El 19 de enero pasado falleció en un accidente aéreo César Falistoco, el gran piloto argentino de acrobacia. Ocho meses antes, César había sufrido la irreparable pérdida de su hijo en otro accidente incomprensible. A raíz del dolor de un padre, un padre piloto, César propuso que cada 17 de julio, se lleve a volar a los niños en todas partes del país. En aquella oportunidad, César ofreció pagar el combustible para que su homenaje fuera llevado a cabo y respondieron a la invitación cientos de aeronaves de la comunidad aeronáutica civil que llevaron a tal vez miles de niños a experimentar el vuelo. Nadie reclamó el combustible, tal vez porque el alma se alimenta de otras cosas y todos experimentaron la felicidad de transmitir lo que sólo el vuelo puede ofrecer.
Dentro de más o menos un mes será 17 de julio y la propuesta sigue en pie: Celebrar el Día del Niño Aeronáutico. No sería el ya instituido Día del Niño, sino un día especial, que la aviación civil haría suyo, para que los chicos de la Argentina vivan una jornada de felicidad aérea.
Sería también un homenaje a César y Antonio y para festejar a cientos de padres que han transmitido su amor al vuelo a sus hijos.
Aeromarket impulsa este día, ojalá que aquel guante de amor que arrojó César sea recogido por quienes tienen los medios de hacer algo noble por las generaciones futuras al establecer el vínculo que desde tiempos inmemoriales llevó al hombre a pensar que cielo sin límites podría ser un desafío permanente a su ingenio, tenacidad y amor.
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