Cualquier amante de la aviación lo sostiene: El Concorde fue una belleza. Y lo sigue siendo. ¿Tanto como para impulsar a ciertos empresarios a invertir para que vuelva a volar?, parece que sí.
Como se recordará en 2003 el avión de pasajeros más rápido jamás construido fue retirado de servicio luego de la caída en la confianza de los viajeros a raíz de un accidente fatal ocurrido en París, allá por el año 2000. Sin embargo, ahora, un grupo de empresas agrupadas en el Concorde Club parecen estar interesadas en recuperar dos aeronaves e invertir 150 millones de euros para que una se convierta en atracción estática en Londres y la otra vuelva a volar a 2.000 km/h.
Más allá de su belleza y de la nostalgia de tiempos que parecen haberse ido, el Concorde siempre estuvo asociado a gasto y pérdidas. Su desarrollo fue pactado en 1962 por Gran Bretaña y Francia. El primer vuelo se realizó en marzo de 1969 y su entrada en servicio comercial se concretó el 21 de enero de 1976. Uno de sus hitos fue dar la vuelta al mundo en 31 horas y 27 minutos en 1995.
Nunca se hizo pública la inversión que se realizó para su construcción, pero se estima que superó varias veces los 1.524 millones de euros (en moneda actual) que se estimaron al comienzo del proyecto.
En 1973, al estallar la crisis del petróleo, muchos interesados en comprarlo se arrepintieron y sólo Air France y British Airways lo utilizaron, especialmente para volar entre París o Londres y New York, un trayecto que la aeronave realizaba en menos de cuatro horas. Sus pasajeros fueron ricos y famosos que se lucían al tomar la emblemática aeronave.
Tal vez el Concorde vuelva a tener una chance más. Depende de un mercado dispuesto a solventar su enorme costo operativo. Esperemos que se concrete y que todo entusiasta de la aviación pueda soñar con la posibilidad de verlo en acción nuevamente.
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