Lo que dejó la 41° Asamblea de OACI

Análisis y seguimiento de los pasos del ENTE por Montreal • Por Federico D'latoure

El pasado 7 de octubre y luego de 12 intensos días de reuniones y encuentros, terminó en Montreal (Canadá) la cuadragésima primer (41°) Asamblea de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) dejando 2 cuestiones importantes: La cuestión política organizacional y el próximo objetivo para las emisiones de carbono en la aviación.

En relación a la política organizacional, lo primero a destacar es la elección de la autoridad máxima de la Asamblea. Los 193 miembros que actualmente conforman el ente especializado de aviación de la ONU, siguieron lineamientos pautados por el ente madre –en dar prioridad a mujeres– y eligieron como presidente de la Asamblea a Poppy Khoza (Sudáfrica) quien se transformó en la 1° mujer en presidir la Asamblea.  

 

 

Con las autoridades constituidas, los representantes de los 193 gobiernos presentes personalmente o por vía remota procedieron a la elección del próximo Consejo (órgano de gobierno de la organización conformado por generalmente por 36 estados y que cumplirá funciones los próximos 3 años).  En primera instancia se eligió la Parte I, estados de mayor importancia en el transporte aéreo, y allí apareció la gran novedad, ya que las estados decidieron excluir a la Federación Rusa, reeligiendo al total de los restantes. El dato es que Rusia no fue reemplazada, sino que el grupo se redujo de 10 a 11 estados. En el mismo quedaron: Alemania, Australia, Brasil, Canadá, China, USA, Francia, Italia, Japón y UK.  El motivo de la exclusión deviene de la condena general a las acciones bélicas del país euroasiático. En  la Parte II, estados que más contribuyen a la navegación aérea, reeligieron 9 de los 12 estados. Aquí hubo varios aspectos que llamaron la atención, en primer lugar algunas reelecciones llamativas: México – espacio aéreo considerado Categoría 2 por la Federal Aviation Administration (FAA)– y el caso argentino, estado que recientemente habría sido desaprobado en la auditoria universal por OACI y que varios medios señalan como la próxima víctima de la FAA norteamericana. Más allá de lo anterior, y sin lugar a duda, el dato saliente fue el ingreso de la bolivariana Venezuela de Maduro, también categoría 2 de larga data, y la salida de Colombia, país del actual secretario general de OACI. Completaron los cambios Islandia, por Finlandia; y Austria, por Países Bajos, siempre manteniendo un balance de representaciones según bloques. La conformación final quedó así Arabia Saudí, Argentina, Austria, Egipto, España, India, Islandia, México, Nigeria, Singapur, Sudáfrica y Venezuela. En la parte III, estados que aseguran la representación geográfica, sólo hubo 3 reelecciones: EAU, Malasia y Corea del Sur; y muchas bajas y altas como suele suceder en esta parte. La conformación final fue: Bolivia, Chile, El Salvador, Guinea, Etiopia, Ghana, Jamaica, Malasia, Mauritania, Qatar, Corea, Rumania, Emiratos Árabes y Zimbabue.

Muchos analistas esperaban alguna actualización del caso Taiwán, recordemos que en agosto último China realizo vuelos militares en la FIR de Taiwán afectando varias rutas aéreas y poniendo en peligro la seguridad de los vuelos internacionales, sin embargo nada cambio. Taiwán es un Estado que ha sido excluido de la OACI en 1971, por razones políticas de público conocimiento y adopta los PANs y SARPs de OACI (siglas en inglés de las normas y métodos recomendados) de manera unilateral y sin asistencia. Por lo visto la postura China se viene imponiendo.

Finalmente el punto más trascendental de la Asamblea: los estado acordaron llevar a otro nivel el reconocido CORSIA (sigla en inglés para Plan de Compensación y Reducción de Carbono para la Aviación Internacional), teniendo como objetivo aspiracional colectivo (LTAG- Long Term Aspirational Goal) llegar a 0  emisiones de CO2  en los vuelos internacionales para el año 2050.

 

 

Acciones de la delegación argentina

Según información OACI, la Argentina participó en la 41° Asamblea con una nutrida comitiva conformada por 14 personas: Paola Tamburelli, Grisel Azcuy, Gerardo Bompadre, Fernando Bravo, Miriam Corradini, Florencia Dovichi, José Glinski, Gustavo Lipovich, Mariano López Ferrucchi, Romina Minotti, Nahuel Morandi Bell, Ariel Olivetto, Carlos Novo, Noemí Muchnik y Mónica Scida (los 3 últimos de manera virtual). Todos pertenecientes a diferentes reparticiones de Estado Argentino: ANAC, PSA y Aerolíneas Argentinas. También participaron los ex oficiales de la Armada y la Fuerza Aérea Argentina empleados de ANAC, Carlos Fernández y Martin Jaquet (delegados entrante y saliente respectivamente en OACI). Fuentes consultadas aseguran que pocas veces se vio delegaciones con semejante número de inscriptos y obviamente no trascendieron los costos que debió asumir el país pero la suma debió ser importante.

El 27 de septiembre Tamburelli, jefa de la delegación, fue confirmada para ser uno de los 4 vicepresidentes que establece el estatuto de la Asamblea. Durante los 12 días siguientes ejerció  tal rol sin que trascendiera acción alguna en concreto. Cabe destacar que el mencionado cargo ya había sido acordado previamente, puesto que Tamburelli se lo notificó al ministro de Transporte Alexis Guerrera mediante expediente el 8 de septiembre (NO-2022-94777290-APN-ANAC#MTR).

 

 

Ya en el tema elecciones para el Consejo, no trascendió públicamente la postura Argentina para ninguna de las PARTES. Muchos se preguntan cuál habrá sido la postura en la PARTE I que determinó la exclusión de la Federación Rusa, pues bien, no son pocos los que creen que Tamburelli podría haber mantenido una posición contraria a la mayoría de OACI, esto debido a la cercanía de los gobiernos ruso – argentino (casi en simultáneo, en el marco de la OEA, Argentina no apoyó el repudio a la invasión rusa a Ucrania). Tampoco se conoce la postura Argentina en relación al caso Taiwán; pero no sería extraño una situación similar al caso anterior pero esta vez con China.

Solo 3 días después de iniciada la Asamblea, y a pesar de algunas especulaciones por la potencial desaprobación de la Auditoria OACI, la Argentina fue reelecta como miembro del Consejo –en la Parte II– en el  9° lugar de los 12 posibles con tan sólo 148 votos, si bien es cierto que la Argentina no fue última como en la anterior Asamblea, no es menos cierto que se recibieron cuatro votos menos –antes había logrado 152– con los mismos países en juego.  En esta oportunidad sólo superó a México (147) y Venezuela (131) y al nuevo del grupo Islandia (131). Ya con Argentina como miembro del Consejo, Tamburelli fue invitada a una reunió con el secretario general, Sr. Juan C. Salazar (Colombia) y con F. Rabbani, responsable de la Región SAM- sin que trascendieran los temas tratados. Lo que si trascendió fue la única fotografía de la argentina con Salazar; recordemos que Tamburelli habría apoyado al candidato mexicano, competidor del triunfante colombiano, en la última elección a  la Secretaría General.

 

 

La nota saliente fue el “aporte” de una propuesta por parte de Tamburelli para medir las emisiones de los transportes terrestres en los aeropuertos. La misma habría sido apoyada por varios países e incluida en el documento final de la Asamblea. Sin embargo, para algunos especialistas esto no es más que una acción poco comprometida, cargada de doble moral y sobre todo oportunista de la representante Argentina, porque no cambia la realidad, ya que la medición en sí misma no es compromiso de cambio –dejemos de lado el hecho de que la huella de CO2 de un vehículo terrestre es insignificante a muchas otras cuestiones de la aviación. Además, esto sucede al mismo tiempo que bajo la conducción de Tamburelli ANAC acaba de adquirir más de una decena de vehículos con motores de combustión interna; y, finalmente, porque podría haber normado un gran número de cuestiones en la temática pero prefirió hacer esa acción casi insignificante no como un aporte claro a la reducción de emisiones sino para un lograr protagonismo. Algo revolucionario y comprometido hubiese sido sugerir mediciones/acciones nuevas a las emisiones en los vuelos de cabotaje a nivel global –que no están consideradas en CORSIA- y eventualmente pedir el establecimiento de contribuciones/compensaciones. Incluso podría haber llegado más lejos: Poner de ejemplo a la Argentina y anunciar nuevas normativas/legislación en tal sentido. Máxime cuando tenía en la comitiva al vicepresidente de Aerolíneas Argentinas, que es la compañía aérea que mayor huella de CO2 deja en estas latitudes*.

* En 2019, los vuelos domésticos realizados por las aerolíneas matriculadas en la República Argentina consumieron un total de 678.969.347 litros de combustible, lo que generó un total de 1.705.571 tCO2. Aerolíneas Argentinas fue el operador que más emisiones generó (70%), seguido de LATAM (15%), Flybondi (7%), ANDES (3%) y Jet Smart (3%) Véase Figura 17 del Plan de acción del estado argentino para la reducción de emisiones de co2 en la aviación.
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