La Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), ha decidido la compra de 10 aviones Petrel 912i. La adquisición formaría parte de un plan de fomento para el reequipamiento de aeroclubes y la formación de pilotos.
El Petrel 912i, es una aeronave fabricada por la empresa Proyecto Petrel S.A., que fue constituida en 2005, por un grupo de ingenieros aeronáuticos, pilotos y empresarios privados argentinos –cada uno con amplia experiencia en sus respectivos ámbitos de competencia– y el prestigioso Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), para desarrollar, certificar y producir un avión que pudiese satisfacer las necesidades del mercado según las normas CS-VLA (aeronave liviana).
“En realidad nuestra larga y ardua historia se remonta al año 2003, cuando nos enteramos de que tanto los Estados Unidos como Europa aprobaban la nueva categoría de avión LSA (Light Sport Aircraft)”, nos dice Fausto López, presidente de la empresa Proyecto Petrel S.A. “Consultamos a la DNA (Dirección Nacional de Aeronavegabilidad) autoridad de aplicación en aquel entonces, sobre la posibilidad de construir una aeronave y nos aconsejaron que lo mejor era certificar en categoría CS-VLA, atento a que el LSA no es un avión certificado bajo normas aeronáuticas, sino ASTM (American Section of the International Association for Testing Materials) industriales y que sólo estaría autorizado para vuelo deportivo, no pudiendo ser utilizado como aeronave de instrucción para formar pilotos privados de avión, como era nuestra intención”, agrega el empresario.
Enterados de los elevados costos involucrados en la certificación de una aeronave, los emprendedores buscaron la forma de sumar al proyecto a una institución prestigiosa que colaborara con todo ese engorroso proceso que demandaba muchas y costosas horas de ingeniería. Así, gracias a ciertos contactos académicos de uno de los integrantes del grupo inversor, se llegó al ITBA, institución que comprendió la oportunidad que se presentaba para que sus alumnos, profesores y profesionales, participaran de un proyecto tan sofisticado como diseñar, desarrollar, construir y certificar, bajo normas internacionales, una aeronave. “Fue así que firmamos un convenio con esa Casa de Altos Estudios en ingeniería, el cual se plasmó en la creación de la empresa Proyecto Petrel S.A.”, agrega López.
Para el presidente de la empresa la aeronave reúne características muy particulares que la hacen especial para países con las características de la Argentina. “Se trata de una aeronave que tiene un costo operativo bajo de alrededor de U$D 33 la hora de vuelo y un mantenimiento muy fácil, ya que la estructura es de caños de acero 4130 de cromo molibdeno, recubierta de tela con tratamiento y pintura especiales para lograr resistencia y lomo, carenado de motor y puertas de material compuesto es de reparación sencilla.
López se entusiasma por aclarar y pone énfasis cuando se le menciona al Coyote, una aeronave que algunos dicen tiene características similares: “No hay demasiados puntos de comparación con ese avión que para comenzar es experimental. El Petrel se ha certificado bajo normas aeronáuticas internacionales, que son nada menos que unas 1.500, que se deben cumplir estrictamente y responder a un estudio teórico que termina en una demostración teórica que, una vez aprobados, demandan rigurosos ensayos dinámicos y estáticos en tierra para luego pasar a una no menos exigente comprobación en vuelo. Hay que tener en cuenta que el proceso completo que demandó el cumplimiento de las máximas exigencias internacionales para una aeronave de la categoría del Petrel, fue de cuatro años y medio. Por ejemplo, en las pruebas estáticas y dinámicas en tierra se llegó al límite de rotura de un juego de alas y de un fuselaje completos. Esta es una síntesis de lo actuado, los estudios teóricos están a la vista (nuestra estantes llenos de gruesas carpetas) y los registros de los ensayos en tierra y en vuelo han sido controlados por la Dirección de Certificaciones de la ANAC. De hecho, en la historia de la República Argentina sólo se certificaron dos aeronaves, una en la década del ’60 y 40 años más tarde, la nuestra.
“El Coyote es un avión experimental que no pasa por ninguno de los estudios, demostraciones ni ensayos enumerados. Además, algunas de las diferencias fundamentales entre ambos son: 1) El fuselaje del Petrel está construido con tubos de acero cromo molibdeno, el Coyote no. La otra aeronave se vende en kit para armarla en casa. 2) La planta alar no tiene ninguna similitud. 3) La cuerda alar es diferente. 4) La envergadura es distinta. 5) El perfil alar es diferente. En pocas palabras: ¡Lo único que comparten son las exigencias que impone la aerodinámica!”, responde el responsable de Proyecto Petrel.
La ANAC opta por el Petrel
Dentro de un plan de fomento que podría beneficiar a entidades aerodeportivas, la ANAC diseñó un programa para proveer aeronaves tal como lo hacía el Estado, a través de la Fuerza Aérea Argentina, en épocas pasadas. Con ese propósito, el organismo rector de la aviación civil nacional, llamó a una licitación pública el año pasado para la adquisición de 10 aeronaves de instrucción. Se presentó a la misma la empresa Global Jet Aviation, quien tenía un convenio de comercialización y distribución del Petrel. “Atentos a la poca experiencia de nuestra empresa en los aspectos comerciales y a la necesidad de implementar la producción de una masa crítica para salir al mercado, en Proyecto Petrel estimamos que esta era la oportunidad que tanto habíamos esperado. No se trataba de un subsidio, sino de la fabricación de la aeronave conforme al propósito que dio origen al proyecto. Significaba comenzar a trabajar e intentar recuperar legítimamente algo de la gran inversión que se había realizado”, dice López.
El proyecto, como le sucede a todo emprendimiento, tuvo que enfrentar desafíos importantes y también recoger experiencias que incluyeron pasajes realmente pintorescos. “Le cuento una ánecdota –dice el empresario que dirige Proyecto Petrel– el Ing, Paolo Rocca, Pte. de Techint, que tiene como hobby la actividad aeronáutica y avión deportivo propio, vino en una oportunidad a Gral. Rodríguez y visitó el hangar 7 de la EAA, en donde lo atendió nuestro socio y representante técnico, el Ing. Aer. Ernesto Acerbo (en realidad padre de la criatura, ya que fue el Jefe del Proyecto en el ITBA). Luego de conversar un rato, el ingeniero Rocca se mostró interesado en el Petrel, por lo que Ernesto le contó algunos detalles sobre el proyecto, entre los cuales puntualizó el problema de los costos de los tubos de acero sin costura que importábamos desde los Estados Unidos; el comentario disparó una posibilidad impensada y genial: El Ing. Roca le propuso a Ernesto un trueque, le pidió que le entelara su PA18 y le aseguró que él fabricaría los caños en Tenaris, una de las subsidiarias de Techint. Así fue cómo logramos que se fabricaran los caños, que son excelentes, a precios más bajos y, además, ¡sustituyen importaciones! La única dificultad que tuvimos al respecto, fue que la fábrica tiene una producción mínima que superaba ampliamente, nuestras necesidades, por lo que salimos a ofrecer tubos a otras empresas que quisieran asociarse para compartir costos, pero no tuvimos éxito, nadie quiso acompañarnos, así que rompimos el “chanchito” e invertimos solos en una producción que nos dejaría con un stock de tubos para 100 aviones. Tiempo después, nos vinieron a comprar firmas como Cicaré que utiliza los tubos para sus helicópteros y otras empresas. Pero no venderemos muchos ya que realmente pensamos que colocaremos más de 100 aviones en el mercado.”
Realidades económicas
El precio del Petrel 912i ha despertado suspicacias, algo que el presidente de la empresa desea aclarar: “Es duro e injusto escuchar ciertas cosas. El precio del Petrel será de 884.230 pesos, que al cambio oficial son U$D 99.300. Hay que considerar los costos de fabricación, los tiempos financieros del Estado, la propia dinámica actual en materia económica, los componentes importados que llegan al 48{85a4615a806cefb2dddfb0dcbfd9bf5df1b58e8529622455c8f10f6f6ff0f7ce} de la aeronave, los honorarios como la empresa comercializadora por su gestión y por asumir riesgos financieros, en fin, una serie de cuestiones que ciertamente conforman los costos del proceso productivo. A cambio, se proveerá al Estado una aeronave que realmente vuela muy bien, es sumamente segura y tiene enormes ventajas en términos de mantenimiento y operación.”
La producción
Los compromisos asumidos por Proyecto Petrel S.A. son muchos y la producción tiene que estar muy afilada para cumplir con todos ellos, así lo expresa López al referirse a la etapa que ya está en marcha: “Es un verdadero desafío, tenemos que entregar 4 aviones en septiembre y 6 antes de fin de año”. Nuestro mayor problema es lograr las importaciones de los insumos que no se producen en nuestro país (motor, radio e instrumentos), como dijimos antes, los caños ya no serán un componente importado, aquí Petrel y Techint han realizado una verdadera sustitución de importaciones.
“Ahora vendrá la certificación del proceso de producción, abastecer al mercado nacional y comenzar con un gran sueño, como lo es exportar el producto, todos objetivos de crecimiento que estamos buscando desde que el avión se certificó, y algo más: Pensar en nuevos productos.
“Hay que tener en cuenta que ya lanzamos al mercado el nuevo modelo PETREL LSA (Motor Rotax 912 ULS de 100 HP y panel integrado DYNON 180, no certificados). Hay uno vendido con fecha de entrega en setiembre.”
La producción de una parte del avión se hará en Mercedes, Buenos Aires, donde se ha montado el taller de soldadura y en consecuencia se fabricarán el fuselaje y otras partes; el armado final se hará en General Rodriguez. Sin embargo, la empresa aspira a concentrar toda la producción en el Aeródromo Presidente Rivadavia, Morón, posiblemente en el hangar de la ex CATA, ya que en ese aeródromo funciona el Centro de Instrucción y Adiestramiento de Técnicos Aeronáuticos (CIATA). “Esto facilitaría la obtención de mano de obra calificada y, a la vez, posibilitaría al CIATA la práctica de sus alumnos, con pasantías en la empresa, es decir obtendríamos beneficios mutuos”, asegura López.
Nuevas certificaciones
Proyecto Petrel S.A. está empeñada en lograr nuevas certificaciones o “recertificaciones”, así lo explica Fausto López: “Con el auspicio del FONTAR (Fondo Tecnológico Argentino) estamos trabajando en dos nuevos proyectos, el primero es recertificar el modelo Petrel 912i en una categoría superior FAR 23 Utilitario, que demandará pruebas en vuelo con tirabuzón de 6 vueltas, lo cual demuestra nuestra seguridad en el diseño y fortaleza de la aeronave. El segundo proyecto es certificar el modelo actual, que es VFR, para IFR, de manera tal que se pueda utilizar en vuelo nocturno y para dar instrucción de vuelo por instrumentos. Luego, superada la certificación y la producción, que está en plena ejecución, comenzaremos a desarrollar y certificar un modelo cuatriplaza”, concluye López.
Luis Alberto Franco
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