La National Aeronautics and Space Administration (NASA) investiga el ruido y ensaya herramientas de comunicación de datos digitales de gestión de tránsito aéreo como parte de un programa cuyo objeto es mejorar la eficiencia ecoamigable de la aviación. Las pruebas las realiza con Boeing y utilizando un avión 787 Dreamliner del fabricante norteamericano.
El programa espera apuntalar el desarrollo continuo de tecnología que permita diseñar aeronaves y sus operaciones de manera tal que el consumo de combustible sea más eficiente gracias a una gestión de tránsito que evite demoras innecesarias.
La colaboración de la NASA con Boeing se origina en el programa ecoDemonstrator de la compañía que ya ha generado una serie de innovaciones de hardware y software, como revestimientos antiadherentes que evitan residuos de insectos que interrumpen el flujo de aire generando resistencia.
Boeing comenzó su programa para tomar tecnologías prometedoras y nuevas ideas en seguridad aérea y reducción de emisiones y ruido en vuelo en 2012 y a menudo se ha asociado con otras compañías u organizaciones de investigación como la NASA.
Para el programa de vuelos de este año Boeing ha trabajado con Etihad Airways para utilizar uno de los 787-10 Dreamliners de la aerolínea.
La NASA ha estudiado durante mucho tiempo el problema del ruido de los aviones. Su herramienta de software Aircraft Noise Prediction Program (ANOPP) es respetado por su constante evolución y es ampliamente utilizado por la comunidad aeronáutica para hacer establecer niveles de ruido cada vez menores en las operaciones. Por ejemplo, se han estudiado los niveles de ruido de los motores utilizando el software ANOPP, lo cual ha permitido desarrollar métodos y tecnologías que mejoraron el desempeño de las plantas de poder de las aeronaves.
Ahora el desafío es comprender qué pasa con todo lo demás, es decir, el fuselaje y la propulsión, que interactúan entre sí y cómo se miden esas relaciones específicas a los efectos de obtener información que pueda usarse en la fabricación de futuros aviones más eficientes.
Con esos objetivos, se está volando el Boeing 787 en proximidad del terreno para medir el ruido que hace al pasar sobre una serie de micrófonos y sensores colocados directamente debajo, a ambos lados y cerca de la trayectoria de vuelo.
Estos ensayos se realizan en vuelo porque no es posible colocar un avión del tamaño de un 787 en un túnel de viento, o confiar únicamente en complejas simulaciones digitales que difícilmente superan la realidad.
En las pruebas se utilizaron 960 micrófonos que se colocaron en la pista principal del Aeropuerto Industrial de Glasgow, en Montana, donde Boeing tiene una instalación de pruebas. Otros 31 micrófonos se ubicaron más retirados de la pista, y otros 214 micrófonos se han conectado en el fuselaje del 787. Los expertos estiman que esta prueba marca la mayor variedad de instrumentación de sonido jamás implementada para investigaciones aeronáuticaS.
En agosto Boeing dedicó 4 días para que el avión realice un elevado número de pasadas a una altura de 200 a 280 metros en distintas configuraciones de vuelo, para realizar las mediciones y lograr datos de sonido realistas y de alta calidad que ayudarán a mejorar las herramientas utilizadas para predecir el ruido que podría producir el diseño de aviones en el futuro.
La gestión de tránsito
Otro de los programas que se desarrollan busca aprovechar las comunicaciones de datos digitales junto con el software avanzado de toma de decisiones para resolver problemas complejos de control de tránsito aéreo.
Lo que se está utilizando es Tailored Arrival Manager (Administrador de arriBo de medida TAM). que se basa mayormente en una herramienta de software desarrollada por la NASA llamada “AutoResolver”. TAM y AutoResolver, facilitarán que las aeronaves como un 787 lleguen más directamente a destino.
Un avión comercial está llegando al final de su vuelo y se prepara para el descenso y aproximación al aeropuerto, pero algo, tal vez el mal tiempo o el congestionamiento, lleva a que el avión deba cambiar su rumbo y la hora de llegada programada. Es allí cuando la herramienta de gestión del tránsito aéreo, que monitorea constantemente los movimientos de las aeronaves en todo el espacio aéreo nacional, analiza la situación tempranamente. Lo que el AutoResolver proporciona es una ruta más eficiente en consumo de combustible para que el avión vuele el nuevo curso y mantenga la separación entre aeronaves que exige la FAA sin sobrecargar el tránsito en ningún sector del espacio aéreo.
La solución del curso se envía automáticamente a través de comunicaciones digitales al sistema de gestión de vuelo (FMS) a bordo de la aeronave donde los pilotos son alertados por el mensaje entrante en la computadora. Luego, se deberá cargar en la computadora el nuevo rumbo con la información para el piloto automático. El procedimiento se simplificará a medida que se vayan realizando las complejas pruebas.