Siempre recuerdo aquel día en que Carlos Pedro Mario Aníbal Lugones Aignasse se sentó casi imperialmente al escritorio en la oficina del administrador de la ANAC para hacerse cargo de la conducción del organismo. Fue debut y despedida. Aquella imagen me recuerda el apotegma vaticanista que alude a los candidatos firmes al papado: “El que entra Papa, sale cardenal.”
Tal parece que los cambios en la titularidad del Poder Ejecutivo Nacional vienen acompañados de pujas por ocupar los distintos cargos que deben ser cubiertos con la misma urgencia y necesidad con que se emiten los decretos. El expresidente Mauricio Macri advirtió alguna vez a Javier Milei que necesitaría entre 30.000 y 40.000 personas para desembarcar en el gobierno. Era la pura verdad. No importa si luego se reducen los puestos, hay que remover a todos aquellos que pondrán obstáculos para reformar la realidad decadente en que se encuentra el país.
El Presidente Javier Milei muestra que tiene muy bien afirmadas las ideas que producirían un cambio sustancial de la Argentina, y hay consenso ciudadano de que esas ideas serían las que tienen la mayor chance de llevar a una sociedad más abierta, libre y responsable. No hay dudas de que el Presidente tiene que mostrar al mundo que la Argentina ha emprendido un camino irreversible para atraer inversiones, dado que la llegada de capitales disminuirán las penurias que implican resolver el evidente desastre en que han dejado la Nación, para comenzar el tránsito a la modernidad. Seamos precisos: la batalla es entre lo antiguo y lo moderno.
Enmarcada en esa realdad está la Aviación Civil Argentina. Las disputas por ocupar cargos implican diversos factores de poder, cada uno respondiendo a sus intereses particulares, pocos son los que anteponen las ventajas de un sistema más libre, flexible y descentralizado que beneficiará a todos. Va de suyo que ese camino conlleva la realidad de competir y mejorar, lo que por lo general afecta a quienes tienen cotos de caza o, como dice el paisano, la vaca atada por la rienda firme de los privilegios.
En ese contexto parece que aquellos nombres que se daban por designados para conducir la aviación civil han perdido la fuerza inicial. Hoy la sorpresa es que quienes colaboraron con la desregulación encabezada por Federico Sturzenegger, son resistidos por el círculo más íntimo del Presidente.
El cambio de nombres trae una sorpresa muy positiva: Gustavo Marón sería el nuevo administrador Nacional de Aviación Civil.
Así las cosas, han comenzado a circular los nombres de Esteban Tossutti, un profesional de la administración experimentado en empresas de servicios, que trabajó para Cartesian Capital Group (principal accionista de Flybondi) aerolínea en la que llegó a ser presidente hasta no hace mucho. De concretarse esta designación –dicen que la semana que viene se publicaría su nombramiento en el Boletín Oficial– se hará cargo de la nueva (o recuperada) Subsecretaría de Transporte Aéreo. El perfil de Tossutti no podría ser más opuesto al del doctor Hernán Gómez, ya que el primero es un técnico más o menos especializado en Relaciones Laborales con cargos en empresas de distinta naturaleza en el pasado, mientras que el segundo es especialista en Derecho Aeronáutico y ha realizado una carrera en la burocracia aeronáutica nacional y, en el sector privado, asesorado a estados y organizaciones de la región y el mundo.
El cambio de nombres trae una sorpresa muy positiva: el doctor Gustavo Marón sería el nuevo administrador Nacional de Aviación Civil. Marón se ha desempeñado por largo tiempo como asesor de empresas, es apoderado de la Federación Argentina de Cámaras Aeroagrícolas, profesor titular de Derecho Aeronáutico de la Universidad Nacional de Cuyo, historiador y autor de gran cantidad de artículos y ensayos sobre la aviación civil y, muy especialmente, de Trabajo Aéreo. También ha sido quién estuvo a cargo de la constitución del organismo mendocino para la lucha contra el granizo, y no bajo una administración gubernamental, sino con varias y de distinto signo político.
Gustavo Marón es reconocido por su gran capacidad de diálogo, su corrección en el trato personal, su dedicación y ejemplaridad, valores que pocas veces, por no decir ninguna, han precedido a un funcionario en el organismo regulador (¿y facilitador?) de la Aviación Civil Argentina.
Aún no se sabe quiénes más podría sumarse como candidatos a ocupar la Empresa Argentina de Navegación Aérea, el Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (ORSNA) y la Junta de Seguridad del Transporte.
Lo único que por el momento está firme es la designación de Fabián Lombardo frente a Aerolíneas Argentinas, la empresa que está en un rojo financiero alarmante, y que recibe de parte de los lessors, al decir de una fuente de ARMKT, un promedio de “default notice” por día, lo cual podría dejar en tierra varios aviones. ¿Habrá plata para salir de esta situación?
A horas de terminar el año, las dudas se multiplican. Javier Milei avanza con sus innovadoras ideas, pero tiene pocos ejecutores.