La huelga de Boeing llegó a su fin luego de 7 semanas de inactividad y pérdidas por 10.000 millones de dólares. En esta oportunidad, el 59 % de los empleados afiliados al sindicato de maquinistas IAM-District 751 apoyó la última propuesta de la dirección que prevé aumentos salariales significativos. La decisión de la mayoría permitirá que unos 33.000 empleados en paro regresen a las plantas de ensamblaje para continuar con una producción que venía muy ralentizada antes del conflicto.
El sindicato obtuvo un 38 % de aumento salarial que se distribuirá en los próximos cuatro años, una prima de 12.000 dólares, una mayor contribución de Boeing al fondo de retiros y mejoras para el plan de salud.
El sindicato no logró que Boeing restaurara completamente el plan de pensiones que demandaban los empleados próximos a la jubilación.
Esta ha sido la primera de las grandes pruebas que ha tenido que enfrentar Kelly Ortberg, el nuevo presidente y CEO de Boeing, quien manifestó su satisfacción por la resolución del largo conflicto.
La huelga en sí iba perdiendo fuerza, por lo que la última propuesta de Boeing, que mejoró en parte la anterior, fue recibida con alivio por los líderes sindicales.
Los costos del paro de actividades han quedado registrados como los más altos de lo que va de este siglo.
Hay una gran diferencia entre el 25 % que ofreció Boeing el 12 de septiembre pasado y el 38 % que ha propuesto la empresa en esta cuarta oportunidad.
Otro de los compromisos que asumió la compañía, es que la construcción de un nuevo avión, que está prevista para 2035, se realizaría en Seattle, hogar histórico del alicaído gigante aeroespacial.
Los huelguistas, sin seguro de salud desde finales de septiembre, recibían 250 dólares semanales del sindicato desde la cuarta semana de protesta y algunos dependían de bancos de alimentos para resistir.
Las semanas de huelga afectaron seriamente la producción de los modelos MAX, B777, B767 y la producción militar. En gran medida, el perjuicio del paro afectó también a las aerolíneas como Ryanair y Southwest. Al respecto, Michael O’Learly estimó que las demoras de Boeing le han significado a su compañía una pérdida estimada en 15 millones de pasajes entre este año y el que viene.
Gesto de Boeing
Durante la huelga, Boeing le pidió a los empleados no sindicalizados que suspendieran sus actividades una semana al mes, lo cual fue considerado un pedido injusto que afectaba seriamente los ingresos de los trabajadores que, por ser una pérdida de una semana, no podían pedir que los asistieran con el seguro de desempleo.
Entre las últimas declaraciones de Ortberg, el ejecutivo informó a esos empleados que les pagarían sus salarios, ya que el pedido fue para que la compañía tuviera más efectivo en la caja en tanto se solucionaba el problema gremial en curso.
Entre las decisiones pendientes de Boeing está el despido del 10 % de la plantilla laboral, pero no se sabe aún cuándo ni cómo se realizará la racionalización decidida para mantener efectivo en caja con el objeto de cumplir con compromisos impostergables. Otra de las medidas que implementó la empresa con el mismo objetivo fue la de vender acciones y bonos, lo que le habría permitido hacerse de unos 21.000 millones de dólares.
¿Se vende Jeppesen?
Una de las decisiones que se estaban estudiando para mejorar las finanzas de la compañía, era la venta de activos. En los últimos días se mencionó mucho que Boeing se desprendería de Jeppesen por 6.000 millones de dólares, lo que le permitiría reducir una deuda consolidada que ronda los 57.700 millones de dólares. El fabricante aeroespacial había comprado Jeppesen por 1.500 millones en el año 2000.