South African Airways, una de las pocas líneas aéreas de bandera que quedan en el mundo, parece estar en un camino sin retorno.
En marzo de este año, la resistencia en el Parlamento con mayoría de izquierda, a realizar un ajuste en la compañía era casi total, pero hoy, elección de mayo mediante, las opiniones –y más representantes de la oposición en las bancas– están cambiando.
En aquel marzo se discutía sobre una renegociación de contratos con los proveedores de la compañía y la venta de empresas como Air Chefs, que forman parte del grupo y son una verdadera carga.
Vuyani Jarana, un experimentado ex-ejecutivo de la empresa de comunicaciones Vodacom que se hizo cargo de la administración de SAA, decía: “Vamos a revisar el modelo de negocio y preguntar ¿cuáles son las cosas que podemos hacer para ser mejores y cuáles son las cosas en las que no somos buenos para dejarlas ir”. Jarana tenía como objetivo sanear la empresa para 2021, si se alcanzaba esa ambiciosa meta la aerolínea estaría en condiciones de vender parte de su participación en el mercado de valores. El ex ejecutivo de Vodacom renunció a fin de enero. Consideró que ya no podía esperar una respuesta del gobierno porque la situación de la compañía no dejaba de empeorar.
Otros importantes funcionarios del Estado como el ministro de Finanzas Tito Mboweni, tenían puntos de vista más drásticos, quería cerrar la compañía y dejar el asunto atrás. Con los meses el ministro no ha cambiado de opinión, más bien ha profundizado su postura y cosechado apoyo dentro y fuera del gobierno.
Pero no todo el Poder Ejecutivo piensa igual, hay otras opiniones, como la de hacer en SAA lo que se hizo en Ethiopian Airlines, una aerolínea que parece rentable y que muestra eficiencia. Claro está que se trata de países estructuralmente muy diferentes.
La situación de la aerolínea ha empeorado significativamente en los últimos meses y sus necesidades financieras son cada día más pesadas para el gobierno del Presidente Cyril Ramaphosa, reelecto recientemente, pero con una caída importante en las preferencias de los votantes. Los recursos no sobran.
Las últimas novedades de la empresa indican que se habría tomado la decisión de reducir la plantilla de personal en un 20%, lo que significa despedir a 944 trabajadores, algo resistido tajantemente por los sindicatos.
Según datos suministrados por la agencia Bloomberg, SAA habría perdido casi 4.000 millones de dólares en 8 años, lo que colocaría a la aerolínea a la vanguardia del listado de las que más pierden. Los fondos del gobierno son cada vez más escasos y la renegociación de la deuda de la compañía con diversos proveedores está lejos de ser reestructurada.
Mientras tanto, se estaría intentando atraer inversores para capitalizar a la empresa, pero esa posibilidad sería muy remota dado que SAA no parece atractiva para el mercado, al menos mientras no cambie su estructura.
Si la compañía finalmente decidiera el ajuste, el MNT se opondría con un paro total de actividades. Eso es lo que han comunicado los gremialistas al ser convocados a conversar sobre el futuro de la deficitaria empresa de transporte.
La decisión del MNT sería puesta a consideración de sus afiliados pero se descuenta que la mayoría resistirán cualquier reducción de personal.
“Es hora de unirnos y vamos a parar. Hemos estado tratando de relacionarnos con la empresa pero no nos está escuchando”, dijo el presidente de la MNT Mashudu Raphetha. “Nuestras puertas están abiertas y todavía estamos utilizando la persuasión pero, de continuarse así, nuestros afiliados nos presionarán para que paremos las actividades de SAA”, agregó el sindicalista.
Para la reestructuración se propone vender Mango Airlines, Air Chefs y SAA Technical, todas empresas satélites de SAA.
El caso de SAA merece ser considerado. El proceso no es muy distinto al que vivieron distintas aerolíneas que ya no están o se han vendido.
Las decisiones que se toman a tiempo se pueden articular mejor. Cuando la situación se vuelve infinanciable la decisiones las toma la realidad.