Según un estudio presentado recientemente, los SAF (Sustainable Aviation Fuel) brindan muchas ventajas en comparación con los combustibles convencionales. Entre los aportes positivos se incluyen los beneficios ambientales, económicos, el valor social y un mayor potencial para la seguridad energética. A corto y mediano plazo, los cuatro tipos de motores de turbina de gas que se utilizan actualmente en las aeronaves han demostrado ser viables por la relación peso-potencia, para combinar su tecnología con los combustibles SAF, por eso, esta opción podría ser más pragmática y realista para reducir las emisiones de CO2 de un sector aeronáutico en el cual es muy probable que los combustibles líquidos sigan cumpliendo un rol importante por muchos años más.
Además de los beneficios ambientales descritos anteriormente, los SAF generalmente contienen menos impurezas, especialmente azufre y carbonos aromáticos, de modo que los motores existentes que lo han probado producen significativamente menos dióxido de azufre y emisiones de partículas en comparación con los combustibles convencionales para aeronaves. Según la experiencia en las centrales eléctricas terrestres que utilizan turbinas, las reducciones de contaminantes permiten los intervalos de mantenimiento sean significativamente mayores. Si bien se requieren pruebas adicionales, los ensayos preliminares indicaron que los combustibles SAF limpios tienen el potencial de reducir notablemente las temperaturas de funcionamiento del motor aumentando la potencia y reduciendo los requisitos de mantenimiento.
Los SAF constituyen un suministro de combustible geográfico global más diverso, pero se estima que se necesitarán entre 5.000 y 7.000 refinerías globales para producir el volumen requerido de SAF para mejorar la seguridad energética y el abastecimiento para la aviación. La tecnología renovable podría presentar oportunidades económicas y sociales interesantes, incluidos los empleos rurales, el crecimiento económico asociado y el potencial para la reducción de la pobreza y la desigualdad, particularmente en los países en desarrollo. Según el informe de ICF los requisitos de SAF crearán o mantendrán hasta 13,7 millones de puestos de trabajo y requerirán una inversión total de 1,1 a 1,4 billones (1012) de dólares, lo que por año representa el 6 % de la inversión anual en petróleo y gas.
Riesgos y desafíos a superar para aumentar los niveles de aceptación
Falta de instalaciones comerciales:
Hay dificultades. Sólo una de las siete vías tecnológicas aprobadas –ésteres y ácidos grasos hidroprocesados (HEFA)– se ha utilizado para producir SAF para la venta comercial. Sin dudas los desafíos técnicos pueden ser importantes y las instalaciones comerciales enfrentan complejidades por la disponibilidad de materias primas, la volatilidad de los precios del combustible fósil para aviones y otras cuestiones comerciales más comunes. En este nuevo negocio las inversiones serán fundamentales para financiar la construcción y operación de nuevas instalaciones, por lo que tomar deuda requerirá de garantías que no siempre se logran, o apoyo de los gobiernos.
Dificultades para monetizar los beneficios de SAF:
Los costos de las materias primas y de procesamiento de los desechos, por ejemplo los desperdicios sólidos municipales, son generalmente más altos que los del petróleo crudo a los precios actuales del mercado. Estos mayores costos dan como resultado un producto que generalmente se considera entre dos y siete veces más caros que el combustible para aviones derivado de combustibles fósiles convencionales. Los estándares globales de mezcla y las políticas de seguridad energética han permitido la construcción de varias instalaciones de producción de SAF hasta la fecha, pero la construcción ha sido lenta debido a las limitadas oportunidades comerciales.Las políticas recientes de reducción de gases de efecto invernadero (GEI), como el estándar de combustible bajo en carbono de California que permite a los productores monetizar las reducciones de GEI, han sido fundamentales para incentivar al sector privado a construir nuevas instalaciones SAF que estarán en funcionamiento en 2021 y más allá.
El combustible es generalmente el costo operativo individual más grande para las aerolíneas, con alrededor de un tercio de sus erogaciones totales, por lo que las medidas de ahorro de combustible suelen ser un enfoque clave para las aerolíneas. Aunque las emisiones de carbono del ciclo de vida de los SAF son mucho más bajas que las fuentes convencionales basadas en fósiles, los SAF son actualmente más caros y, por lo tanto, las aerolíneas enfrentan una compensación. Sin embargo, para 2050, ICF estima que el costo promedio de la industria será de $760 a $900 por tonelada SAF, lo que se encuentra cómodamente dentro del rango de los precios históricos de los combustibles fósiles. Además, aunque los SAF representan una parte muy pequeña del mercado de combustible de aviación comercial hasta la fecha, el número y el tamaño de los acuerdos de compra de SAF entre aerolíneas y productores de combustible está creciendo. Las asociaciones incluyen JetBlue y SG Preston, Finnair y Neste, KLM y SkyNRG, United Airlines y World Fuels.
Un llamado a la política de apoyo
Se necesita un fuerte apoyo para cambiar el énfasis de los combustibles a base de carbono a opciones sostenibles y bajas en carbono lo antes posible.
Es poco probable que las ganancias incrementales en el rendimiento técnico que SAF puede ofrecer por sí mismo aumenten la aceptación al nivel necesario para abordar el cambio climático global. Sin embargo, el apoyo político, regulatorio y económico inteligente para la producción y el uso de SAF tiene el potencial de brindar beneficios significativos en la lucha contra el cambio climático (N. de la R.: conforme a la corriente dominante que atribuye a los GEI la causa del mismo), la creación de empleos rurales, la seguridad de nuestro suministro de energía y la reducción del impacto de los desechos en nuestro entorno natural. En todos los escenarios futuros, ICF predice que SAF será fundamental para el compromiso de la industria de alcanzar emisiones netas de carbono cero para 2050.