Reflexiones sobre las estadísticas

A partir del estudio “Contribution of General Aviation to U.S.” Por Luis A. Franco

Al hablar sobre la medición del Producto Bruto Interno –el tan nombrado PBI– un gran profesor de Análisis Económico dijo a la clase: “Muchas veces me he preguntado si no sería mejor que se dejara de medir el PBI, así los gobiernos no podrían calcular en cuánto déficit fiscal incurrirían”. Un estudiante que estaba escuchándolo lo interrumpió para decir: “Tal vez tenga razón, pero a los gobiernos no suelen importarles los datos de la realidad, lo que buscan son excusas que justifiquen el gasto, y en eso los políticos son muy creativos”. El profesor lanzó una carcajadas y siguió con la explicación. La anécdota viene a cuento porque el uso de las estadísticas es toda una cuestión. Es necesario contar con ellas (ya sufrimos lo que pasó cuando no las tuvimos), pero también hay que comprender para qué se las quiere.

Hace unos meses distintas organizaciones de los Estados Unidos (Aircraft Electronics Association, Aircraft Owners and Pilots Association, Experimental Aircraft Association, General Aviation Manufacturers Association, Helicopter Association International, National Air Transportation Association y National Business Aviation Association), encargaron a la consultora PwC la elaboración de un trabajo estadístico para demostrar el aporte que la aviación general realiza al sistema productivo de la Unión.

El trabajo resultante se dio a conocer hace unas semanas con el nombre de “Contribution of General Aviation to U.S.” (Contribución de la Aviación General a los Estados Unidos), y su análisis preliminar resulta muy interesante. El propio informe busca establecer el impacto directo, indirecto, inducido y consecuente de la aviación general en la economía conforme datos recogidos en 2018. Aquí tal vez valga aclarar que impacto inducido es el alcance que el empleo produce en grupos sociales, como las familias de quienes trabajan en la aviación general; mientras que el impacto “consecuente”, sería el que genera la aviación no comercial ni militar en los servicios asociados, lo que podríamos definir como servicios y empleo indirectos que genera la industria en cuestión.

Otro problema en el planteo de la investigación es la dificultad para establecer variables que permitan apreciar las ventajas del uso de las aeronaves en diversas actividades, como por ejemplo la agricultura …

Todos los datos son interesantes, aunque no se observan comparaciones del sector de aviación general respecto de otras actividades de similar impacto económico o superior. Tampoco evalúa (o descuenta) el esfuerzo público (contribuyentes) en el sostenimiento del sistema aeronáutico del país estudiado. Otro problema en el planteo de la investigación es la dificultad para establecer variables que permitan apreciar las ventajas del uso de las aeronaves en diversas actividades, como por ejemplo la agricultura, donde aspectos como el rendimiento de cultivos y el control de plagas –también las que transmiten enfermedades a los seres humanos– tiene consecuencias directas en términos de producción; además de no ponderarse la incidencia que el uso de aeronaves tiene en salvar vidas y bienes en incendios urbanos, de bosques y campos, la seguridad pública, los traslados sanitarios y la oblación de órganos, entre otros.

En lo positivo, hay que decir que el trabajo es un acierto al explicar la metodología empleada, sus pretensiones y limitaciones (aquí es importante destacar lo que explica el “Apéndice B” sobre fuentes y metodología).

El documento tiene una pormenorizada recopilación de datos estado por estado de la Unión y permite interpretaciones que ayudan a pensar en la importancia de la aviación general, las políticas públicas deseables, su promoción y consecuente apuntalamiento, o su replanteo –y hasta el eventual rechazo– que podría efectuar el tercer sector (non profit u ONGs), además de las acciones privadas en pos de coadyuvar para un mayor desarrollo aeronáutico.

El documento tiene una pormenorizada recopilación de datos estado por estado de la Unión y permite interpretaciones que ayudan a pensar en la importancia de la aviación general, las políticas públicas deseables, su promoción y consecuente apuntalamiento, o su replanteo –y hasta el eventual rechazo– que podría efectuar el tercer sector (non profit u ONGs), además de las acciones privadas en pos de coadyuvar para un mayor desarrollo aeronáutico.

Pero tal vez lo más importante no sea considerar el estudio y su aporte aritmético, sino el campo de estudio sobre el que se llevó a cabo, es decir, el país aeronáutico por excelencia en que se realizó la investigación. Y aquí habría que puntualizar que en los Estados Unidos y muchos otros países, el espíritu aeronáutico gozó de mayor libertad que en el resto y sufrió un menor reglamentarismo.

Ahora bien, volvamos a lo nuestro: los números en la aviación. En la Argentina prácticamente no hay estadísticas sobre la aviación general, es posible que se registren algunos números de esto o aquello, pero nada parece sistemático y mucho menos ceñido a método científico. Sin embargo, no se podría decir que eso sea preocupante ya que no debemos tener más de 3.000 aeronaves en vuelo –y a la baja– de las cuales un tercio son agrícolas. Por eso, mientras que en otros países se encomiendan estudios sobre los aportes de la aviación general a sus economías, aquí tendríamos que empezar a pensar en cómo hacemos para que el país cuente con una aviación general concreta.

La Argentina fue pionera en la región y comparativamente exhibía un parque de aeronaves y una actividad aérea similar a la de más de una potencia europea, incomparable superior a la suma de varias naciones sudamericanas y muy por encima de la brasileña.

La Argentina fue pionera en la región exhibiendo, comparativamente, un parque de aeronaves y una actividad aérea similar a varias potencias europeas. Y más aún, en lo regional, los números eran superiores a la suma de varias naciones sudamericanas e incluso estuvieron muy por encima de los de Brasil. Si tomamos una relación de aeronaves per cápita similar a la que tiene los Estados Unidos (según el informe de PwC), nuestro parque debería superar las 20.000 aeronaves, eso es casi 7 veces más de lo que tenemos.

Que nuestro país sufre una crisis descomunal no es un secreto, pero tal vez podamos permitirnos pensar la aviación general de una manera distinta y sacarle lastre como para que no se siga deteriorando rumbo a su extinción. Porque, de lo que se trata aquí, más que saber cuánto tenemos o cuánto suma la aviación a la economía, es de ponernos a pensar en cómo arrancamos y dinamizamos una actividad de la que sin querer o queriendo estamos prescindiendo, lo cual es algo que lamentaremos más temprano que tarde.

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2 Comentarios
  1. Pablo Luciano Potenze dice

    Que en la Argentina no haya estadísticas creíbles de la aviación gneral (sea lo que sea la aviación general) es, en primer lugar, una falencia de la aviación general que no las hace.

    En todas las actividades más o menos importantes hay cámaras o similares que, entre otras cosas, llevan registro de lo que se hace, o sea estadísticas. Por el otro lado, el Estado hace las suyas, y muchas veces la comparación es más interesante que las estadísticas en sí.

    1. Luis Alberto Franco dice

      Gracias por su comentario!

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