La eficiente Lufthansa se está recuperando rápidamente gracias a una creciente demanda de pasajes.
La principal línea aérea de Alemania tiene una obsesión: reembolsar al gobierno (los contribuyentes) el dinero que le prestaron para sobrellevar la pandemia que la tuvo casi inmovilizada a lo largo de 2020, y cuyas secuelas aún impactan en los viajes aéreos.
Harry Hohmeister, CEO de Lufthansa, dijo a la prensa que la empresa busca financiación en el mercado de capitales, lo cual es un regreso a la normalidad para toda empresa que se precie de ser tal.
La compañía dispuso de 9.000 millones de euros de las arcas públicas para sortear la crisis del COVID-19, pero sólo utilizó 2.300 y ya devolvió unos 1.000 millones de la moneda común europea. La ayuda recibida permitió solvencia a la aerolínea para estabilizarse y abordar el futuro.
El Estado alemán compró en 300 millones de euros el 20% de las acciones de Lufthansa al acordar la ayuda, el monto pagado por el fisco terminó siendo una inversión positiva de acuerdo a la evolución del precio de los papeles de la compañía.
Este verano Lufthansa recibió un incremento considerable en la demanda de pasajes y en este momento está volando con un importante nivel de ocupación. Según Eamonn Brennan, de Eurocontrol, “en la semana 31 (de 2022) el tráfico disminuyó (en relación a las anteriores semanas) en un 0,7%, a 30.419 vuelos por día, pero Lufthansa (sigue) mostrando un crecimiento significativo (luego de la recuperación por la huelga de la semana 30)”.
La semana pasada el Grupo Lufthansa informó que ha reducido su pérdida operativa hasta 300 millones de euros, un 86% más baja que en el primer semestre de 2021, y que sus ingresos han llegado a los 13.825 millones de euros, lo que representa un incremento del 140%.
El Grupo dijo que en el segundo trimestre tuvo un beneficio neto de 259 millones de euros lo cual contrasta con las pérdidas de 756 millones de euros del año pasado.
Lufthansa no hubiera sobrevivido sin la comprensión de los sindicatos ante la situación planteada por el SARS-CoV-2. En aquellos momentos en que los aviones quedaron en tierra, los gremios aceptaron rebajas en los salarios, suspensiones y una batería de medidas duras que, de no haberse tomado, hubieran significado el fin de la compañía.
En estos últimos días, los sindicatos, especialmente Verdi, convocó a una huelga luego de reclamar 9,5% de aumento en los salarios y no obtener una respuesta satisfactoria de la empresa. La medida de fuerza que involucró a 20.000 empleados afectó severamente las operaciones. El conflicto, que comenzó a solucionarse en las últimas horas, es parte de una importante ola de protestas en el mercado aerocomercial europeo cuyos trabajadores sienten la pérdida de poder adquisitivo que produce la inflación, y las consecuencias combinadas del COVID-19 y la invasión a Ucrania.
