El Ejército Argentino está incorporando técnicos para la Aviación de Ejército. Conversamos con el coronel Luis Ángel Bennardi, Jefe de Estado Mayor del Cdo Aviación de Ejército.
ARMKT: — ¿Hay un llamado especial para capacitar mecánicos de aviación?
L.A.B. — El Ejército tiene una importante flota de aeronaves que requieren de técnicos calificados por lo que el Ejército forma sus suboficiales mecánicos de aviación en la Escuela de Suboficiales del Ejército “Sargento Cabral” (ESESC). Allí los futuros mecánicos de aviación reciben una formación militar y técnica de dos años de duración. Al concluir con éxito el ciclo de formación egresan como cabos de la Especialidad de Arsenales (Mecánicos de Aviación). Posteriormente su formación técnica continúa un año más en la Escuela de Aviación de Ejército, por un año más. Los mecánicos no sólo realizan el mantenimiento de aeronaves, también vuelan como tripulantes no pilotos o se capacitan en el mantenimiento de diversos sistemas de una aeronave o de equipos que se utilizan en misiones, por ejemplo, los visores nocturnos. El plan de carrera es muy interesante, ya que el suboficial va progresando hasta obtener la capacitación necesaria para desempeñarse como inspector de línea o de un sistema.
La institución requiere de un cierto número de mecánicos de aviación que por distintas razones, no siempre se cubre, es por esa razón que se busca complementar la cantidad de egresos de la ESESC con técnicos aeronáuticos, los que ingresan como cabo mecánico de aviación Artículo 11 y luego de un curso de un año de formación técnico militar son destinados a distintas unidades de la Fuerza.
— ¿Qué es el cabo mecánico de Aviación Artículo 11?
— Es un grado de ingreso para un argentino que poseedor del título de Técnico Aeronáutico o Técnico Aviónico que ingresa voluntariamente a las filas del Ejército Argentino con ese grado militar y aptitud técnica conforme a un artículo, el 11, de la Ley Nro 24.948 (Ley de Reestructuración de las Fuerzas Armadas), reglamentada por el Decreto PEN Nro 462/03, que agrega la figura del PERSONAL MILITAR EN ACTIVIDAD INCORPORADO POR PERÍODOS DETERMINADOS. La finalidad de este tipo de incorporación es la de completar los cuadros de organización de la fuerza con personal especializado que tenga deseos de superación personal.
— ¿Entonces es una nueva alternativa de incorporación?
Así es. Modernizar nuestro método de reclutamiento no fue una tarea sencilla. En el pasado se probó con incrementar las vacantes de ingreso a la carrera de mecánico de aviación de la ESESC (hoy la única escuela de formación de suboficiales del Ejército). También se reclutaron técnicos aeronáuticos como soldados voluntarios especialistas y antes se intentó incorporar técnicos aeronáuticos como personal civil. Todas estas acciones no lograron solucionar el problema y esta opción tiene mucho potencial para cubrir nuestras necesidades.
En esta etapa partimos de la base que si queríamos obtener un resultado distinto a los anteriores teníamos que hacer algo diferente. El Ejército Argentino forma a sus oficiales de las armas y algunas especialidades en el Colegio Militar de la Nación; luego pueden realizar voluntariamente el curso de Aviador de Ejército. El Ejército también incorpora anualmente pilotos comerciales con HVI como pilotos de Ejército para completar su plantel de pilotos. La idea era hacer lo mismo con los mecánicos de aviación. Si funcionó y funciona para oficiales ¿por qué no va a funcionar para suboficiales?
— Es un cambio de concepción que llega en un momento muy particular de la aviación
— Como todo cambio, hubo que convencer sobre su factibilidad a la organización. Había dudas dentro de la Aviación de Ejército, pero más reservas tenía el propio Ejército Argentino. Puertas adentro, hubo que fundamentar eficientemente el método propuesto ante el Subdirector y Director de Aviación de Ejército. Al mismo tiempo, busqué apoyos, y una persona importante fue el Director de la Escuela de Aviación de Ejército. Ese instituto sería responsable de la formación militar del personal que se incorporaría, con el consiguiente esfuerzo y responsabilidad. Pero también fue necesario convencer a los suboficiales mecánicos de aviación antiguos, a quienes explique con el mismo nivel de detalle que al Director de Aviación el problema que teníamos y la solución propuesta.
Expliqué la idea a todos los suboficiales e inclusive a los aspirantes que se encontraban en la Escuela de Suboficiales. Como dice el dicho: las palabras convencen pero los ejemplos arrastran, por lo que había que probar que la idea funcionaba. ¿Cómo buscar ese ejemplo que convenciera a la gente? Ahí decidimos traer a los alumnos de una escuela secundaria de enseñanza técnica, que formara técnicos aeronáuticos, para que los alumnos del último año realizasen sus prácticas profesionalizantes en nuestro Batallón de Mantenimiento de Aeronaves. De esta manera la aviación desarrollo un programa de extensión de su Escuela de Aviación, abrió las puertas de su cuartel y comenzamos a trabajar con el Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires. Había que cumplir todos los requisitos que nos exigían para lograr la certificación del Comando de Aviación de Ejército como oferente de sus instalaciones para participar en el programa de prácticas profesionalizantes. Una vez cumplidos todos los requisitos pasamos a firmar un convenio con la EEST Nro 8 “Jorge Newbery” (La Matanza) y un número importante de alumnos comenzaron a venir a trabajar de lunes a viernes de 08.00 a 12.00 hasta completar las 220 horas de prácticas. Hoy tenemos firmados convenios con dos escuelas más y estamos en proceso de firmar un cuarto convenio.
Las prácticas profesionalizantes fueron una experiencia muy positiva para los alumnos, la escuela y para nosotros. Fundamentalmente, pudimos evaluar el nivel de la formación que los alumnos recibían en la escuela y el grado de compromiso hacia las tareas que se le encomendaban al alumno. En el Ejército estamos acostumbrados a trabajar con jóvenes de esta edad. Es la misma que tienen nuestros soldados, aspirantes o cadetes cuando se incorporan a nuestras filas. Pero el desafío era que los alumnos no estarían obligados por las leyes y reglamentos militares, sino por un código de conducta que consensuamos con la escuela en el Convenio. Esa era la variable que no podíamos despejar de la ecuación. En los dos años de experiencia no tuvimos mayores inconvenientes. Fue una adaptación mutua. Cuando llegaron los alumnos se dirigían a nosotros como “señor” o “profe” y pese a que no se les da ningún tipo de instrucción militar ellos copiaron nuestra forma de hablar y al poco tiempo aprendieron los grados y se dirigían a los mecánicos como “mi sargento”. Además participaban de la formación de la mañana donde se impartían las tareas del día y realizaban los trabajos a la par de nuestros suboficiales.
No tuvimos grandes expectativas, lo importante era acercar a dos mundos totalmente distintos y si al final de año los alumnos no habían roto nada el objetivo se había cumplido. Sin embargo, estuvimos muy equivocados, porque al poco tiempo los alumnos estaban trabajando bajo supervisión en el cambio del rotor principal de un helicóptero de nuestra flota operativa, entre muchos trabajos de importancia que realizaron. Pero no solo nosotros conocimos a los alumnos, también ellos conocieron a la Aviación de Ejército. Esta experiencia, de tan solo seis meses, hizo que varias barreras se cayeran y la idea de tener trabajando, en el menor tiempo posible, esta calidad de profesionales comenzó a estar en la mente de varios.
Una vez consolidado el frente interno comencé a trabajar en el diseño de los fundamentos necesarios para exponer el proyecto en el Departamento Planes de la Dirección General de Personal y Bienestar del Ejército, el organismo encargado de los planes de carrera de oficiales y suboficiales. Durante un año de intenso trabajo y gracias a los asesoramientos del jefe del departamento, pude buscar soluciones a los problemas que no había pensado.
También se trabajó con la Dirección General de Educación para homologar los títulos de Técnico Aeronáutico y Técnico Aviónico con la carrera tradicional de mecánico de aviación de la Escuela de Suboficiales. El Ejército tiene gente muy capacitada en diferentes temas y en la dirección General de Educación encontramos un grupo de profesionales que nos ayudaron a homologar los títulos y a diseñar el curso de capacitación que deberían recibir los Cabos Art. 11.
— ¿Cómo fue la respuesta?
— Con todo aprobado, en 2019 realizamos el primer llamado. Este llamado sólo fue para las escuelas técnicas de Buenos Aires, porque teníamos un problema para alojar a cursantes del interior del país. Fueron aceptados veinte postulantes. Los primeros cabos Artículo 11 egresarán de su curso de formación antes de fin de año.
— ¿Y cómo harán en 2020 con la pandemia?
— Este año se está reclutando gente de todas las escuelas técnicas del país. Para facilitar la concurrencia de la mayor cantidad de postulantes y ahorrarles los costos de traslado, racionamiento y alojamiento es que vamos a tomar el examen de comprobación de idoneidad profesional simultáneamente en varias localidades del país.
Se determinó tomar los exámenes allí donde la Aviación de Ejército tiene una Sección de Aviación. La idea inicial era trasladar una delegación de Campo de Mayo hacia las escuelas técnicas donde no hubiese una Sección de Aviación de Ejército, pero los problemas ocasionados por el COVID nos lo impidieron. Los interesados egresados de esas escuelas pueden optar por rendir en cualquier sede habilitada. El examen se va a tomar mediante una plataforma digital, usando un software que elije las preguntas al azar de un banco de preguntas y lo corrige en forma automática; así al final del examen se conoce su resultado. De esta manera, aseguramos la transparencia, ganamos tiempo y evitamos errores en la corrección de los exámenes.
Decidimos utilizar las preguntas publicadas por la ANAC en su sitio web porque nos asegura transparencia e igualdad de oportunidades para todos los postulantes. Esta solución fue consensuada con los directores de las escuelas secundarias técnicas de Buenos Aires el año pasado, y así evitamos hacer preguntas que un alumno no esté en condiciones de responder. Todos conocen las preguntas y saben las respuestas con anterioridad.
El año pasado dio muy buen resultado y este año tuvimos que cargar miles de preguntas y la clave de corrección para poder tomar el examen a distancia. Una vez inscripto, cada postulante recibe un link para realizar un examen de práctica y así poder evaluar de sus conocimientos.
Estamos en proceso de solucionar el problema de alojamiento para los cursantes del interior. Lamentablemente la emergencia sanitaria nos viene retrasando el final de la obra y por supuesto la programación inicial del curso en desarrollo. Al igual que toda institución educativa, tuvimos que adaptarnos rápidamente al dictado de materias en forma virtual. Pero es un curso eminentemente práctico, que demanda al cursante hacer uso de sus habilidades cognitivas y motrices directamente sobre la aeronave. Para poder mantener el distanciamiento social el mantenimiento programado se realiza con la mínima cantidad de mecánicos que no vulnere la seguridad. En consecuencia, la duración del primer curso se está extendiendo. Lo importante es poder impartir la totalidad de los contenidos para asegurarnos que el nuevo suboficial tenga los conocimientos necesarios para desenvolverse en el puesto que va a ocupar.
— ¿Cuál es la ventaja de este sistema?
Este sistema es un reconocimiento al sistema público de educación técnica. Al incorporar directamente a los egresados de estas escuelas estamos reconociendo el esfuerzo de los directivos, docentes, no docentes y auxiliares de cada establecimiento. Además, la Nación está aprovechando un recurso humano que formó dentro de su sistema educativo gratuito para el beneficio de toda la sociedad. Algunos me dicen que es una salida laboral, sin embargo a mí no me gusta verlo a así. Para mí es una oportunidad que tiene el joven de adoptar un estilo de vida donde pueda aplicar los conocimientos que aprendió en la escuela. Puede ser que no todos tengan la vocación militar, está en nosotros encender esa llama.
Hasta ahora el resultado es positivo. Creo que el primer indicador lo vamos a tener dentro de cinco años. Esa es la primera oportunidad que tienen los cabos para pasar al cuadro permanente de la fuerza. Seguro que tenemos otros indicadores intermedios, como la cantidad que renueve el compromiso de servicio cuando finalice el mismo, la cantidad de bajas que se produzcan, la cantidad de postulantes que tengamos anualmente, etc. Pero esta es una carrera de largo plazo, yo diría de 35 años.
Hola a tod@s, yo soy Franco Ernesto Fernándo y estudio en la escuela Jorge Newbery y tengo 12 años y sin duda no voy a desperdiciar esta oportunidad que me dio la vida y si alguien de ustedes ama la aeronáutica no lo dejen pasar Cómo un simple pensamiento sino que a ganar realidad ese sueño
Que lástima la edad, me encantaría trabajar en algo así en un ambiente así, soy casi técnico superior en automatización y control industrial, abanderado, no pude rendir mis 3 últimos finales por la pandemia, tb soy protesista dental y mí esposa odontóloga, no tenemos hijos
solo me parece perfecto el echo de adquirir todo el conocimiento ya sea mecánica o aun mas instrucciones de vuelos!!!