Algunas ideas para una nueva ANAC

Un salto sobre el tiempo perdido • Por Luis Alberto Franco

“El único verdadero viaje de descubrimiento consiste no en buscar nuevos paisajes, sino en mirar con nuevos ojos”.

Marcel Proust

¡Cuánto tiempo y excelencia se ha perdido! La Aviación Civil Argentina fue importante como la Argentina misma, y como la Nación ha caído a su peor circunstancia. No va a ser fácil salir, pero es imperioso hacerlo.

Comienzo brevemente en primera persona: Hace un par de meses recibí misteriosos llamados con lo que se podría decir era una misma pregunta: ¿Qué tres nombres propondría para la ANAC, EANA y el ORSNA? Confieso que la primera vez hice un silencio profundo, casi eterno, pero respondí: “No se trata de establecer cómo se llena un raviol (de un organigrama), sino de la pasta o cena que se quiera servir”. Está claro que cualquiera que piense que la Aviación Civil Argentina sólo se resuelve con nombres incurre en un gravísimo error.

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Todos saben que la Argentina viene transitando un deterioro de décadas y que la aviación no es ajena a ese deterioro. Algunos actores aeronáuticos activos, que en muchos casos suman décadas de profesión, añoran épocas pretéritas en que había una gestión aeronáutica estatal férrea basada en la naturaleza militar de quien la ejecutaba, y que fue un error pensar que una administración civil brindaría mejores condiciones y posibilidades, sin embargo la pendiente general del sector –lo que alguna vez definimos como el glide slope, venía de mucho antes de la separación de la aviación civil de la Fuerza Aérea Argentina.

Otros creen que la situación actual se debe puramente a la falta de idoneidad de quienes lideran los organismos que determinan las reglas y procedimientos que hacen al funcionamiento de todo el sistema aeronáutico, comenzando por la Administración Nacional de Aviación Civil. Sin embargo, no se puede escindir que la grave situación que aqueja a la Aviación Civil Argentina se relaciona con el estado general por el que atraviesa la Nación, por lo que reducir el origen de los males no ayuda a pensar un futuro mejor, sino que sólo anima a que se busquen responsables, que por cierto los hay, sin que hallarlos signifique algo provechoso en sí mismo.

Dado que la República Argentina toda está en una encrucijada existencial, sería útil pensar que la aviación civil debería conjugarse con las ideas de cambio que ha expresado la sociedad, sobre todo considerando que la enorme mayoría de los argentinos reconocen que se debe girar hacia el orden social de la libertad, y consecuentemente hacia el mercado y la desregulación.

Ahora bien, ¿es apropiado pensar en cómo cambiar un organigrama o reorganizar departamentos (direcciones, jefaturas, status y roles) y modificar procedimientos y normativas? Seguramente sí. Sin embargo, creemos que es mucho más productivo pensar en los “fundamentals” (fundamentos) en que debería apoyarse una gestión para que todo se amolde más sistemáticamente a lo que votó la ciudadanía.

Hay que reconocer que vivimos tiempos de vertiginosos cambios globales. Todo está evolucionando constantemente, por lo que reflexionar sobre lineamientos generales que coadyuven a que las organizaciones tengan la flexibilidad necesaria para aprovechar el fluir de los acontecimientos es clave para el progreso general, como así también para atenuar ciertas consecuencias que la modernización suele acarrear.

El sector aeronáutico –o aeroespacial si alguien prefiere ampliar el plano– es innovación por antonomasia, por lo tanto, sus protagonistas deberían ser dúctiles para adaptarse a cambios, lo que nos lleva a considerar muy detenida y primordialmente la importancia que tienen las personas en todo el sistema. Es considerando ese terreno que las organizaciones que toman decisiones que afectan al ecosistema deben ser reformuladas, siendo perentorio que la reforma del organismo “regulador” de la aviación civil (y organismos complementarios) redefina, o al menos convenga con los actores, el significado del concepto “REGULAR”, en una aviación en la que, por ejemplo, asoman artefactos aéreos con capacidad de transportar personas en las urbes (con y sin piloto), aviones que saldrán de la atmósfera (pensar que muchos se burlaban hace un puñado de años sobre esta posibilidad), entre miles de avances tecnológicos transformadores.

Los fundamentals son los principios básicos cruciales sobre los que se apoyarían las reformas instrumentales y técnicas, los procedimientos que reconocen la dinámica que imprime la tecnología, lo que a su turno llevará a que en muchísimas oportunidades se deba recurrir por urgencia a “soluciones de compromiso que deberán revisarse cada vez que corresponda. Entonces, según una percepción no absolutista del presente, es con esa orientación que se deben trazar los lineamientos generales para establecer una apertura plural que favorezcan la participación de lo que en inglés se denomina stakeholders (grupos de interés) en la elaboración de las soluciones técnicas de una verdadera autoridad que construya RESPETO por sus decisiones y seriedad, y que aproveche las iniciativas y el fluir de ideas para establecer las mejores normas que aporten crecimiento y seguridad (safety).

Paola Tamburelli (ANAC actual), Carlos Pedro Mario Aníbal Lugones Aignasse (ORSNA actual), Diego Alberto Giuliano (ministro de Transporte actual) y Dra. Gabriela Logatto (EANA actual).

La ANAC es un organismo técnico

Un primer paso en la dirección que estamos señalando, sería circunscribir a la ANAC a una función de agencia técnica que elabore e implementen normas lo más estables posibles pero sin aspirar a la rigidez de lo definitivo. A fuer de ser reiterativos, el principal objetivo del organismo es el crecimiento de la actividad aérea y la seguridad del vuelo, lo cual contribuye a la política aeronáutica de la nación sin diseñarla desde su posición, ya que esa tarea debería estar en un nivel superior de decisión. En ese sentido, la agencia debería enajenarse de todo lo que concierne a la política aeronáutica general, y de transporte aerocomercial en particular, con excepción de su supervisión técnica y operativa, quedando la política en manos de una secretaría, subsecretaría o dirección según sea el modelo que adopte el nuevo gobierno. Asimismo, debería dejar de brindar servicios que requieren ser descentralizados y tercerizados en competencia para luego enfocarse en su rol de creación de marcos para el crecimiento y control de la seguridad operacional.

Establecido el área de acción de la agencia de aviación civil, es imprescindible definir su misión y visión como parte primordial de la comunicación de los fundamentals. Con ese rumbo, la Administración Nacional de Aviación Civil debe pensarse como administradora. Aunque se observe la afirmación precedente como una tautología, que lo es, resulta importantísimo establecer que la ANAC debe ser una autoridad que oriente y supervise el ecosistema aeronáutico civil a través de la reglamentación y verificación de su cumplimiento, sin olvidar que su accionar debe ser ejemplar en el sentido de comprender que la propia organización debe cumplir con sus obligaciones primero antes de pretender hacer cumplir lo que corresponde a cada uno de los integrantes del sistema aeronáutico. Dicho de otro modo: Ninguna autoridad debe exigir lo que no cumple porque hacerlo es mero ejercicio del poder, no la construcción de autoridad.

Si hubiera que definir su misión en un concepto breve y concreto, se podría decir que la misión y visión de la ANAC es la de PROMOVER  y FACILITAR LA AVIACIÓN CIVIL EN UN MARCO DE CRECIENTE SEGURIDAD OPERACIONAL. Tal como se ha dicho desde ARMKT reiteradas veces.

Puede parecer menor el concentrarse en una definición, pero no lo es, ya que el propósito de tener una misión clara orienta, circunscribe, promueve un accionar y motiva a que todos los stakeholders se consideren partícipes de un sistema dinámico que requiere de los mayores esfuerzos por la vía primaria de los incentivos positivos, sin deponer el último recurso de las penalidades en casos extremos de lesión o potencial lesión a derechos de terceras partes y del sistema mismo. Este cambio de naturaleza CULTURAL que se propone es el verdadero desafío de cara al futuro. Es la célula básica para que todo el sistema aeronáutico civil se sienta comprendido en su propio rol, importancia y pertenencia.

Imaginemos un medio en el que cada agente se comprenda a sí mismo como un facilitador que posibilita en vez de considerarse un agente investido de poder sobre sus semejantes; un servidor reconocido que honra un estatus por cómo desempeña su papel, más que por el cargo que se la ha conferido, un funcionario (persona que desempeña profesionalmente un empleo público, según la RAE) al que debe capitalizarse en términos de capacitación, construcción de prestigio y reconocimiento, más que en el vanidoso personaje que busca banal pleitesía e indebidos reconocimientos pecuniarios; en otras palabras, en un técnico que busca ganarse ante todos y ante sí mismo el título de autoridad que nada tiene que ver con la potencial prerrogativa de obstruir o impedir. Aunque estos objetivos parezcan una utopía, hay que comprender que comenzar a transitar un camino virtuoso de crecimiento para todos beneficia a todos, y que la aviación puede y debe mostrar su propensión a la excelencia.

Esbozado el campo de acción y la razón de ser de la agencia, hay que seguir pensando en los fundamentals. Por limitación de espacio nos concentraremos en un aspecto excluyente para el cambio: El capital humano.

Para lograr un cambio significativo hay que pensar en el “capital humano” de la ANAC. Sin personas compenetradas de la misión y capacitadas para realizarla no hay posibilidades de transformación positiva. La ANAC tiene personal de valor, personal derrotado y malos empleados. Quienes aún sostienen al ente regulador de la Aviación Civil Argentina con responsabilidad y dedicación son los profesionales que deben ser reconocidos y promovidos. Quienes están derrotados suelen ser personas que tal vez ingresaron al sistema con sueños de realización personal como funcionarios pero que por la escasa preparación, falta de medios o propias vulnerabilidades fueron agobiados por el desaliento de un liderazgo desconsiderado, cerrado y sin ejemplaridad. Aquí vale detenerse en este último concepto. El personal de la ANAC no ha visto ejemplaridad desde que el organismo fue creado, aunque el problema sea preexistente. La razón principal de esta situación es que sus líderes más encumbrados no han estado a la altura de las circunstancias por no saber, no querer o no poder alcanzar lo que de ellos se esperaba. En algún caso, el líder nominal simplemente no entendía de la materia; en otros, se desentendían de sus responsabilidades, y en los más graves, se servía de privilegios vanos, lo cual es altamente dañino para el éxito de cualquier organización.

El fallecido magnate norteamericano, alguna vez candidato independiente –con chances– a Presidente de los Estados Unidos Ros Perrot dijo: “Sacadme todas mis empresas pero dejadme a mi gente y en menos de 10 años lo habremos recuperado todo.” Los recursos humanos son todo, la gente es todo y debe ser considerada, escuchada, comprendida y contenida. Sólo así podrá escuchar, comprender y contener a quienes deben servir.

No caben dudas de que en el Estado se ha incorporado personal por razones políticas, y quien acuda al Boletín Oficial de los últimos años (sobre todo estas últimas semanas) puede constatar lo que ha hecho el gobierno que fenece en materia de abultar con personal las dependencias del Estado, sin embargo, el desafío de cualquier liderazgo es establecer metodologías que permitan reconocer el potencial de cada quien y evaluar a todo el que quiera sumarse a un proyecto que signifique reconocimiento al mérito y posibilidades de alcanzar los puestos más importantes de la organización a través de concursos cristalinos. En ese sentido no hay excusas para que la primera fase de gestión en la ANAC (aunque hay que hacer todo simultáneamente) ponga especial foco en los recursos humanos. Aquí vale señalar que mencionar un liderazgo es referirse a un equipo pequeño ya que no habrá margen para seguir nombrando nuevas personas. Quien encabece la ANAC deberá conformarse con un par de colaboradores de su confianza consustanciados con la dura tarea de realizar un rápido y profundo diagnóstico in situ para movilizar a la organización hacia el nuevo paradigma.

Las líneas precedentes son sólo un enunciado, la política de personal que se propone es compleja y creativa, está basada en los puntos que se han señalado y deberá ser instrumentada rápida e implacablemente apelando a la creatividad dentro de la ley. El proyecto debe considerar a las fuerzas sindicales y al diálogo, pero es de esperar que en el plano político del nuevo gobierno se avanzase hacia una profunda reforma del Estado y el empleo.

Es cierto que en un artículo no se puede trazar un plan, pero tal vez se acepte que se esbocen principios básicos y profundos. Como dijimos, algunos fundamentals.

Lo que definitivamente está faltando que debe ser incorporado es lo que responde a la pregunta que hoy afecta a todo el sistema: ¿Quién es la autoridad aeronáutica? La respuesta es obvia: la Administración Nacional de Aviación Civil es la máxima autoridad en todas las operaciones de la avición civil. Ni la Policía de Seguridad Aeroportuaria, ni las empresas prestatarias de servicios monopólicos pueden ni deben estar por encima o arrogarse la autoridad operativa de la ANAC. Si se cuestiona un aspecto tan primario, es desde el máximo nivel del Poder Ejecutivo Nacional que se debe emitir un decreto que aclare de una vez y para siempre cualquier absurda duda que pretenda desconocer una verdad tan evidente.

Para terminar citaré nuevamente y dos veces seguidas a Ross Perrot, quien dijo: “La vida es como una tela de araña, no un organigrama.” Y una de sus recomendaciones: “Pasa más tiempo hablando con los clientes cara a cara. Te sorprenderá cuántas compañías no escuchan a sus clientes”. La ANAC debe ser una organización altamente interrelacionada, un equipo interconectado y orientado a un mismo fin, eso es infinitamente más valioso que establecer cargos, por lo que dialogar y compenetrarse con los stakeholders como si de ello dependiera la supervivencia del organismo y sus agentes debe ser parte de una dinámica constante porque lo que está en juego es la seguridad de los vuelos y el desarrollo del sector, lo cual hace al progreso de la Nación y su gente.

Es posible si todos lo consideramos posible.

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5 Comentarios
  1. Sergio Lopez dice

    Muy de acuerdo con el contenido de la editorial mas aun en lo que hace hincapié del valor de los recursos humanos le sumaría que en todas las areas técnicas el personal debería rendir exámenes de competencia tipo recurrents ni hablar de que los ingresos deberían ser por concurso de oposicion y antecedentes
    El contenido de esta nota sumada con el desarrollo organizativo propuesto por el Dr Marón lograrian con esfuerzo y constancia una gestion eficiente y segura de la Aviacion Civil

  2. Carlos Bustos dice

    Muy interesantes propuestas, a las que añadiría la recuperación del tan proclamado y tan olvidado federalismo de la Constitución.
    Concretamente, creo que se debe transferir a las provincias el manejo de la política de transporte aerocomercial de cargas y pasajeros, dejando en manos de un ente federal el control de la seguridad operacional.
    Cuando en 1853 todas las provincias, menos Buenos Aires, delegaron parte de sus facultades soberanas para crear la Nación, tomaron la precaución de reservar todas aquellas que no le transfirieron, en el artículo 101, hoy 121.
    Invito al autor de la nota y a quienes les interese discutir el tema, a comunicarse conmigo, a cuyo efecto paso mis datos personales:
    Dr. Prudencio Bustos Argañarás, DNI 7.998.676, Av. Irigoyen 455 2° B, X5000JHE Córdoba, teléfono (351) 654 9001, prubusarg@gmail.com.

  3. Gustavo dice

    Excelente Luis, mi modesta y humilde opinion, es que si en la cabeza del ente, hay un piloto civil, van a existir cambios muy positivos, basta de probar solo con amigos personales. Saludos coordiales.

  4. Eduardo Luis Aprea dice

    Muy bueno tu análisis, cuando en diciembre de 2006, se realizo el Primer Seminario Nacional de Aviación Civil, en el Instituto de Ingeniería del Ejército ( estaban experimentando con la construcción de un cohete o misil), la concurrencia heterogénea llego a ser de cerca de 100 concurrentes, por supuesto de sectores aeronáuticos diversos. En la mesa de Legislación Aeronáutica, se discutieron y se conversaron temas relacionados con el mecanismo con el que supuestamente funcionaria la futura A.N.A.C. , en el año siguiente por DNU 239/07 se crea la A.N.A.C. con la supervisión de profesionales de la F.A.A. de EE.UU. , al principio se le dio un carácter muy relevante a este Organismo, y posteriormente se le retiro el area de los servicios de prestación de los ATS/COM y fueron llevados de nuevo a la Fuerza Aérea, no al ex C.R.A. estos servicios ATS fueron después llevados a la E.A.N.A. S.E. , que resultados se lograron con esto, y si lo analizamos, la A.N.A.C. se fue desjerarquizado silenciosamente, que fue casi desapareciendo como un logro que al principio fue la aviación civil se desprende de la tutela de lo militar, para ser un ente supremo, pero si al principio fue el símbolo de la la Aviación Civil Argentina, ocurrieron muchas deficiencias con personal eficiente, que fue prácticamente expulsado. La solución lo planteaste en la nota.

  5. LC dice

    Ojala que este gobierno entrante, le de libertad a la persona que se haga cargo de la Anac. Hay personas que estan muy a la altura de las circunstancias, que la politica no se vuelva a poner por encima de la experticia.

Comentarios

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