El pasado 8 de agosto, Robert “Kelly” Ortberg dijo a los empleados de Boein: “¡Estoy emocionado por empezar!” El nuevo presidente y CEO de Boeing, llega al principal sillón de decisiones de la compañía aeroespacial en un contexto extremadamente difícil. En primer lugar, el gigante aeroespacial está en una crisis de prestigio marcada por los MAX; en segundo término, el pasivo de sus cuentas es enorme y en tercer lugar, hasta el sector espacial registra fracasos, como por ejemplo, la falla en la construcción de una nave espacial para la NASA, lo que motiva que dos astronautas aún no puedan regresar de la Estación Espacial Internacional a la Tierra. Sin dudas Ortberg y su equipo tiene por delante lo que parece ser una situación de difícil solución.
Audiencia de la NTSB
El pasado 6 de agosto, la Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB, según su sigla en inglés), luego de dos días de audiencia en la que se ventilaron informes e hipótesis sobre las causas de la pérdida de una puerta panel de un 737 MAX de Alaska Airlines en pleno vuelo el pasado mes de enero, se dijo que en la fábrica del avión en Renton, Washington, el personal trabaja bajo demasiada presión para producir aviones con mayor rapidez, lo cual sería la razón de que se cometan errores. La NTSB llegó a esa conclusión luego de la visita de investigadores a la planta en la que pudieron entrevistar al personal que se desempeña allí.
En la audiencia, un gerente de la Administración Federal de Aviación (FAA) dijo que la agencia tiene 16 casos contra Boeing abiertos por fallas en los procedimientos, lo cual constituye el triple de lo normal, es más, 3 de ellos se han constatado aún después de la explosión del tapón de la puerta del avión de Alaska Airlines.
Crecientes problemas y renuncias
Desde los dos accidentes de los MAX (Vuelo 610 de Lion Air y Vuelo 302 de Ethiopian Airlines) hasta la llegada de Ortberg, fueron despedidos, Dennis Muilenburg (2020), un veterano de Boeing, y David Calhoun (renuncia), quien fuera miembro de la junta directiva de Boeing por mucho tiempo y de General Electric anteriormente, quien condujo a que los MAX se rediseñaran parcialmente y volvieran a volar, pero sin lograr enderezar la situación financiera ni producir un cambio cultural en la ingeniería de la empresa.
En medio de las tremendas turbulencias del legendario constructor aeroespacial estadounidense, también se incorporó al almirante Kirkland H. Donald, un experto de la Armada de los Estados Unidos, para liderar un equipo de expertos externos que llevan a cabo una rigurosa evaluación del sistema de gestión de calidad de Boeing para aviones comerciales, incluidos los programas y las prácticas de calidad en las instalaciones de fabricación de Boeing y la supervisión de los proveedores comerciales externos.
Un desafío enorme
El pasado jueves, Ortberg dijo en un memorando a los empleados: «Si bien claramente tenemos mucho trabajo por hacer para restaurar la confianza, confío en que trabajando juntos, devolveremos a la compañía el liderazgo de la industria (…) Como lo que hacemos es complejo, creo firmemente que debemos acercarnos a las líneas de producción y los programas de desarrollo de toda la empresa” (…) Planeo estar basado en Seattle para poder estar cerca de los programas de aviones comerciales. De hecho, hoy estaré en la planta de producción en Renton, hablando con los empleados y aprendiendo sobre los desafíos que debemos superar, al mismo tiempo que reviso nuestros planes de seguridad y calidad.”, agregó el flamante presidente y CEO de Boeing.
El nuevo líder fue escogido luego de una intensa búsqueda en la que la que se puso foco en encontrar a un ejecutivo que tuviera una gran reputación en la dirección de empresas de ingeniería complejas.
Ortberg tiene ante sí la resolución de los problemas de calidad de la ingeniería que fueron parte de un proceso de constante degradación de la cultura que hizo legendaria a la compañía, a la vez que deberá aumentar el ritmo de fabricación de la familia MAX incrementando la seguridad, ya que la FAA ha limitado a Boeing a la producción de los aviones no supere las 38 unidades la mes luego del episodio de Alaska Airlines, aunque la empresa no ha podido superar la construcción de más de 20 aviones mensuales.
Acuerdo con el Departamento de Justicia
Por otra parte está el flanco judicial. El mes pasado Boeing llegó a un acuerdo con el Departamento de Justicia para declararse culpable de conspiración para cometer fraude en relación con el desarrollo del Max . El proceso por ahora tiene un compás de espera e incertidumbre hasta que el juez federal de Texas, Reed O’Connor, avale o rechace el acuerdo que implica una multa de 244 millones de dólares y la obligación de invertir 455 millones en programas de cumplimiento de calidad y seguridad. Si el juez acepta homologar lo acordado entre el Departamento de Justicia y la empresa, Boeing se ahorraría el desgaste de un juicio que sería de imprevisibles consecuencias económicas y penales, además de un escarnio público que desgastaria su imagen durante semanas
Por ahora, el juez O’Connor ha establecido un tiempo para los familiares de las víctimas de los dos accidentes mortales del 737 MAX, puedan presentar sus posiciones en contra del acuerdo de culpabilidad que han pactado el Departamento de Justicia y Boeing. Luego de ese período de presentación, el gobierno y Boeing tendrán una semana para responder a las objeciones de los representantes legales de los deudos.
Pérdidas impensadas
Un dato que estremece al mercado aeroespacial global es que la unidad de defensa y espacial de la compañía ha perdido 913 millones de dólares en el segundo trimestre. Entre las razones de las pérdidas está el pésimo contrato que Boeing firmó para construir dos nuevos aviones AIR FORCE ONE para la Casa Blanca.
Fuente: NTSB, Boeing, www.theepochtimes.com,/www.justice.gov, entre otras.
