La intervención gubernamental afectará los vuelos en los Países Bajos

Las decisiones del gobierno de restringir vuelos es rechazada por toda la industria europea • Por Luis Alberto Franco

El año pasado el gobierno neerlandés anunció sus planes de reducir el número de vuelos en el aeropuerto Schiphol de Ámsterdam. La política a implementar tenía por objeto explícito disminuir el ruido y la contaminación del aire. El proyecto era que el aeropuerto más importante de los Países Bajos no tuviera más de 440.000 vuelos por año, lo que suponía un recorte para noviembre de este año, del 20 por ciento respecto de los 540.000 vuelos que se habían programado.

La primera reacción de los operadores del aeropuerto fue hacer una declaración en la que aseguraba que el plan del gobierno crearía «gran incertidumbre».

En declaraciones del propio ministro de Infraestructura y Gestión de Agua, Mark Harbers, se reconoció que la decisión sería “difícil para el sector de la aviación que está recuperándose del enorme impacto de la pandemia del Covid-19”. Sin embargo, aunque el ministro se manifestó consciente de la situación, la decisión gubernamental siguió adelante.

Luego de un tiempo, Schiphol declaró que quería trabajar con el gobierno y las aerolíneas en un “enfoque bien pensado para reducir el ruido y la contaminación”.

La legendaria aerolínea holandesa (Países Bajos) KLM, también se expresó, al decir que la medida tendría «consecuencias dramáticas» para la aerolínea y para las conexiones aéreas del mundo con los Países Bajos”. Luego fue más allá al señalar en un comunicado que “(…) la decisión está en conflicto con el acuerdo de coalición del gobierno de tres maneras diferentes: no coincide con el deseo de mantener una función central sólida para nuestra economía nacional, no apoya la empresa nacional estable y predecible, y no logra mejorar nuestra calidad de vida y clima”.

 

ACI la voz de los aeropuertos

La organización de aeropuertos ACI Europa (Airports Council International) reaccionó con consternación ante la decisión del gobierno y calificó la conectividad aérea actual de Schiphol como «un gran beneficio para los Países Bajos en varios niveles». Olivier Jankovec, director general de la organización en Europa, agregó: «En muchos sentidos, Schiphol es lo que hace que los Países Bajos sean más grandes de lo que son. Desde ese punto de vista, no hay duda de que la decisión del gobierno de reducir significativamente la capacidad del aeropuerto hará que los Países Bajos sean más pequeños”.

IATA no se quedó atrás con las críticas. Willie Walsh, director general de IATA, dijo: “Esta repentina decisión es un duro golpe para la aviación, el empleo y la economía de los Países Bajos. Se suma a la triplicación del impuesto a los pasajeros y al aumento del 37 por ciento en las tarifas aeroportuarias”. Luego Walsh agregó: “Estamos viendo un estrangulamiento de la conectividad aérea que se ha desarrollado de manera constante durante 100 años, brindando respaldó a gran parte de la economía holandesa y las aspiraciones de millones de viajeros del país”.

 

 

Ante el problema, KLM junto a otras aerolíneas, como Delta Air Lines y EasyJet, que representan el 60 por ciento del tráfico aéreo en Países Bajos, comenzaron a pensar en revertir la decisión del gobierno ante la Justicia. Finalmente el caso fue presentado por la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) y la Asociación de Transporte Aéreo de América, así como por una larga lista de aerolíneas. Además de KLM, otras aerolíneas que participaron en el desafío incluyeron Delta Air nes, Transavia Airlines, Martinair, TUI Fly (Países Bajos), EasyJet, Lufthansa, Air Canada, British Airways, JetBlue Airways, United Airlines y otras. El argumento que se presentó ante los tribunales, fue que la decisión del gobierno de reducir las operaciones violaba los procedimientos establecidos, la legislación nacional, como así también las normas europeas e internacionales.

En primera instancia la presentación tuvo un fallo favorable, lo que evitaba que el Aeropuerto Schiphol de Ámsterdam redujera los vuelos. El Tribunal de Holanda Septentrional dictaminó que el estado no había seguido los procedimientos adecuados al intentar reducir el número de vuelos permitidos en Schiphol, sin embargo muchos consideraron que lo único que se había logrado era ganar tiempo para que el aeropuerto y las aerolíneas trabajaran en propuestas para mejorar los problemas de ruido y las emisiones a partir de un equilibrio entre los intereses de la aviación y el medio ambiente.

A pesar del fallo el Aeropuerto de Schiphol había trabajado en un arreglo temporal a partir de noviembre de 2023 que estaría vigente hasta octubre de 2024, y reduciría los vuelos a 460.000 por año. Sin embargo, KLM y las otras aerolíneas argumentaron que deberían poder mantener la capacidad actual de 500.000 vuelos hasta que se establezca el nuevo máximo.

Con el fallo a favor, IATA emitió un comunicado elogiando la decisión del tribunal: «Acogemos con beneplácito la decisión del juez. Este caso se trata de defender la ley y las obligaciones internacionales», dijo Willie Walsh, director general de IATA. «El juez entendió que el gobierno holandés violó sus obligaciones al acortar procesos que someterían a escrutinio su deseo de reducir el número de vuelos en Schiphol. Esta decisión otorga una estabilidad vital para este año a las aerolíneas que utilizan el aeropuerto de Schiphol y mantiene la elección y la conectividad de los pasajeros.»

A pesar del fallo el gobierno siguió con la idea de suspender todos los vuelos nocturnos para fines de 2025. Además, los planes del aeropuerto para dar una respuesta a las intenciones del Estado fue suspender los vuelos nocturnos y cancelar la operación de aviones privados y de negocios.

Luego de idas y venidas judiciales y negociaciones para mitigar el ruido y las emisiones, el Tribunal de Apelación de Ámsterdam dijo la semana pasada que los planes del gobierno para reducir los vuelos anuales en el aeropuerto de 500.000 a 460.000 en noviembre no violan la ley nacional o europea, anulando efectivamente el fallo de abril que bloqueó los planes con el argumento de que el gobierno no había seguido los protocolos establecidos para implementar los cambios propuestos.

Con el fallo a su favor, el gobierno holandés dijo que la decisión judicial era «un paso importante para lograr un nuevo equilibrio entre la importancia económica de un aeropuerto internacionalmente bien conectado, por un lado, y los intereses de los residentes y el medio ambiente, por el otro».

Los planes provocaron la airada reacción de la industria de la aviación, incluida IATA y una serie de aerolíneas como Delta Air Lines, EasyJet, TUI, Corendon Airlines y KLM Group, parte de Air France-KLM, que habían logrado la victoria en el primer fallo.

 

 

«Este es un resultado decepcionante para los viajeros, los transportistas, la economía holandesa y las aerolíneas», dijo Willie Walsh, director general de IATA. «Mientras examinamos el fallo y sus complejidades, buscamos que el gobierno holandés sea claro sobre sus intenciones. El impacto total de esta decisión en los recortes de capacidad planificados no está claro y no existen procesos internacionales establecidos para un ejercicio tan retrógrado», dijo la entidad que reúne a las aerolíneas.

El aeropuerto de Schiphol se mostró de acuerdo con el fallo, pero instó al gobierno a aclarar la cantidad de vuelos que se recortarán para prepararse para el verano de 2024. El gobierno había dicho anteriormente que presionaría para que la reducción limitara los vuelos a 440.000 para noviembre de 2024. La polémica parece haber encontrado una decisión casi final.

En los hechos, los viajeros a y desde Amsterdam sufrirán las consecuencias de la decisión, y la economía de los Países Bajos también se resentirá por un menor flujo de vuelos y el correspondiente aumento del precio de los pasajes en función de una oferta menor de plazas. El temor de la industria es que esta decisión se copie en otras naciones en medio de una ola de activismo que pretende estigmatizar a una aviación que ha demostrado sobradamente una eficiencia exponencial constante que no deja de sorprender.

En los próximos años se verán claramente las consecuencias de esta nueva intervención de los gobiernos en el mercado.

Por lo pronto, el gobierno de los Países Bajos, liderado por el primer ministro Mark Rutte, renunció el pasado viernes tras las discrepancias con los miembros de la coalición en materia de contención de los refugiados. Tal vez, las elecciones y formación de un nueva coalición produzca un cambio en las políticas públicas aeroportuarias que jaquean a la aviación comercial en la vieja y abierta Holanda.

 

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