El 1994, la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI), instituyó al 7 de diciembre como el Día de la Aviación Civil Internacional. La fecha fue establecida para conmemorar el cincuentenario de la firma del Tratado de Chicago que dio origen a la organización y que sucediera a la Convención de Paris de 1919.
La fecha es relevante para el mundo y para nuestro país.
No cabe dudas sobre el enorme progreso que ha registrado la aviación en los últimos años ni sobre cruciales desafíos del futuro. La aviación mundial ha respondido y responde como una de las herramientas ineludibles para el desarrollo de la economía mundial y el bienestar general. Hace mucho que las naciones han comprobado esta realidad.
Hoy, la aviación crece aportando soluciones en orden a la sustentabilidad con tecnologías cada vez más compatibles con el ecosistema, sin descuidar la seguridad ni reducir el confort del vuelo; a la vez que posibilita el desplazamiento de una impresionante y creciente cantidad de hombres y mujeres uniendo los puntos más distantes del planeta. Aporta, también, rapidez para cubrir grandes distancias a líderes empresariales, políticos y sociales que toman decisiones que afectan la vida de millones de personas en todas las latitudes.
En nuestro país, estamos en el intento por recuperar el nivel que la aviación había logrado en tiempos pasados. Llenos de dudas, nuestros funcionarios avanzan y retroceden en zigzagueante derrotero tal vez buscando el equilibrio adecuado para lograr un pujante desarrollo de tan indiscutida actividad productiva.
Vale la pena recordar este festejo, lo transcurrido en el tiempo, la situación local y las necesidades futuras.