El nuevo gobierno deberá modificar varios aspectos de la política en materia de aviación civil. En realidad, más que modificarla deberá elaborar una adecuada.
El Presidente Ing. Mauricio Macri ha señalado algunos conceptos básicos pero, dadas las condiciones en que estamos, muy significativos.
“Cada día tenemos que estar mejor …”, “…coordinación y trabajo en equipo. Nada se hace en una sola área de gobierno, necesitamos que relacionemos con los distintos ministerios (dependencias) …”, “… comunicar bien: hay que informar lo que estamos haciendo …” son algunas de las frases que el Presidente electo ha pronunciado el 2 de diciembre, al presentar el Gabinete de ministros que tendrán la responsabilidad de llevar adelante las políticas públicas de su Administración.
En materia de aviación hay mucho por hacer. Por un lado está el enorme problema de Aerolíneas Argentinas y la política aerocomercial; sin dudas un tema muy sensible. Aquí informar la situación de esa empresa será fundamental. Sugerimos hacer comparativos de lo que cuesta la línea de bandera respecto de otros gastos impostergables para el bien de los argentinos (otras sugerencias ver Aeromarket 204, nov. 2015). Por el otro flanco, está la aviación general, un área que no puede quedarse como está si es que se aspira a la llegada de inversiones, el desarrollo y la integración federal del país.
Muy básicamente, la aviación general tiene algunas áreas que deben ser orientadas detrás de una política aeronáutica razonable. Veamos algunos ejemplos.
LA ANAC a la cabeza
La Administración Nacional de Aviación Civil debe ser un ente manejado por profesionales de la aviación con acreditada solvencia técnica. Es razonable contar con una conducción política pero ésta no puede ignorar ciertos aspectos básicos en la materia. Luego, cada dirección debe tener a los mejores y en poco tiempo la mayoría de los puestos de decisión deberían ser concursados considerando la carrera de los funcionarios. Este organismo debe cumplir con su misión desde la jerarquía que corresponde, no se trata de una “agencia”, sino de una “Administración Nacional”. Es razonable que dependa de Transporte, pero debería ejercer una autarquía que le permita elaborar, implementar y sobre todo coordinar la política aeronáutica del país.
El ente que hoy es la ANAC debe fomentar la aviación eliminando las enormes trabas que tiene el sector por la descoordinación —muchas veces premeditada— de diversos organismos cuya influencia se proyecta sobre el sector aeronáutico. Por ejemplo, entidades como el Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (ORSNA) que debe controlar al monopolio Aeropuertos Argentina 2000 y atender los problemas emergentes de esa situación; la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA); la Fuerza Aérea —que hoy tiene bajo su absurda jurisdicción al control de tránsito aéreo— afectan a la aviación civil, especialmente la denominada “general”.
Desde que la Administración de Néstor Kirchner separó a la aviación civil de la órbita de la Fuerza Aérea Argentina, lo cual era impostergable, muchas acciones positivas han sido realizadas, pero hubo un concepto que lamentablemente fue creciendo a medida que los militantes políticos desembarcaban como hordas en las distintas dependencias: “Los que vuelan son ricos y pueden pagar lo que le pidamos.” Esta insensatez es el resultado de la ignorancia de lo que significa la aviación civil en una nación que aspira crecer, pero el resultado de esa manera de pensar fue poner cada vez más trabas, y sobre todo costos, al vuelo. Por eso, ahora se debe elaborar una agenda para que aquella importante, pero mal ejecutada decisión, permita desarrollar un organismo civil que facilite el crecimiento de los negocios aeronáuticos y custodie la seguridad de su operación. Ya no es posible, por ejemplo, que quienes conducen la PSA, es decir el organismo responsable de la seguridad en los aeropuertos, no conecten la importancia y viabilidad de los negocios aeronáuticos (y su rentabilidad) con sus responsabilidades de base. Cuidar no es impedir, sino encontrar el punto de armonía para que la seguridad no impida la productividad que las empresas y el país necesitan. De ahí que conocer el negocio y la seguridad sea imprescindible.
La empresa AA2000 deberá ser investigada. Sus contratos deberán reconsiderarse a la luz de los compromisos que a lo largo del tiempo ha cumplido y/o incumplido. Dado que se trata de un monopolio artificial creado y curiosamente protegido por el Estado a lo largo de varios gobiernos, se debe regular para que su rentabilidad sea razonable y acorde con los servicios que brinda y la corrupción que se sospecha genera, desaparezca bajo la luz de conductas transparentes.
Una de las últimas creaciones que deberán ser reconsideradas es la de la EANA S.E. (Empresa Argentina de Navegación Aérea). Esta sociedad del estado fue creada sin demasiado debate y a espaldas a las mejores experiencias internacionales. El modelo canadiense, por ejemplo, es muy superior a lo que se ha legislado para la Argentina, ya que lo que aquí se ha creado podría ser un reducto para que los gremios, la política y demás grupos manejen una actividad que podría financiarse y desarrollarse en forma sustentable y para beneficio de todo el sector aeronáutico.
Conclusión
En dos carillas no se pueden señalar todos los aspectos que requieren la urgente atención de las nuevas autoridades, sólo es posible trazar algunos de los problemas que deben ser resueltos con inteligencia, sin prisa y sin pausa, solvencia técnica y mucho diálogo. En la Argentina hay gente capaz de llevar adelante una política aeronáutica razonablemente exitosa, es cuestión de convocarla o descubrirla en las propias entrañas de los organismos. ¡Los buenos servidores públicos deben ser reconocidos y el mérito reivindicado!
En la gestión gubernamental actual en la ANAC, el doctor Alejandro Granados se destacó notablemente por sobre su opaco predecesor y mostró voluntad para entender al sector al que debía servir; muchas cosas positivas surgieron durante su gestión, sobre todo aquellas que fueron producto del diálogo y el consenso. Ahora hay que redoblar los esfuerzos y mejorar, ya sea que su mandato, que expiraría en 2017, se cumpla o le sea aceptada la renuncia que habría presentado en democrática actitud ante la autoridades nacionales elegidas recientemente.
Es un momento de esperanzas para los argentinos y lo que esperamos es que el ingeniero Macri y sus colaboradores presten atención a la aviación civil. Si vienen inversores a desarrollar las economías regionales y en consecuencia el país todo, se necesitarán transportes eficientes y rápidos, en ese sentido es necesario comprender que sin aviación el desarrollo es imposible.
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