En noviembre de 2023 ARMKT informaba que Universal Hydrogen había efectuado pruebas de carga y descarga de las cápsulas intercambiables de hidrógeno en un avión ATR-72, lo cual era dato prometedor sobre los avances de la startup en materia de energías renovables para la aviación. Tiempo antes, en marzo del 23, la empresa había efectuado un vuelo utilizando en parte hidrógeno como combustible. Ahora la noticia es desalentadora, dado que el proyecto entró en crisis por falta de fondos para realizar una serie de pruebas de vuelos programadas para los próximos meses.
La semana pasada, el presidente y director ejecutivo de Universal Hydrogen, Mark Cousin, escribió al directorio de la empresa que no habían podido “conseguir suficiente capital y financiamiento de deuda para continuar con las operaciones y, de manera similar, no pudimos conseguir una oferta viable para la venta del negocio o alguna otra transacción de salida razonable…”, decía el texto del ejecutivo. En concreto, el proyecto no encontró inversores con interés de hundir capital en él. “Estamos profundamente orgullosos del trabajo que el equipo ha realizado para crear el primer ecosistema de aviación comercialmente viable basado en el hidrógeno (…) Tenemos la sincera esperanza de que estos esfuerzos perduren como parte de una entidad futura.”, agregó Cousin, al concluir la carta en la que comunicaba la decisión de no seguir adelante.
Universal Hydrogen había sido fundada, entre otros, por Paul Eremenko, un ucraniano nacido en Lviv, en épocas de la Unión Soviética, que luego tomó la ciudadanía estadounidense. Eremenko fue ejecutivo de Innovación de Airbus Silicon Valley, también fue director de Tecnología de Airbus y se desempeñó como director y vicepresidente senior de United Technologies Corporation. Este visionario experto, también tuvo injerencia en compañías tecnológicas de punta como Google, Motorola, entre otras. En 2015, este experto fue considerado como uno de los 10 principales líderes tecnológicos de Occidente por la revista Fortune. La incursión de Emerenko en el campo de las energías renovables comenzó en Airbus a partir de su convencimiento de que el transporte aéreo debía evolucionar en las próximas décadas hacia el hidrógeno como combustible. En abril, Emerenko dejó Universal Hydrogen, lo cual pudo tener peso en lo que sucedería después.
Más allá de la participación de una figura de la talla del ucraniano-estadounidense, hay otros motivos que estarían ralentizando las inversiones en las startups de energías alternativas para la aviación, entre las que se destacan las tasas de interés y el temor a una recesión global que ensombrece las bolsas y espíritu emprendedor empresario globalmente. Otro factor sería el de la pérdida de subsidios del Estado en caso de que Donald Trump llegue a la Presidencia de los Estados Unidos el próximo mes de enero, aunque lo que ayuda a las depresiones es el gasto público en proyectos como los de “energías limpias”.
Según The Seattle Times, el último intento de Universal Hydrogen por conseguir 20 millones de dólares en fondos frescos, fue ante un grupo inversor saudí. Antes se negoció con la idea de fusionar la startup con una aerolínea regional que aspirara a modernizar su flota con aviones propulsados por hidrógeno, lo cual no se concretó.
El uso del hidrógeno –y de otros sustitutos de los combustibles fósiles– tiene enormes dificultades, ya que no sólo hay que superar dificultades de producción y logística del hidrógeno (densidad energética y almacenamiento con soluciones aún alejadas de las posibilidades reales como la compresión, la licuefacción) y las inversiones que se requerirían para modernizar la infraestructura en los aeropuertos, como así también el lugar que ocupa el hidrógeno en las aeronaves, aspecto este en que había logrado importantes avances Universal Hydrogen, son parte de los desafíos que desalentaron a los inversores a continuar con el financiamiento de la tecnología. También se sumó el problema de suministro de grandes cantidades de lo que llaman “hidrógeno verde”, que hoy se produce a partir de la electricidad de fuentes renovables, ya que de obtenerlo a partir de hidrocarburos implica una contradicción ya que el objetivo básico del hidrógeno es sustituirlos.
Por ahora todo ha quedado como un esfuerzo que no alcanzó la meta, pero eso no quiere decir que el conocimiento obtenido caiga en saco roto pues ya sea pronto o dentro de algún tiempo, el hidrógeno podría ser un combustible que se utilice en la aviación y en toda la industria que hoy requiere el petróleo y sus derivados. Otra vez el mercado sería el que tendría la última palabra.
American Airlines apuesta a ZeroAvia
Mientras Universal Hydrogen está en un tobogán, ZeroAvia escala posiciones. La noticia más reciente es que American Airlines firmó ayer, 2 de julio, un compromiso de compra de 100 motores de alimentación hidrógeno-eléctrícos a la startup ZeroAvia bajo ciertas condiciones contractuales. Con este acuerdo, la aerolínea incrementa su participación directa y como cliente en una de las empresas más innovadoras en materia de propulsión de bajísimas emisiones. Si el compromiso se concreta conforme a los términos acordados, American utilizará esos motores en aviones regionales de su flota.
American Airlines realizó su primera inversión en ZeroAvia en 2022 y ahora también ha participado en la ronda de financiación de la Serie C de la empresa. El acuerdo sobre los motores sigue al Memorando de Entendimiento que las empresas anunciaron en 2022.
ZeroAvia está desarrollando motores de hidrógeno y electricidad (alimentados por pilas de combustible) para aviones comerciales, lo cual ofrecen el potencial de emisiones en vuelo cercanas a cero. En la actualidad, tal como se informó en ARMKT, ZeroAvia está probando en vuelo un prototipo de avión de 20 plazas y diseñando un motor para aviones más grandes, como el Bombardier CRJ700, que American opera en ciertas rutas regionales.
Más sobre ZeroAvia en ARMKT
ZeroAvia sigue con el programa cero emisiones
Motores ZeroAvia para impulsar Ecojet
