La reactivación de las aerolíneas es posible … si las dejan.

El mercado de las aerolíneas muestra vitalidad cuando se permite viajar • Por Luis Alberto Franco

El Boeing 737-8200 de Ryanair, pieza fundamental para su estrategia de recuperación. Foto: Ryanair.

En las aerolíneas del mundo más o menos libre en tiempos de COVID-19, hay datos que inducen a un moderado optimismo. La información es parcial y se podría suponer antojadiza, sin embargo resulta útil al permitir la reflexión sobre el momento aerocomercial.

Los números señalan que en los Estados Unidos los pasajeros están regresando con vigor a los aeropuertos para abordar aviones que aunque más no sea los lleve a destinos dentro del mismo país. Algunas aerolíneas han exhibido los números de los últimos meses y sus ánimos parecen estimularse con ellos. Claro que también observan las mutaciones del SARS-CoV-2 con la misma preocupación que tuvieron en febrero de 2020 cuando los vuelos a China debieron ser reducidos y cancelados.

Ahora, como ya se ha mencionado en notas anteriores de AEROMARKET la preocupación de algunas de las aerolíneas estadounidenses es cumplir con los compromisos en toda la amplitud de la palabra, lo cual va de lo financiero a los vuelos, ya que buscan salir de sus pasivos a la vez que se registran dificultades con la reincorporación de personal. Esto último se ha visto, por ejemplo, en Southwest, una de las compañías que debió cancelar vuelos por una fastidiosa combinación de escasez de personal, mala meteorología y rigideces en la programación en medio de la reactivación.

Gary Kelly, presidente de la mencionada aerolínea, ha explicado a los medios que la compañía trata de enfocarse en optimizar sus operaciones, pero que de algún modo fueron sorprendidos por una recuperación que deseaban, pero no esperaban tan pronto.

“Estamos en medio de una recuperación sin precedentes”, dijo el presidente de American Airlines Doug Parker, al dar detalles a los accionistas sobre la decisión de pagar 15 mil millones de dólares de deuda de aquí a 2025. Parker considera que sin la ayuda estatal recibida durante la crisis hubiera sido imposible volver a poner en marcha el sistema. Pero está claro que esta vez los préstamos –que hay que recordar fueron otorgados en primer término por la administración Trump– tuvieron una cerrada supervisión del fisco y condiciones de uso muy claras que limitaron sensiblemente cualquier desvío del propósito de preservar puestos de trabajos e infraestructura.

Otro dato interesante que surge de la realidad aerocomercial de los Estados Unidos, es que los viajes turísticos dentro del país se han recuperado casi a niveles prepandémicos. Más lenta es la evolución de los pasajeros de negocios, ya que allí el pronóstico de la recuperación se traslada a 2022.

Lo que sigue preocupando a los empresarios son las restricciones internacionales, en particular las que afectan la ruta entre los Estados Unidos y el Reino Unido. Las compañías tienen la suficiente información como para afirmar que cada vez que se aliviaron las cuarentenas y trabas a los viajeros, las reservas aumentaron significativamente.

Algunas cifras

Southwest ha informado que los pasajeros nacionales aumentaron casi un 300% respecto de 2020, pero están un 32% por debajo de los números anteriores al COVID-19. El aumento en American rondaría el 361%, quintuplicando los pasajeros que volaron en igual período de 2020.

Los mejores números alimentan el optimismo, pero no eliminan totalmente las preocupaciones, ya que hay mucho dinero que devolver y la crisis sanitaria aún no ha sido superada. En otras palabras: los 19 millones de dólares de ganancias de Southwest en el segundo trimestre son todo un dato respecto de los 2.070 millones perdidos hace un año, pero no alcanzan para salir de los compromisos financieros. Seguramente eso es lo que tiene deprimidas las acciones en la bolsa.

Muchas de las compañías están buscando préstamos para reestructurar sus pasivos, algunas de ellas tienen el firme propósito de liberarse de la tutela estatal lo antes posible. Sobre todo al observar que en junio fueron rentables y no tuvieron necesidad de fondos federales.

 

Europa y el caso Ryanair

Del otro lado del Atlántico la low cost Ryanair también parece optimista a pesar de haber informado que por los cierres de las pasadas pascuas sus pérdidas fueron de 273 millones de euros. Lo que respalda su ponderación moderadamente optimista sobre el futuro es el contraste del fujo de caja que llega 4.600 millones de euros en junio frente a los 3.150 que se registraron a fin de marzo. Además, la deuda neta de la aerolínea cayó de 2.280 millones de euros en marzo a 1.660 millones a fin de junio pasado.

Michael O’Leary dijo lo que toda la industria sostiene: los cierres de fronteras “están causando estragos en nuestros negocios”.

La aerolínea irlandesa, un emblema de las low cost, mantuvo sus aeronaves y el entrenamiento de gran parte de las tripulaciones para estar preparada ni bien se dieran las condiciones de recuperación, lo cual ha redundado en beneficios cada vez que se relajaron los bloqueos a los viajes de las personas.

 

O’Leary tiene esperanzas de que los certificados digitales de los vacunados de la Unión Europea permitan retomar la actividad.

Por otro lado, el empresario cree con fundamentos, que la crisis del COVID-19 llevó al colapso de muchas aerolíneas y que “un tsunami de ayudas gubernamentales distorsionará la competencia en Europa durante muchos años”. Sin embargo el ejecutivo se muestra dispuesto a dar batalla y pone como un elemento indispensable en su estrategia para volver a crecer al avión B737-8200 ”Gamechanger” (usa esa correcta nomenclatura para referirse al 737-MAX) en el que la aerolínea invirtió miles de millones de dólares, ya que el avión “ofrece un 4% más de asientos, con un consumo un 16% inferior, menores emisiones de ruido y una significativa reducción de CO2”. A esa herramienta se suma la iniciativa del emprendedor O’Leary no ha perdido el tiempo en medio de la crisis y ha negociado con los aeropuertos y proveedores de combustible condiciones muy interesantes por las contrataciones a futuro.

Mientras los acontecimientos fluyen, el titular de Ryanair sigue moviéndose con una actitud desafiante hasta para con el mismísimo virus. Muestra de ello es la creación de un panel que integrado por 7 clientes, surgidos de más de 10.000 solicitantes de 16 países, que “ayudarán a la compañía a mantener una mejora continua para los pasajeros con el objeto de reforzar el compromiso de Ryanair de ofrecer las tarifas más bajas, vuelos puntuales y una excelente experiencia para el viajero a medida que el grupo vuelve a un sólido crecimiento posterior a Covid-19”.

Este paneo sobre parte de la realidad de algunas aerolíneas quizá sirva para pensar el futuro de la aviación comercial con un prudente optimismo.

Sin dudas hay realidades dramáticas que poco tienen que ver con las descriptas, pero tal vez el dato concreto de mayor importancia es que el mercado, esto es las personas en acción, muestran que cuando se levantan las limitaciones están dispuestas a comprar un pasaje y abordar con el entusiasmo de siempre el primer avión rumbo a sus sueños o compromisos o una mezcla de ambos, tal como se hacía antes del virus que se originó en Wuhan.

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