en el que se disputa la supremacía es el militar. Algunos informes que ya cuentan con un par de años señalan que las fuerzas armadas de los Estados Unidos habrían perdido su superioridad para enfrentar convencional y estratégicamente al Ejército Popular de Liberación, y la causa ha sido la falta de inversión.

Infiltración cultural

En materia cultural, China ha adquirido influencia en la mayoría de las universidades estadounidenses mediante donaciones y subvenciones, estableciendo institutos Confucio y otras formas de intercambio académico que le permiten acceder a investigaciones y laboratorios clave y, en algunos casos, incorporar oficiales de inteligencia en instituciones de los Estados Unidos con el estatus de estudiante o investigador. Los recursos que ha volcado China en las casas de altos estudios han sido tan “generosos” que varias instituciones temen comprometer la financiación de proyectos y actividades si se tornan más estrictas en materia de seguridad.

En lo comercial, no hace falta explicar demasiado la relación que han mantenido los Estados Unidos y China desde hace décadas. Esta sociedad nunca ha sido equitativa (la cuestión de los aranceles y el comercio exterior se tratará en otro artículo), pero sobre todo ha significado la dependencia de los estadounidenses de ciertos bienes que resultan estratégicos. Este punto es importante por la naturaleza política de China descripta anteriormente. Entre las deslealtades del país asiático está el nulo respeto por la propiedad intelectual de los productos, ya que Occidente ha registrado pérdidas monumentales por falsificación y copia de bienes e innovaciones.

Primer mandato de Trump

A partir del primer gobierno de Donald Trump, los Estados Unidos comenzaron a restringir y condicionar el comercio con China. En 2021 el intercambio sumó unos 650.000 millones de dólares, una cifra ligeramente inferior al comercio que mantenía con sus cercanos socios canadienses y mexicanos, y mucho menor a los 210.000 millones de dólares del comercio con Japón.

Entre los productos que Estados Unidos importa de China están los minerales estratégicos para la industria de defensa y aeroespacial, lo cual es un delicado asunto por la dependencia que ha generado la provisión de China luego de producida la invasión rusa a Ucrania, país rico en tierras raras (minerales).

Estados Unidos también exporta a China productos estratégicos, por ejemplo, microchips y software sofisticado que representaba, al menos hasta el 2022, el 94 % de los sistemas operativos de computadoras y teléfonos inteligentes chinos. No obstante esta dependencia, China ha sorteado límites impuestos por Estados Unidos a la venta de esos microchips de última generación, utilizando ingeniosamente modelos menos sofisticados para desarrollar su versión de IA.

En el aspecto económico, Estados Unidos ha sido un país altamente productivo; sin embargo, las regulaciones y el gasto público han mellado la productividad, y el déficit, con su correlato la deuda, son cada vez más difíciles de sostener.

Para explicar sencillamente la situación, es útil tomar algunos puntos expuestos hace un tiempo considerable en documentos de la Heritage Foundation, que sintetizaban la gravedad de la situación a la que debería prestar atención cualquier gobierno estadounidense:

  • El PCCH tiene un control policial cada vez más férreo sobre todos los aspectos de la vida china (política, la cultura y la economía nacionales, etcétera).
  • Estados Unidos está perdiendo progresivamente su decisiva ventaja en el equilibrio de fuerzas militares estratégicas y convencionales.
  • China ha demostrado su habilidad para explotar la apertura y el dinamismo de Estados Unidos para impulsar sus propias políticas industriales, su expansión militar y sus objetivos geopolíticos, los cuales siempre están entrelazados.
  • La economía estadounidense se ve obstaculizada por un entorno regulatorio y empresarial cada vez más deficiente y por niveles insostenibles de gasto y deuda.
  • Estados Unidos sigue dependiendo de cadenas de suministro estratégicas que China podría interrumpir.
  • China ha logrado ventajas tecnológicas sobre los Estados Unidos, a partir de generar casi el doble de graduados de doctorado en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) que Estados Unidos.
  • Las instituciones de investigación y educación estadounidenses son vulnerables a la estrategia de infiltración china.
  • China está en un proceso de alejamiento de las reformas de libre mercado, lo cual ha significado una desaceleración del crecimiento económico en medio de una bomba demográfica.
  • ​​China realiza continuos y sistemáticos esfuerzos por apropiarse de secretos y explotar tecnología occidental.
  • China no respeta la propiedad intelectual estadounidense (occidental en general) con un coste devastador para la economía de ese país.
  • China realiza continuos esfuerzos para dominar las organizaciones internacionales y establecer estándares y leyes globales en oposición a las normas democráticas de libre mercado que sustentan el sistema internacional liderado por Estados Unidos. (Esto se ha podido palpar en agencias de la ONU como la OMS).
  • China busca establecer esferas de dominio y control económico en la región indopacífica y más allá (Vietnam, Filipinas, Brunei, Malasia, Indonesia, etcétera); además ha extendido su influencia por África y Latinoamérica.
  • China ha presionado a Taiwán (uno de los principales productores de chips y tecnologías de punta del mundo) y a otros países con los que mantiene disputas territoriales.

Como queda expuesto, China es el principal problema que enfrentan los Estados Unidos. Más allá de la táctica que la administración Trump parece haber elegido para procurar un nuevo orden comercial en el planeta, China está en el primer lugar de las decisiones estratégicas que tiene que implementar.

Muchos se preguntarán, ¿por qué Donald Trump la ha emprendido con todos los países aplicando aranceles escandalosos? Pues, ensayando una respuesta, es válido suponer que es porque estaría forzando una negociación no sólo para equilibrar balanzas de pagos, sino para que las relaciones de cada nación con China dejen de proveerle los recursos que la segunda economía mundial necesita para imponerse a Occidente.

En julio de 2018 Donald Trump visitó Europa y advirtio a la Unión Europea (especialmente a Alemania) que cometía un error al financiar a Rusia al comprarle gas y construirle gasoductos (Nord Stream 2). Con sus propias palabras dijo: «(…) me parece muy triste que Alemania haga un enorme acuerdo de petróleo y gas con Rusia, cuando se supone que ustedes están a la defensiva con Rusia; al final, Alemania va y paga millones de dólares al año a Moscú (…)». Días después, advirtió a en un plenario de la OTAN que Europa debía incrementar sus gastos en defensa porque Estados Unidos no seguirían financiando la seguridad europea. El 24 de febrero de 2022, Rusia invadió Ucrania. Como si fuera poco, el Presidente de Francia, Emanuel Macrón dijo en un larguísimo discurso que pronunció en La Sorbona, que Estados Unidos enfrenta sus propios desafíos en el Índico, por lo que ya no estará tan disponible para defender Europa.

El enorme problema de los aranceles es muy serio, pero está relacionado con un conflicto mayor que se debe tener en cuenta.

 

En el segundo artículo abordaré la cuestión de los aranceles y en un tercero el impacto en la aviación.

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