La International Air Transport Association (IATA) y Travalyst, una ONG (organización sin fines de lucro, según el concepto anglosajón), dedicada a “catalizar” la sostenibilidad de las diversas actividades vinculadas al turismo, colaborarán estrechamente para calcular fehacientemente las emisiones de CO2 en el transporte aéreo. La colaboración se centrará tanto en la recopilación de datos como en la metodología estándar para los cálculos de emisiones de CO2 por pasajeros basados en rutas para la aviación a escala. Esto incluirá una posición compartida sobre cómo contabilizar el combustible de aviación sostenible.
“Los consumidores quieren comprender el impacto ambiental de sus viajes. Tanto Travalyst como IATA trabajan continuamente para mejorar sus metodologías mediante la incorporación de conocimientos emergentes sobre los impactos climáticos. Por lo tanto, estamos trabajando juntos para brindarle al consumidor un fácil acceso a cálculos consistentes del costo ambiental de su viaje”, dijo Willie Walsh, director general de IATA.
Sally Davey, directora ejecutiva de Travalyst, dijo: “Es la primera vez que las aerolíneas y el sector de la tecnología de viajes se unen de esta manera. Como tal, es un hito en la descarbonización del sector. Ante la emergencia climática, los viajeros quieren y necesitan información clara e inequívoca sobre su huella de carbono en la que basar sus decisiones de viaje. Hoy reunimos a algunas de las principales marcas de viajes con la principal asociación de aerolíneas del mundo, con el objetivo de proporcionar fácilmente a los consumidores los cálculos de carbono más precisos”.
IATA es una organización conocida en la aviación, pero tal vez no lo sea tanto Travalyst, una organización global fundada por el Príncipe Harry, Duque de Sussex, en 2019, de la que participan empresas vinculadas a los viajes como Amadeus, Booking.com, Expedia Group, Google, Skyscanner, Travelport, Trip.com Group, Tripadvisor y Visa.
Dentro de la lógica que acepta que los principales responsables del cambio climático son los denominados “gases de efecto invernadero”, es importante que las mediciones se realicen de la forma más certera posible. Los datos siempre serán relevantes para la toma de decisiones y fundamentalmente para las propuestas alternativas que se formulan. En ese sentido, cobra relevancia conocer el costo de los vuelos de pasajeros y también el que resultaría de utilizar otros medios de transporte. Por ejemplo, si el transporte alternativo es el tren, considerar todo su costo, desde su tendido y mantenimiento de la infraestructura, al puramente operativo. La complejidad de estos cálculos es tremenda, tanto en la aviación como en los modos alternativos de traslado de personas y mercancías, pero se torna imprescindible para que los decisores de políticas públicas trabajen sobre la firme base de la mayor aproximación posible a la realidad.
Nota relacionada
El cambio modal del avión al ferrocarril