Como informamos en los últimos días en www.aeromarket.com.ar, el Boeing 787 Dreamliner viene sumando novedades técnicas desfavorables en lo que se observa como una semana muy dura para la más reciente creación del fabricante norteamericano.
Problemas con el sistema eléctrico, los frenos, fugas de combustible y la más reciente fisura en un vidrio del cockpit sumada a otra pérdida, en este caso de aceite, han abarrotado las listas de novedades de al menos dos líneas aéreas de Japón: All Nippon Airways (ANA) y Japan Airlines (JAL) y los titulares de muchos medios de comunicación.
La más reciente novedad es que el compuesto transparente del cockpit, que tiene cinco capas, se rasgó del lado del comandante en una de sus láminas cuando el avión se dirigía a Matsuyama, al noreste de Shikoku en Japón, con 237 pasajeros y 9 tripulantes; la nave aterrizó sin inconvenientes luego de casi una hora de vuelo.
Otro vuelo, en este caso de ANA, que estaba por partir, fue demorado por casi una hora por una fuga de aceite en su motor izquierdo, anomalía ésta que se detectó durante la revisión rutinaria previa al vuelo.
Boeing emitió un comunicado en el que señaló que “el B787 Dreamliner es una aeronave segura y eficiente que ofrece un valor tremendo a nuestros clientes a la vez que brinda una experiencia de vuelo óptima para sus pasajeros. La aeronave ha acumulado más de 50.000 horas de vuelo y realiza más de 150 vuelos cada día.” El fabricante estadounidense señala que comparada en el mismo plazo, unos 15 meses desde su puesta en servicio, el Dreamliner está a la par del Boeing 777, una aeronave considerada como una de las más exitosas jamás construidas.
“Hace poco más de un año, el 787 completó el más intenso y riguroso proceso de certificación en la historia de la FAA (Federal Aviation Administration). Nosotros, mantenemos una total confianza en el sistema de diseño y producción del avión”, agregó el comunicado de la empresa.
Por su parte, las autoridades de los Estados Unidos y la empresa anunciaron una revisión sobre el diseño, fabricación y ensamblaje del 787.
El secretario de Transporte Ray LaHood, el Administrador Federal de Aviación, Michael Huerta y Ray Conner, el Jefe de la Unidad de Aviones Comerciales de Boeing, dieron una conferencia de prensa conjunta en Washington, hoy por la mañana, para exponer los planes de una investigacion en ciernes. Huerta dijo que la misma se centrará en los componentes eléctricos de la aeronave y en cómo interactúa el sistema eléctrico con los componentes mecánicos.
En ese contexto, Boeing señaló que las revisiones regulares sobre el progreso técnico de un programa son parte importante de la validación y supervisión del proceso que ha creado el eficiente y seguro sistema de transporte de hoy en día. La empresa cree que no hay espacio para improvisaciones y que “es por eso que hoy anuncia junto con la FAA la revisión de las recientes novedades…”.
Es sabido que en la historia de la aviación ha habido contramarchas y que cada aeronave suele tener un largo camino jalonado por “boletines” con recomendaciones y modificaciones que sólo pueden ser descubiertas al sumarse más y más horas de vuelo en las más diversas y rigurosas condiciones. Es más, muchas veces esas modificaciones surgen luego de accidentes gravísimos. No importa demasiado si se trata de Boeing o Airbus, de B787 o el majestuoso A380, la ciencia avanza, sigue sorprendiendo, alcanza soluciones y el balance de sus aportes arroja un saldo que nos permite tener esperanzas. Informar sobre las novedades es más que necesario, pero llevar la calma sobre la seguridad alcanzada en la aviación se hace necesario para calmar al hombre común que está por abordar una modernísima aeronave.
Está claro que hoy satisfacer las exigencias en un mundo competitivo que demanda estándares de eficiencia casi imposibles de cumplir estrechan los márgenes para la utilización de sistemas muy comprobados pero que se van tornando vetustos y empujan a la innovación a fronteras impensadas hace tan solo unos años. Sin embargo, necesarios avances que permiten mejorar la relación con el ambiente y el desplazamiento de enormes cantidades de personas a mayores distancias y más rápidamente, están cercados por minuciosos programas que buscan reducir los riesgos a través de procesos de certificación que someten a las aeronaves a pruebas de una extrema rigurosidad. La seguridad, o como decía un amigo purista del lenguaje, la “salvedad”, está todo lo garantizada que puede estar una vez que entidades como la FAA o la europea EASA dan el visto bueno y un avión entra en servicio.
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