Para un republicano que se precie hablar de “gobierno” cuando se refiere a quienes han sido designados democráticamente para conducir el Estado resulta como mínimo incómodo, por eso llamaremos a la gestión que comenzó hace apenas unos cuantos días “administración”, en este caso, la Administración Macri.
Dicho lo anterior, diremos que la nueva Administración ha causado gran expectativa al nombrar en los puestos más importantes del Estado a personas de reconocida trayectoria profesional que comenzaron a trabajar —sin red por la falta de colaboración de la anterior “gobernante”— en la implementación de planes que se estuvieron elaborando previamente en “think tanks” como la Fundación Pensar. Así, en Economía, Relaciones Exteriores, Seguridad, entre otras áreas, comenzaron a producirse hechos concretos para establecer políticas públicas que sin lugar a dudas han producido una mezcla de sorpresa y tranquilidad en la mayoría de la ciudadanía.
Sin embargo, al menos al momento de escribir las presentes líneas, en el área de aviación civil, esto es la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), no se han establecido fehacientemente aún quiénes serán los que conducirán las imprescindibles políticas que el área necesita, ni cuáles serán esas políticas.
Se sabe que el Ing. Juan Pablo Irigoin sería el titular de la ANAC y que muchos de los anteriores funcionarios han renunciado a sus puestos juntos con el Administrador saliente, Dr. Alejandro Granados, pero también que otros que permanecen en el sector, sin contar con antecedentes ni reconocimiento por su reciente gestión, conservan puestos sin acusar recibo de los cambios que han ocurrido y hasta con el visto bueno de quienes están desembarcando en el edificio de la avenida Paseo Colón. Esto podría ser una actitud de loable prudencia de los nuevos responsables mientras se ponderan las condiciones en que se encuentra cada sector, pero resulta llamativo cuando las urgencias son las que marcan la agenda.
No cabe ninguna duda que la Administración Macri necesita tiempo para poder avanzar en las soluciones y mejoras que se esperan para la Argentina y que la aviación civil no puede ser la excepción, pero sería un muy buen signo que se informara sobre qué es lo que se está haciendo aunque esto no sea más que suministrar curriculums, designaciones y lineamientos generales para un sector que resultará fundamental si las inversiones productivas vuelven al país atraídas por los proyectos de desarrollo federal que se vislumbran al amparo de la normalidad institucional.
Tal vez una situación pinte de cuerpo entero algunas incertidumbres que se viven. Las escuelas necesitan imperiosamente que se tomen exámenes a sus alumnos pero vienen soportando demoras de tres meses o más, si se toma la información disponible a principios de noviembre, y ahora se ha informado que la “caja” cerrará hasta el 18 de enero, con lo cual la demora se podría prolongar hasta por lo menos esa fecha. Esto es muy grave porque hay escuelas que tienen compromisos con alumnos extranjeros; alumnos por rendir el examen de piloto privado que perderán mucho dinero en horas de vuelo por demoras de la ANAC; pilotos que tal vez pierdan su trabajo por no poder obtener sus licencias habilitantes a tiempo, etc.
Ante una presentación que se realizó apelando a distintos mails, celulares y despachos de funcionarios de la ANAC, el titular de la Dirección de Operación de Aeronaves, señor Jorge Pedreira, respondió con rápidos reflejos convocando a una reunión, pero la sensación que subyace a este y otros asuntos urgentes que necesitan atención podrían ser más llevaderos si se informa qué es lo que está ocurriendo en la aviación civil y quiénes son los que están a cargo.
Las anteriores autoridades de la ANAC comprendieron que no informar a los integrantes de la aviación con precisión era tal vez uno de los errores más importante de su gestión, esperemos que las nuevas autoridades de la ANAC, siguiendo lo que el Presidente Mauricio Macri está haciendo, tengan con la prensa especializada —lazo imprescindible con los actores del sector— un trato fluido y profesional que siempre será visto como una actitud de sano republicanismo.
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