Otra vuelta de tuerca
Trasladar los órganos para un transplante luego de una ablación requiere que se utilicen las aeronaves más rápidas disponibles, pero eso no fue posible en la madrugada del último domingo, cuando se tuvo que optar por un avión que pudiera operar con mayor seguridad en la deteriorada pista de Gualeguaychú, por temor a que los motores de un jet se dañaran con los trozos de asfalto que de ella se desprenden.
El operativo coordinado por el INCUCAI fue impecable, pero los médicos actuaron en una verdadera carrera contra el tiempo ya que utilizaron una aeronave más lenta, tuvieron que viajar por tierra cierta distancia y regresar a Gualeguaychú para volver en el mismo avión.
Si bien el aeródromo de esa localidad es propiedad del aeroclub, la provincia de Entre Ríos solía colaborar con su mantenimiento al comprenderse la importancia estratégica que el mismo tiene ya que cuenta con VOR/DME, balizamiento y los servicios de tránsito aéreo las 24 horas del día.
En 2013, el Gobierno de Entre Ríos adjudicó obras de reparación y mejoras, pero una traba burocrática paralizó el desembolso del dinero y el deterioro continuó avanzando.
La situación de Gualeguaychú es similar a la de Junín, provincia de Buenos Aires y otros, además de sumarse al avance de los intendentes de localidades como San Antonio de Areco, Zárate, La Plata y San Junto –por citar sólo algunos– que intentan hacerse de los terrenos en donde funcionan históricos aeroclubes apelando a diversos argumentos.
Desde la localidad de Laferrere, en La Matanza, llegan también inquietantes noticias que aseguran que en los próximos días ingresarán maquinarias al predio del histórico aeródromo de San Justo, asiento del Aero Club Argentino, entidad que dio origen a la aviación civil y militar de nuestro país, para comenzar con los desplazamientos de tierra con el fin de construir viviendas sociales. El aeródromo está clausurado desde hace un largo tiempo porque la Presidencia de la Nación y la Municipalidad de La Matanza decidieron construir un hospital justo en la cabecera de la pista. Tal como sucedió con varios nosocomios del conurbano, la obra civil está paralizada desde hace meses, con lo cual ni se atienden enfermos, ni vuelan aeronaves y probablemente tampoco se instalen allí las supuestas familias beneficiarias de los planes de vivienda.
En un Recurso de Amparo presentado ante el Juzgado Federal 1, Secretaría 1, de San Martín, a cargo del doctor Oscar Alberto Papavero, el juez determinó que los damnificados que reclamaron en el caso de San Justo ante la llegada de las topadoras, no pueden oponerse a la acción del Estado y que sólo podrán demandarlo por los daños y el lucro cesante que éste le haya ocasionado. En otras palabras, finalmente será el pueblo quien afronte los desaguisados de los gobernantes.
Es tiempo de que alguna autoridad intervenga en el creciente problema del cierre de aeródromos que día a día suma un nuevo contratiempo para la aviación general. Los aeródromos pueden ser despreciados por dirigentes miopes por un tiempo porque su utilidad emerge cuando son necesarios, esto es, ante una emergencia con riesgo de vida, un desastre natural, un problema de seguridad o cuando comienzan a escasear los profesionales aeronáuticos que solían dar sus primeros pasos en los aeroclubes que los prohombres del pasado argentino fomentaron cuando establecieron aeródromos por todo el territorio nacional.
Los comentarios están cerrados, pero trackbacks Y pingbacks están abiertos.