El zorro en el gallinero
La razón por la que existen los organismos reguladores de servicios públicos monopólicos es para que éstos no se abusen de su condición.
Cuando en la Argentina el menemato creó el monopolio artificial que se haría cargo de la mayoría de los aeropuertos del país y la empresa Aeropuertos Argentina 2000 se alzó con la concesión de 33 de las estaciones aéreas existentes, creó también el Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos para que controle a la “empresa” (el entrecomillado es porque llamar empresa a AA2000 es un abuso conceptual) en la ejecución de los compromisos que asumía y en resguardo de quienes serían los clientes y usuarios que utilizarían los servicios de un único prestador. Para ser más gráficos: Dado que se otorgaba el gallinero al zorro, alguien velaría para que el zorro no terminara con las gallinas o las sometiera de la manera que mejor le pareciera.
El propósito pergeñado en aquella turbulenta época de vidriosas concesiones no parece haberse cumplido cabalmente, ya que el Organismo Regulador del Sistema de Aeropuertos (ORSNA) no evitó que se acumularan numerosos conflictos por el incumplimiento de las inversiones prometidas por AA2000 y por muchas otras razones, entre las que podemos destacar desde los constantes abusos a los que fueron –y son– sometidos los permisionarios que deben negociar para trabajar en aeropuertos construidos casi totalmente con recursos públicos, hasta la dispensa, avalada también por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), para que esa “empresa” privada ejerza un inconstitucional poder de policía que la convierte en árbitro en el otorgamiento de permisos de ingreso para trabajar en aeropuertos públicos que por su naturaleza son imprescindibles para la realización de cualquier actividad aeronáutica. Esta prerrogativa funcional a los abusivos beneficios que persigue AA2000, que debería impedir el ORSNA ante una simple presentación administrativa, y reservar celosamente para sí la PSA sin permitir la participación de terceros, no son los únicos instrumentos que el Estado obsequia a AA2000, ya que en la misma línea se encuentra la disposición de hacer pasar a la aviación general por el flamante FBO de Ezeiza cómo única alternativa de salida de vuelos desde ese aeropuerto previo pago de uno de los aranceles más caros del mundo.
La situación de lo que pretende AA2000 es de tal gravedad que hoy por hoy constituye la principal preocupación de una aviación civil que en los hechos está indefensa ante las pretensiones económicas de un concesionario –que ya no se sabe bien a quién responde– que intenta cuadruplicar el precio de sus tarifas respecto de lo que venía exigiendo, sin que ello signifique una mejora en los servicios que la “empresa” brinda sino, en el mejor de los casos, la mera promesa de que con esos aumentos se construiría en el Aeropuerto Internacional San Fernando, un FBO cuya concreción se vislumbra de imposible cumplimiento.
La Justicia tiene en sus manos varias causas que ventilan estos asuntos y debe fallar conforme a la Constitución Nacional para hacer que, entre otras cosas, el ORSNA funcione como corresponde e instruir a la PSA para que se abstenga de dar intervención a una poderosa sociedad anónima –que hasta pretende quedarse con parte de la facturación de ciertos trabajadores– en la tramitación de credenciales de ingreso a los aeropuertos bajo su jurisdicción.
En otras palabras: La Justicia ahora no sólo deberá exigir que el controlador del zorro haga su trabajo como corresponde, sino evitar que este meta las gallinas en las mismísimas fauces de la bestia e incluso –por esa circunstancia que algunos sin pudor se atreven catalogar como “política”– que bestia y regulador se confundan en una misma cosa. De hacerse lo que corresponde ¡será justicia!
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