Ya está en marcha el XXI Congreso Mercosur y Latinoamericano de Aviación Agrícola, que se realiza en Rosario, Santa Fe.
La primera jornada tuvo lugar en el Aero Club Rosario, en la localidad de Alvear, a minutos de la ciudad. Allí, transcurrió la «dinámica» del Congreso y el Puelche, avión agrícola que fabrica FaDeA (Fábrica Argentina de Aviones), abrió una exhibición, que luego continuó con el vuelo del Thrush y el Air Tractor, pulverización incluída.
Luego vinieron las conferencias, comenzó el Ing. Agrónomo Alberto Etiennot, quien con solvencia explicó la seguridad que tiene la aeroaplicación cuando, como ocurre en el 99% de los casos, se realiza conforme a los parámetros técnicos altamente comprobados por competentes entes de prestigio mundial como la FAO. En un tono llano y al alcance de todos, el ingeniero Etiennot no dejó lugar a duda y se explayó sobre los «fantasmas» que alimentan intensionadamente varias asociaciones pretendidamente ambientalistas.
Luego, fue el turno del licenciado Juan Cruz Jaime, director institucional de CASAFE (Cámara Argentina de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes, quién, a pedido del liderazgo de FeArCa (y de otras organizaciones del Mercosur), fue «provocativo» y arengó a los aeroaplicadores para que asumieran la defensa de la actividad ante los embates de la amenazante legislación que busca erradicar a la aeroaplicación, puntal de la productividad agropecuaria de la Argentina.
A pesar de una meteorología amenazante, una ventana de sol y temperatura agradable, permitió que las actividades se llevaran a cabo casi sin contratiempos.
La organización resultó impecable y la camaradería fue la nota saliente del primer tramo de un congreso que debería ser un punto de inflexión en la unidad de los aeroaplicadores del país y la región.