La semana aeronáutica

Del 23 al 30 de junio de 2021 • Por Luis Alberto Franco

Aislados

La Argentina está aislada. Su aislamiento no se debe a las últimas medidas del gobierno que constriñeron las fronteras más o menos controladas (las otras siguen siendo un colador, especialmente en día de sufragio). Es cierto que la desconexión del mundo se agudizó en las últimas horas perjudicando a compatriotas que regresaban a su terruño, pero el aislamiento no es algo nuevo, sino una constante preferencia libidinosa del poder actual, según la entendía Carl Jung.

El aislamiento argentino comenzó con el encierro más prolongado (e inútil) del mundo; continuó con erráticos testeos y opacas negociaciones con los laboratorios que avanzaban en la investigación y elaboración del único elemento efectivo para proteger la vida: las vacunas. Luego se aisló a la población de las mejores opciones disponibles porque el Gobierno optó por inocular promesas rusas y baratijas biológicas orientales. El aislamiento del ciudadano común se profundizó con la vacunación de la élite gubernamental y sus esbirros (hoy sólo el 8,8% de los argentinos tiene las dosis necesarias, el resto se resguarda detrás de tapabocas, soluciones de alcohol y tomando distancia). A los niños, casi inmunes al virus, se los aisló de su escuela y la sociedad. El país quedó aislado de los mercados al descender a la categoría “standalone” (ser único), por su divague económico. El aislamiento incluyó un constante y cuasi patológico maltrato a países vecinos y lejanos. Sobre las votaciones en foros internacionales mejor ni reflexionar. Los ganaderos quedaron aislados de sus clientes por la intempestiva prohibición que impedía cumplir con el compromiso asumido. Y se podría seguir, pero sólo cabe agregar que el constante bombardeo de falsedades y fábulas sin moralejas desde lo más alto del poder, aisló a la verdad en el más profundo y oscuro ostracismo.

En la aviación también se sufre el aislamiento por la descarnada ignorancia que exhiben sus principales autoridades en casi todos los temas en que debe (o debería) actuar. Sin embargo, un DNU ilegal parece haberle conferido a esa misma autoridad la potestad de decidir quiénes serán los 600 argentinos que formarán parte del cupo cotidiano que podrá volver a la patria y quienes quedarán varados en lejanos países. Extraña remake de los ciudadanos a “disposición del Poder Ejecutivo”.

“Varados había cuando no había vuelos; algunos tendrán que demorar su llegada, pero la conectividad está asegurada, aunque con un menor número de arribos”, dijo Paola Tamburelli con el pasado domingo 27, en el programa Rayos X, de Radio 10, uno de los medios del complejo propagandístico del Gobierno. En el mismo programa, y con igual economía de leguaje, la funcionaria aseguró que “todos los días dialogamos para que todas las empresas tengan posibilidad de operar”, y que “la conectividad está asegurada de manera diaria de todas las zonas y el diálogo con las empresas es para determinar de qué manera lograr ese objetivo”. No se sabe cuáles son las empresas interlocutoras de Tamburelli, ya que JURCA –la cámara que agrupa a la mayoría de las aerolíneas extranjeras que vuelan a la Argentina– dijo en un comunicado fechado el mismo día lo siguiente: “Hoy, varias compañías aéreas han recibido cancelaciones de los vuelos que estaban aprobados hasta fin de mes, incluso algunas fueron informadas en el mismo día del vuelo, lo cual deja a nuestros pasajeros con la inesperada sorpresa de no poder regresar”. El comunicado agrega: “Estamos tan sorprendidos como los pasajeros por lo drástico de esta medida de la cual no fuimos partícipes. Solicitamos a las autoridades nos reciban para presentar opciones de regreso para los miles de pasajeros que se verán afectados por esta medida”. Hasta ese momento el diálogo de la titular de la ANAC tenía más tufo a soliloquio que a intercambio de ideas.

Aeropuerto Ezeiza hoy.

Ante la decisión argentina de limitar el arribo al país a 600 pasajeros por día, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), un ente con más de 70 años de existencia, se hizo presente a través de su vicepresidente, Peter Cerdá, quien al referirse a la situación en la Argentina, dijo: “Es el único país del mundo que tiene una limitación de este tipo (…) Es una medida severa, aislada y desconectada del mundo …”.

Horas después de conocidas las palabras del vicepresidente de IATA, quien salió a contestarle fue  Pablo Biró, secretario general de APLA –el gremio en expansión con decisiva influencia en ANAC– al decir: “Todo lo que hace Alberto para cuidarnos de la pandemia, bienvenido sea. Hay intereses internacionales muy poderosos dentro de las líneas aéreas (…) La IATA (SIC), no tiene ni personería jurídica, ni representación como organismo internacional. Es un sindicato de privados. Cerdá es un disruptivo, un bruto, un operador. Hace 6 meses dijo lo mismo. Dijo que íbamos a ser Venezuela (…) Es un gremio de privados defendiendo sus intereses, quejándose por una actividad comercial que está restringida. Que tiene la misma razón que el gomero de la gomería, el gastronómico y que tienen todos los ciudadanos que tienen afectada su actividad comercial”. Más allá de las formas, la sinceridad “al palo”, como diría “La Bersuit”, es sumamente reveladora. Además, Biró tiene razón en algo: todos los argentinos son rehenes de las decisiones del Gobierno.

A lo largo del último año y medio varias aerolíneas dejaron de volar a la Argentina, el listado se extenderá pronto y quedaremos cada día más aislados. Por ahora estarían insistiendo en venir con carga y vacíos, para embarcar pasajeros que tenían pasajes para viajar al exterior, tal el caso de un avión de KLM que habría partido hoy.

La medida del “cupo 600” se ha tornado tan impopular que no saben cómo retrotraerla. Al principio se pensó que no afectaría al electorado afín, pero el aislamiento sería tan contagioso como el virus y con similares porcentajes de asintomáticos.

Al cierre de esta edición IATA, había sido citada a una reunión en Transporte, pero la asociación habría exigido ser atendida por el jefe de Gabinete.

Se verá.

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Unos paran sin que se note y otros pactan salarios

El detallado cronograma de las “medidas legítimas de acción sindical” programado por la Asociación de Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad a la Aeronavegación (ATEPSA) es respaldado por una cantidad creciente de trabajadores. De distintos puntos del país informan a Aeromarket que existe una importante voluntad de adhesión, pero en general se sospecha que la medida sería una suerte de coartada del liderazgo gremial y EANA. En concreto, la protesta se sufre en ciertos aeropuertos como San Fernando, pero a lo ancho y largo del país apenas se nota porque, lamentablemente, la aviación casi no se mueve. De ahí que se hable de “paro  en vacío”.

Es justo reconocer, que en aeródromos menos expuestos en donde se registran algunas operaciones, los controladores suelen ser empáticos con quien vuela. ¡Felicitaciones!

Este conflicto es raro ya que en casi todas las actividades se están acordando aumentos de salarios que rondan el 40%, incluidos letra chica y dibujos.

Por ejemplo APLA festeja la recomposición de haberes resaltando el “momento crítico para la aviación mundial y especialmente para nuestra empresa producto de ese contexto global”, según expresa un comunicado a los afiliados que firma la Comisión Directiva del gremio.

“Llegamos a un 29,5% de este período, más un 7% de la paritaria anterior que estaba abierta y algún punto extra, tal vez 1 o 2%, dependiendo de la antigüedad. La armamos un poco, porque 36,5 – 7 da 29,5%. Se trasladó más o menos lo mismo a viáticos y otros conceptos atados a inflación y se dibuja un bono (…) Es una negociación tardía y cuando agarras el lápiz estás por debajo de la media. No es para dar una medalla a los negociadores ni tampoco reprocharles nada”, dijo un experimentado piloto, quien agregó: “(…) también se levantó el mandato de no aceptar actividad en los días off, siempre que nos vacunen como prometieron”. AR tiene su propia inoculación VIP. Los números concretos se difundirán por Zoom, a las 15 horas de hoy, miércoles.

Se verá.

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El Registro no atiende el teléfono

Los funcionarios y empleados de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) que comprenden sus responsabilidades y se muestran a la altura de las graves dificultades que transita la aviación general no son mayoría, pero existen y merecen el mayor reconocimiento. Sepan ellos que quienes los frecuentan hablan sobre su eficiencia habitualmente y sus nombres son conocidos en el ambiente con agradecimiento. También están los otros, los que no terminan de comprender que sus acciones impactan en la economía que subyace a los trámites que postergan. Son los casos en que sus nombres y dependencias suelen mencionarse por todos lados pero con connotaciones opuestas a la de los anteriores.

Hoy por hoy lo que está en boca de muchos es lo que sucede en el Registro Nacional de Aeronaves.

Es una verdadera pena que ese sector de la ANAC, tan ponderado por Aeromarket y los usuaros a lo largo del tiempo como una repartición de las más ordenadas, prolijas y activas del organismo, esté en franco deterioro por las injustificadas demoras en la que incurre desde hace varias semanas.

Hoy el Registro, otrora ágil y dinámico, parece empastado y abúlico, como ajeno a sus responsabilidades o indiferente a la suerte de los trámites que vienen siendo procesados con pasmosa lentitud.

Los aviones no se compran solos, son fruto de inversores que asumen riesgos en pos de servir a sus clientes, lo cual genera trabajo. En una Argentina en la que cierran empresas todos los días, debería ayudarse a quien las abre o capitaliza, pues de la actual crisis sólo se puede salir con más empleo genuino que reemplace planes sociales perpetuos y empleo público improductivo.

Cualquier empresa que apuesta al país en un contexto tan adverso como el actual, debería ser acompañada activamente por la autoridad aeronáutica. No es tiempo de bajar los brazos y menos de perder los reconocimientos logrados a través de los años. El COVID-19 ya no puede esgrimirse como excusa para esquivar el trabajo o suponer que la “nueva normalidad” es dejar transcurrir el tiempo sin cumplir con ningún propósito. Tampoco la reciente mudanza de la ANAC puede ser la excusa para la desidia y la falta de supervisión.

Por lo demás, la ética en la administración pública no sólo consiste en no robar, sino en hacer las cosas eficientemente por un puñado de principios básicos: el ciudadano importa, el administrado importa y el inversor importa. Y, en estos momentos de crisis y espanto, el que genera empleo merece funcionarios que funcionen, como bien dijo alguien.

Se verá.

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La unidad hace la fuerza

Por ahora, el intento de la Asociación Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) –avalado técnicamente por la asesora legal de la Dirección Nacional de Relaciones y Regulación del Trabajo, Silvana Elisabeth Nusch y el supervisor técnico, Jorge Alejandro Insúa– de expandir su representación sobre la aviación privada, logró movilizar a gran parte de la aviación civil como hacía tiempo no se veía. Ante la arremetida del gremio establecido para representar monolíticamente a los pilotos de líneas aéreas, como su propio nombre lo define, y más allá del texto del Estatuto actualizado pícaramente en 2014, los empresarios del sector intimado a realizar presentaciones ante Trabajo, se reunieron y tomaron decisiones trascendentes cuyo fruto comenzará a verse en las próximas semanas.

Por el lado de los representados, es decir, de los pilotos que serían convidados a degustar las mieles de una representación sindical forjada en le yunque de la Carta del Lavoro mussoliniana, las conductas a seguir están divididas, pero no en partes iguales. A esta altura de soirée, cómo decía la abuela, los “millennials” están bien al tanto respecto de gremios y las promesas de líderes gremiales eternos y ricos; y los “centennials”, absolutamente exasperados ante conceptos del pasado. La verdad es que nada será como antes porque hay argentinos que piensan con la cabeza en vez del vientre. En tiempos de redes y web todos se enteran que en el exterior Mercado Libre usa aviones especialmente contratados y que, en plena pandemia, nace una aerolínea en Brasil mientras de aquí huyen despavoridas.

Está claro que, como dijo Iñigo Errejón –uno de los ideólogos del movimiento español “Podemos”, asesor del régimen venezolano y de varios referentes regionales y locales del “Foro de San Pablo”– las medidas extremas hay que imponerlas de un modo irreversible mientras se está en el poder para que al perderlo no se puedan cambiar; sin embargo este no sería el caso de los intentos gremiales en curso por varias razones, una porque la cohesión está fragmentada; dos, porque aún existe cierta división de poderes en la Argentina; y tres, porque la gente va despertando a la realidad con la misma velocidad en que se agotan los recursos reales.

No caben dudas: los próximos movimientos serán bien interesantes.

Se verá.

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Talleres para instructores

La ANAC y la Federación Argentina de Aeroclubes siguen con los Talleres para Instructores de Vuelo de Piloto Privado de Avión. El pasado 24 y 25 de junio fue el turno de las jornadas realizadas en el Aero Club Mendoza, ubicado en La Puntilla, Luján de Cuyo. Las vacantes para el encuentro se completaron rápidamente conforme a los aforos que demanda la pandemia.

En Neuquén ya está todo listo para la próxima reunión de mañana y pasado, 1 y 2 de julio. El lugar específico será el Aero Club Neuquén.

Seguramente habrá más encuentros, pero aún no se ha difundido el cronograma de talleres.

Se verá.

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Fallo contra la PSA

Un fallo de la Cámara Federal de Apelaciones de General Roca, condenó a la Policía de Seguridad Aeroportuaria y a la empresa Dinippon Electronic S.A., a pagar 11,5 millones de pesos por un trágico suceso ocurrido el 23 de abril de 2010.

La demanda fue impulsada por la viuda del piloto privado Alasdair Whewell, a nombre de su hijo menor, contra el Estado Nacional por la responsabilidad que le cabía en la tragedia a la PSA y la empresa que controlaba el funcionamiento de los detectores de metales del Aeropuerto de Bariloche, en el asesinato de su marido a manos de un pasajero suicida.

En primera instancia, el Juzgado Federal de Bariloche estimó que la actora no habría logrado demostrar en forma decisiva que las demandadas tuvieran responsabilidad en lo sucedido, pero ahora el juez Mariano Lozano revirtió aquella decisión al considerar suficientemente probado que la PSA y Dinippon Electronic S.A. tuvieron un grado de negligencia que posibilitó la tragedia.

El caso, que en 2010 conmocionó a Bariloche, comenzó con la contratación de un vuelo por el señor Levent Salim Bergkotte, un supuesto turista interesado en tomar fotografías aéreas de la zona. Ultimados los detalles del vuelo, el pasajero abordó el Piper PA-28, matrícula LV-LDP que comandaría el piloto privado Alistair Whewell, portando un aerosol con gas pimienta y un cortaplumas. Del expediente se desprende que las pericias determinaron que en pleno vuelo el pasajero hirió al piloto, tomó el control del avión, detuvo el motor y lo estrelló contra el terreno en inmediaciones del aeropuerto.

Según la parte actora, la PSA es responsable de verificar que los pasajeros no porten armas al abordar una aeronave, criterio que compartió la Cámara de Apelaciones luego de que la primera instancia considerara que según las normativas vigentes en 2010, la PSA no tenía la obligación de controlar el equipaje de pasajeros de aviones no afectados a vuelos regulares aerocomerciales.

En la extensa sentencia, el juez Lozano concluyó que el volumen de pruebas y testimonios no dejaban dudas sobre la responsabilidad de los demandados, quienes ante esa conclusión, deberán resarcir al huérfano de Whewell, que en el día del accidente tenía tan sólo 5 años.

La sentencia es compleja y podría tener derivaciones en el rigor con que la PSA ejerce su control.

Se verá.

Fuentes: Diario Río Negro y El Cordillerano.

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Gran labor social en el sur

Mario Balmaceda, hombre del sur, referente de la Sociedad Argentina de Aviación en la región, además de piloto y profesional de intensa actividad en el aeropuerto de Bariloche, realiza junto a un equipo de voluntarios del aeropuerto, una labor social encomiable en beneficio de merenderos, centros de abuelos y la población más vulnerable de Bariloche y zonas aledañas.

Sabemos que no aprobaría que mencionemos su nombre, pero las noticias llegan y no son pocas las acciones que realiza este grupo semana tras semana, en plena temporada de fríos intensos, pandemia y angustiantes necesidades de los compatriotas.

Aeromarket felicita a todo el grupo por estas iniciativas solidarias.

Para quienes deseen colaborar, por favor dirigirse a: balmacedamario@hotmail.com • WhatsApp 0294600580 • Facebook: Balmaceda Mario.

Este es un caso donde en vez de cerrar la información con un “se verá”, lo hacemos con un “se ve”. ¡Bravo!

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Eso es todo por ahora. ¡Hasta la próxima!

 

Gracias a todos los que nos contactan a través de aeromarketescucha@gmail.com. Si querés hacernos llegar denuncias o info sobre lo que pasa en la aviación, por favor escribirnos al mail. Gracias a todos los que utilizan esa vía de comunicación.

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