Vanos han sido mis intentos para que el doctor Gustavo Marón escriba en Aeromarket un balance sobre su breve gestión ante la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC). A pesar de mi tesón, Marón ha contestado invariablemente lo mismo: “Dada la forma en que se precipitaron los hechos, es mi decisión hacer silencio.”
Me une a Gustavo una amistad importante, diría que es una relación tan genuina –aunque de otra naturaleza- como la que me vincula desde hace unas tres décadas con los lectores de Aeromarket.
No escribiría las siguientes líneas si no fuera porque, hace unos días, la interventora de la ANAC, abogada Julia Cordero, dio a conocer un informe titulado “Intervención de la ANAC: Diagnóstico de situación”, en que se atribuye logros indebidos a la vez que tiende sombras de dudas sobre lo realizado por su predecesor.
En esta última semana me he abocado a investigar y constatar que el informe de Cordero es casi una recopilación de lo descubierto por Marón. Cabe en este punto señalar que mi investigación se nutrió de información de varios colaboradores de Marón. Es más, a lo largo de los últimos días, he confirmado que el diagnóstico de la intervención —redactado por el subsecretario según una fuente— se nutrió de la información obtenida por la Dirección General de Infraestructura y Servicios Aeroportuarios, la Dirección Nacional de Seguridad Operacional, la Dirección Nacional de Inspecciones a la Navegación Aérea, la Unidad de Planificación y Control de Gestión y la Dirección General Legal, Técnica y Administrativa durante la gestión de Marón.
Es sumamente interesante que los lectores de Aeromarket conozcan el proceso que se llevó a cabo para hallar los datos económicos/financieros que se heredaron del período en que la ANAC estuvo en manos de Paola Tamburelli, que Cordero recogió y expuso el pasado viernes 20 de septiembre, los cuales, dicho sea de paso, han sido ventilados con cierta imprudencia, pues los sumarios y procesos administrativos requieren, además de las pruebas, de plazos establecidos por ley.
La presentación del informe ha dejado la impresión de que el doctor Gustavo Marón ignoraba el desastre que tenía entre manos o no hizo nada al respecto, lo cual justificaba una intervención del organismo, pero nada hay más lejano a la realidad de los hechos…
La presentación del informe ha dejado la impresión de que el doctor Gustavo Marón ignoraba el desastre que tenía entre manos o no hizo nada al respecto, lo cual justificaba una intervención del organismo, pero nada hay más lejano a la realidad de los hechos, ya que fue por sus expresas órdenes que se investigó y se dieron los pasos administrativos y legales imprescindibles para que la investigación pudiera arrojar luz sobre lo que sin dudas —y hasta ahora— fueron los años más oscuros de la administración de la Aviación Civil Argentina.
Datos concretos
Gustavo Marón desembarcó físicamente en la ANAC a mediados de enero de 2024, pero no fue formalmente designado por el Presidente Javier Milei hasta el 14 de febrero (Decreto 131/2024). Teniendo en cuenta que la intervención sobrevino el 11 de julio de 2024 (Decreto 606/2024), su gestión se desarrolló a lo largo de 95 días hábiles. Al comienzo de su labor, las instrucciones que le impartió el jefe de Gabinete de entonces, ingeniero Nicolás Posse, fueron muy claras respecto de que debía reportarse prioritariamente a él y/o al brigadier Jorge Antelo. Esa situación la conocí de cerca porque mantuve durante esos meses un estrecho contacto con un operador político del ingeniero Posse, hasta su desplazamiento como jefe del Gabinete de Ministros. Cabe recordar que durante varias semanas no hubo un secretario de Transporte de la Nación ni subsecretario de Transporte Aéreo designado conforme a la ley.
Más allá de la fecha de publicación del nombre del administrador Nacional de Aviación Civil en el Boletín Oficial de la República Argentina, el doctor Marón y el ingeniero Diego Rodríguez, quien luego sería titular de la Dirección de Seguridad Operacional (DNSO), asumieron sus cargos en la ANAC con una dedicación inédita de la que fueron testigos prácticamente todos los integrantes del organismo que aún trabajan en Balcarce 290 y más allá. Tan importante fue el esfuerzo realizado, que aunque sea por un mínimo sentido de justicia, me veo obligado a difundir que Marón y Rodríguez, dejaron a sus familias en Mendoza, para trabajar a destajo como no se ha visto en la ANAC, ni antes ni ahora. Ese nivel de compromiso alcanzó un cenit cuando ambos funcionarios alquilaron de su propio peculio un departamento pequeño a 200 metros de la ANAC, para estar cerca de su puesto de gestión desde las primeras horas de la mañana hasta muy tarde en la noche, lo cual no sólo demuestra su entrega sino evidencia el espíritu que los impulsaba a cumplir cabalmente con su misión. Y aunque le moleste a Marón, debo decir que su permanencia en Buenos Aires le produjo un quebranto financiero significativo.
En su breve gestión, Marón guardó silencio respecto de muchas críticas y, como se ha dicho, no se ha pronunciado desde que el pasado 12 de julio dejó el cargo. Las únicas dos comunicaciones públicas que se le conocen fueron dos correos electrónicos dirigidos a su personal subalterno, “a la gente valiosa de la ANAC”, del 14 de febrero (día que fue oficialmente designado), y del 14 de junio (cuando cumplió cuatro meses de gestión).
Por eso es inadmisible para los que estamos en la comunicación aeronáutica, que se pretenda hacer creer que la intervención descubrió un océano de pus en la ANAC, cuando en realidad se encontró con los temas con que venía lidiando el último administrador, pero con una cantidad significativa de investigaciones en avanzado curso de tramitación.
Debe subrayarse que, a poco de asumir el secretario de Transporte Franco Mogetta y el subsecretario de Transporte Aéreo, se decidió que toda la información vinculada a la ANAC pasara por la aprobación de la oficina de Prensa de la Secretaría de Transporte, lo que llevó a Marón a no responder las preguntas que le formuló el periodismo en general y yo como director de Aeromarket en particular. No lo hizo en off ni en on, lo cual me pareció en muchas circunstancias un prurito ético rayano en el despropósito, o un desconocimiento de la forma en que interactúa el periodismo con los funcionarios.
Aquí cabe recordar que Aeromarket fue crítico de la gestión de Gustavo Marón con la misma firmeza en que lo ha sido con todos aquellos que ocuparon ese cargo desde que fue creado…
Aquí cabe recordar que Aeromarket fue crítico de la gestión de Gustavo Marón con la misma firmeza en que lo ha sido con todos aquellos que ocuparon ese cargo desde que fue creado, lo cual es fácil de constatar con sólo leer nuestras ediciones entre marzo y julio de este año.
Por eso sería infame aceptar que la gestión de Marón no se abocó a lo que hace unos días ventiló la intervención, ya que ni eludió ni ocultó la investigación del pasado inmediato de la ANAC, sino que, por el contrario, se dedicó a hurgar sobre la gestión de Tamburelli, a la vez que empujaba hacia adelante a un organismo que recibió paralizado, inmerso en el desaliento e infiltrado por elementos sectarios muy oscuros que aún persisten, con una entrega y un optimismo que hoy reconocen los funcionarios de mayor trayectoria y profesionalismo de la organización.
Es posible que el doctor Gustavo Marón cometiera errores y, sobre todo, no pudiera realizar los cambios a la velocidad que el Gobierno, ajeno de la situación general de la Aviación Civil Argentina, imaginaba, pero de ninguna manera fue porque no ejecutó un plan conforme a su personal perspectiva de lo que debía hacerse. Además, ha quedado muy claro que quien estuvo frente a la ANAC por cuatro meses ignoraba los enrevesados entretelones del poder y mucho más, lo que ciertos protagonistas estuvieron dispuestos a hacer con tal de proyectar su área de influencia (poder) en los distintos sectores de la aviación civil.
En Mirabeau o el Político, José Ortega y Gasset dijo: “Los ideales son las cosas según estimamos que deberían ser. Los arquetipos son las cosas según su ineluctable realidad.” Tal vez lo más criticable de Marón fue su condición de ciudadano común idealista y sin ambición política, y la realidad en ciertas instancias del Estado es que con ser una buena y dedicada persona no es suficiente para alcanzar metas que requieren de audacias y laxitudes demasiado vistas en la Argentina que supimos conseguir.
Me consta que el Dr. Gustavo Maron es un gran trabajador, proactivo y entusiasta de lo aeronautico y espacial.
Coincido en gran parte lo desarrollado respecto a la corta gestion del Dr Maron
Es muy importante antes de asumir un cargo de semejante trascendencia pedir precisiones en cuanto al apoyo Politico que se va a tener hacia adonde se quiere ir y por ultimo si se cuenta con todo el apoyo para realizar los cambios a fondo que sean necesarios
No se si en este caso fue así lo que si no tengo dudas es que el Dr marón posee cualidades personales profesionales y criterio para gestionar la aviacion civil