Probablemente, Chile es el país más preparado de la región para enfrentar los incendios forestales. Es más, tal vez sea uno de los 10 más organizados del mundo. Tal vez su vulnerabilidad a las catástrofes es lo que no les deja alternativa, pero ya sea por el fuego, los terremotos y volcanes, los tsunamis, entre otras manifestaciones del circunstancial desenfreno de la naturaleza, Chile debe estar preparado. Aunque el fuego también ha probado reiteradamente que en la Argentina es un enemigo virulento ante el que habría que estar muchísimo mejor preparados para evitar que las llamas devoren la riqueza natural como lo suelen hacer cada año.
Pero volviendo a Chile, según lo publicado hace unas semanas, el Poder Ejecutivo decidió contar con 77 aeronaves para prevenir y enfrentar la temporada 2025-2026 de fuego, lo que implica que destinará un presupuesto de 160 mil millones de pesos chilenos, algo así como 176 millones de dólares.
Chile cuenta con la Corporación Nacional Forestal (CONAF) desde 1972 o antes, ya que el organismo que la precedió fue creado en 1970, como la Corporación de Reforestación (COREF). El CONAF es una entidad de derecho privado dependiente del Ministerio de Agricultura, cuya principal tarea es administrar la política forestal de Chile y fomentar el desarrollo del sector. El CONAF tiene como misión garantizar la conservación, restauración y el manejo sustentable de los ecosistemas boscosos y xerofíticos del país, mediante acciones destinadas a la conservación, manejo de ecosistemas, monitoreo y arborización, para satisfacer la demanda actual y futura por bienes y servicios ecosistémicos en un escenario de crisis climática.
Aunque en el vecino trasandino las empresas forestales privadas juegan un rol esencial para la sostenibilidad de la riqueza arbórea, el CONAF ha jugado un papel fundamental en la articulación de políticas públicas.
Para la temporada 2025-2026, Chile tendrá desplegadas estratégicamente 77 aeronaves alistadas en el territorio nacional a partir de un plan que contempla las características territoriales y el comportamiento histórico del fuego en cada región (estadísticas). Es a partir de esos estudios y previsiones que el CONAF ha decidido destinar en el norte de Chile; la Región de Coquimbo 1 aeronave; en Valparaíso 9; en la Región Metropolitana 8; O’Higgins 7 y Maule 10. En tanto, en el sur, destinará 5 aeronaves en Ñuble; 10 en Biobío; 7 en La Araucanía, 1 en Los Ríos y 4 en Los Lagos. Más al sur, en las regiones australes de Aysén y Magallanes, estarán listas para operar 2 aeronaves, reforzando la respuesta en territorios caracterizados por el difícil acceso. Adicionalmente, se mantendrán 11 recursos aéreos de carácter nacional, que estarán destinados al apoyo estratégico, la redistribución operativa y la cobertura en eventos de alta demanda. Sumados todos los medios aéreos, se totaliza una dotación de 77 aeronaves previstas para la temporada.

Para esta estación de fuego, se ha decidido contratar un avión C-130 “Hércules” con capacidad para arrojar 15.000 litros de agua con retardantes. Hay que considerar que este tipo de aeronaves no son siquiera eficaces —y mucho menos eficientes— si no utilizan retardantes, que es un producto que la Argentina comenzaría a utilizar este año.
Los números de aeronaves demuestran que para esta temporada, el Poder Ejecutivo chileno decidió incrementar en un 100 % los recursos del Estado para mantener y fortalecer las capacidades operativas de prevención y combate del fuego. Desde ya que el resto del dispositivo para la lucha contra el fuego es mucho más grande que los medios aéreos, ya que la participación de brigadistas y una considerable cantidad de medios terrestres de todo tipo son la base indispensable para controlar el fuego.
Además de las 77 aeronaves que ha contratado el gobierno, hay decenas de aviones y helicópteros que suman las empresas privadas que planifican el cuidado de sus bosques.
En lo que va de 2025, Chile ha registrado 1.147 incendios que afectaron una superficie de 2.427 hectáreas, lo que se traduce en un aumento del 5 % con respecto a la temporada anterior. No obstante ese incremento, se ha logrado reducir en un 55 % la superficie afectada.

