Dado que en la Argentina se está estudiando la creación de un nuevo organismo que se encargaría de los servicios de aeronavegación, reproducimos un artículo que publicamos en la edición impresa de Aeromarket, en mayo de 2012 que muestra cómo Canadá resolvió ese complejo problema.
Canadá es un país con características muy particulares. Se podría inferir que ha encontrado una fórmula propia para hacer ciertas cosas y que si bien su particular organización social está en revisión en pos de la eficiencia que marcan los tiempos, ha logrado un estándar envidiable en términos de progreso y prosperidad. Uno de los aspectos de sus avances –y el que más nos interesa describir desde Aeromarket– se puede observar en la forma en que se brindan los servicios de tránsito aéreo.
Comencemos por decir que el país del Norte el sistema de navegación aérea civil está , desde 1996, en manos de una empresa privada. Esta compañía, NAV CANADÁ, es una Organización No Gubernamental (ONG) o lo que más apropiadamente se debería llamar una sociedad “sin fines de lucro”.
La idea, que surgió de la comunidad aeronáutica, fue la respuesta a un período de ineficiencia y prolongados déficits que solventaba el gobierno canadiense a través de crecientes impuestos que obtenían magros resultados.
En la actualidad, la empresa –que se financia principalmente con las tasas que pagan los usuarios– está integrada por los principales actores de la aviación de ese país, a saber: líneas aéreas, compañías de aviación general y ejecutivas, el estado canadiense y los gremios. El cambio no fue fácil, pero todos estaban de acuerdo con que no se podía seguir de la misma manera. Los gremios no podían alcanzar los salarios a los que aspiraban mientras los usuarios no recibían los servicios que necesitaban para brindar seguridad operacional y rapidez, elementos vitales para la confiabilidad y rentabilidad de las compañías aéreas.
NAV CANADÁ proporciona servicios de control de tránsito aéreo, información de vuelo, servicio meteorológico y de información aeronáutica. También brinda servicios de asesoramiento de aeropuertos y ayudas electrónicas para la navegación en todo Canadá y en aquellas porciones del espacio aéreo oceánico que les fue asignada al país por medio de tratados internacionales.
Tanto usuarios como empleados están orgullosos de la compañía porque saben que el enemigo número uno del sistema es la operación defectuosa. En los últimos 15 años NAV CÁNADA ha invertido en infraestructura cambiando radios, equipos de aproximación (ILS), expandido los radares en un 100%, adicionando ADS-B ( en áreas que no tenían ningún tipo de servicio de control de tránsito aéreo) y nuevos sistemas de procesamiento de datos. La compañía suma en estos momentos 7 centros de control de área, 41 torres de control, 58 estaciones de servicios para el vuelo, 8 centros de información para el vuelo y más de 1.000 radioayudas en todo Canadá.
Desde que se hizo cargo del servicio, NAV CANADÁ modernizó y mejoró el sistema para incrementar la seguridad y la eficiencia del mismo. Invirtió cerca de 1.300 millones de dólares en nuevas tecnologías entre las que se destacan las que permiten la cobertura de radar, los sistemas de comunicaciones por voz y datos y los procesadores de datos de vuelos.
Sid Kozlow, vicepresidente y Chief Technology Officer (CTO) de NAV CÁNADA se refirió a la experiencia de la empresa en los siguientes términos: “intentamos no prometer nada que no podamos cumplir. El dinero ha sido invertido cuidadosamente. A lo largo de estos 15 años (que llevaba la empresa al momento de la declaración) hemos capitalizado el sistema entero (y reservar algún fondo especial) ahora funcionamos con un moderno sistema que es difícil de encontrar (en otra parte).”
Canadá ha recibido de la International Air Transport Association (IATA) tres distinciones de alto nivel por el esfuerzo en el diseño y operación del servicio, se trata de los prestigiosos “Eagle Awards” de 2001, 2010 y 2011. Según la entidad, los premios reconocen el sobresaliente desempeño de NAV CANADÁ para lograr la satisfacción del cliente, una eficiencia de costos y una continua mejora del sistema.
De acuerdo a Tad DeHaven, analista presupuestario de CATO (un think-tank estadounidense dedicado a desarrollar los principios de libertad individual, gobierno limitado, mercados libres y paz), IATA destacó que “(…) el desempeño de NAV CANADÁ mejoró gracias a la realización de inversiones técnicas y operativas que fueron determinadas luego de extensos análisis de costo/beneficio . El gerenciamiento efectivo de la empresa le permitió a NAV CANADÁ reducir sus tarifas en 2006 y 2007, y congelarlas desde ese entonces”; está claro de lo que eso significa en términos de impulso al crecimiento de la actividad aeronáutica.
CATO sostiene que, en comparación, el sistema empleado en los EEUU deja mucho que desear porque durante décadas la Federal Aviation Administration (FAA) ha sido mal gestionada y proporciona a los estadounidenses un ATC que comparativamente es de segundo nivel de calidad. Si bien la FAA lucha para aumentar sus capacidades y modernizar su tecnología, los esfuerzos a menudo se retrasan y exceden los presupuestos originales. Durante años, la GAO (Government Accountability Organization, el órgano auditor del gobierno federal) coloca a la FAA entre las agencias de alto riesgo por su ineficiencia.
En el modelo canadiense, la Junta Directiva no tiene vínculos con los vaivenes de la política ni está asociada a alguna o algunas empresas en forma directa, lo cual reduce significativamente las posibilidades de corrupción.
Mientras los canadienses se enorgullecen al señalar que han roto los modelos tradicionales de control de tránsito aéreo, Washington acude a ellos para escuchar qué tienen para ofrecer en momentos en que está en plena discusión su propio sistema, incluido el polémico NexGen con sus presupuestos colosales.
En los EEUU, los críticos de la privatización sostienen que es demasiado riesgoso colocar este tipo de actividades en manos del sector privado. Desde la Argentina, muchos que miran al Norte suelen detenerse en los Estados Unidos de América al observar que aquel sistema es muy eficiente, y ciertamente lo es en comparación con los padecimientos locales, pero tal vez debamos alzar nuestra vista un poco y evaluar otros sistemas. Los canadienses encontraron uno para sí mismos que está funcionando exitosamente; por otras latitudes han optado por los servicios privados clásicos que también les resulta provechoso. Lo que definitivamente debemos hacer es comenzar a pensar en serio sobre qué tipo de aviación queremos y trazarnos un plan de acción.
Tal vez el verdadero “modelo canadiense” tenga que ver más con la participación de todos los interesados en la búsqueda de un sistema que resultó en beneficio de toda la aviación.
Basado en material del CATO Institute, AIN y otras fuentes.
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