EASA ante la nueva aviación

EASA adapta las Reglas del Aire para la Era de los "taxis aéreos": VTOL lanza la Revisión de SERA para la movilidad aérea del mañana.

La Agencia de Seguridad Aérea de la Unión Europea (EASA) ha dado un paso fundamental hacia el futuro de la aviación urbana y regional al publicar la Revisión de agosto de 2025 de sus Reglas de Fácil Acceso (EAR). Este formato de «Fácil Acceso» consolida la normativa y su material guía en un documento unificado y fácil de consultar. La actualización corresponde a las Reglas Europeas Estandarizadas del Aire (SERA) y representa la piedra angular para la integración segura de las aeronaves tripuladas con capacidad de despegue y aterrizaje vertical (VTOL), comúnmente conocidas como «taxis aéreos» o VCA, en el cielo europeo.

La nueva normativa, modifica aspectos cruciales del Reglamento del Aire para dar cabida a estas tecnologías innovadoras, marcando el inicio de una nueva era en la Movilidad Aérea Innovadora (IAM).

¿Qué cambia exactamente?

Las Reglas Europeas Estandarizadas del Aire (SERA), el corazón de la actualización, son, en esencia, el código de circulación del cielo europeo, garantizando que todas las aeronaves operen bajo un conjunto común de normas de vuelo. Hasta ahora, estas reglas estaban diseñadas para aeronaves convencionales. La revisión de agosto de 2025, impulsada por el Reglamento de Ejecución (UE) 2024/1111, introduce cambios y, fundamentalmente, nuevo material de soporte.

Este material se conoce formalmente como Medios Aceptables de Cumplimiento (AMC) y Material de Guía (GM). En términos simples, los AMC son «recetas» técnicas que detallan una forma estandarizada y aceptada de cumplir con la ley, mientras que los GM ofrecen explicaciones y recomendaciones para ayudar a su correcta interpretación y aplicación.

Uno de los cambios más significativos es la adaptación terminológica para incluir aeronaves de propulsión eléctrica. Se ha introducido el término compuesto «combustible/energía» en todos los procedimientos, desde la planificación de vuelo hasta las emergencias. Esto asegura que las aeronaves eléctricas, que no usan combustible tradicional, queden cubiertas por las normativas de seguridad relativas a la autonomía y las reservas de energía.

Además, se establecen nuevos criterios operativos específicos para las VCA, como una visibilidad de vuelo mínima inicial de 1.500 metros en operaciones VFR (Reglas de Vuelo Visual, es decir, volando con referencias externas y no solo por instrumentos), reconociendo que sus condiciones operativas no son idénticas a las de los helicópteros. 

Un camino colaborativo y metódico

Esta implementación no es una decisión repentina, sino el resultado de un meticuloso proceso de desarrollo, conocido oficialmente como Tarea de Reglamentación (RMT) RMT.0230. Durante años, EASA ha trabajado en estrecha colaboración con grupos de expertos de la industria, fabricantes, operadores y autoridades nacionales de aviación para forjar un marco regulatorio robusto y proporcionado.

El proceso incluyó extensas consultas públicas a través de documentos conocidos como Noticias de Propuesta de Enmienda (NPA). Estos son borradores de la normativa abiertos a comentarios del público y la industria. Las consultas, como la NPA 2022-06 y la NPA 2024-01, fueron cruciales para refinar la propuesta final, que se consolidó en el Dictamen N.º 03/2023 de EASA, sentando las bases para el reglamento hoy adoptado.

Seguridad, Innovación y Confianza Pública

La «Nota Explicativa» que acompaña las decisiones de EASA (2025/010/R, 2025/011/R y 2025/012/R) detalla los objetivos estratégicos detrás de este nuevo marco:

  • Garantizar la seguridad: El principal objetivo es asegurar la operación segura de las VCA tripuladas tanto para los pasajeros como para las personas en tierra, especialmente en entornos urbanos densos.
  • Apoyar la innovación: Crear un marco regulatorio claro, eficiente y armonizado que no obstaculice el desarrollo del mercado de VCA, fomentando la competitividad de la industria europea.
  • Fomentar la confianza: Establecer reglas transparentes en materia de seguridad, protección y medio ambiente para generar la confianza de los ciudadanos europeos en los nuevos casos de uso de la IAM.
  • Proporcionar orientación: Ofrecer una guía clara tanto a las autoridades competentes como a los fabricantes y operadores para el despliegue de sus operaciones.

Análisis de impacto y consideraciones clave

El estudio de impacto y las consultas públicas revelaron debates importantes que dieron forma a la normativa final. Dos de los temas más discutidos fueron:

  1. Reserva final de combustible/energía: A diferencia de los helicópteros, la normativa para VCA adopta un enfoque basado en el rendimiento: la reserva se calcula según el tiempo necesario para una maniobra de «motor y al aire» (go-around) en condiciones degradadas. Tras las aportaciones de las autoridades, EASA aceptó establecer un umbral mínimo de seguridad: la reserva nunca será inferior a la energía necesaria para garantizar 5 minutos de vuelo en dicha configuración.
  2. Lugares de desvío adecuados: El concepto de «lugar de desvío adecuado» fue ampliado para incluir no solo vertipuertos, sino también áreas preevaluadas como estadios o grandes aparcamientos que podrían usarse en caso de necesidad. La responsabilidad recae en el operador y el piloto de asegurar, tanto en la planificación como durante el vuelo, que dichos lugares estén disponibles y sean seguros en el momento de su posible uso.

Una metodología ejemplar para la aviación del futuro

El trabajo realizado por EASA para integrar la movilidad aérea innovadora no es solo una nueva regulación, sino una clase magistral sobre cómo abordar el futuro de la aviación. El proceso ha sido metódico, eficaz y específico, demostrando una profunda comprensión de la complejidad que implica introducir una tecnología disruptiva en un entorno altamente regulado.

La agencia ha tenido en cuenta a todos los actores que podrían verse afectados: fabricantes de VCA, operadores aéreos, proveedores de servicios de tránsito aéreo, autoridades nacionales, tripulaciones de vuelo y, crucialmente, el público en general. Este enfoque holístico es el resultado de años de intervenciones profesionales y análisis, lejos de cualquier decisión tomada a la ligera.

La estrategia de EASA fue impecable: diseñó una estructura regulatoria antes de la implementación, llevó a cabo una consulta abierta, pública y transparente, y se aseguró de que las nuevas normas fueran coherentes y no entraran en conflicto con el resto del corpus normativo aeronáutico regional e internacional.

Este método de trabajo debería ser un ejemplo para las autoridades aeronáuticas de todo el mundo. ¿Por qué? Porque equilibra perfectamente dos responsabilidades que a menudo parecen opuestas: garantizar los más altos niveles de seguridad y, al mismo tiempo, fomentar la innovación para no quedarse atrás. Demuestra que es posible crear un camino para el progreso sin comprometer la seguridad.

En última instancia, el mensaje de EASA es claro: la implementación de nuevas tecnologías y los modelos de negocio vinculados a ellas no deben ser erradicados por decisiones burocráticas ancladas en el pasado o en el desconocimiento. Por el contrario, deben ser acompañados por el trabajo riguroso de expertos que entiendan las nuevas tecnologías, los riesgos y las oportunidades. Solo así los países podrán evitar quedar fuera de los avances de la aviación, asegurando que su industria y sus ciudadanos sean parte de la “Nueva Era del Vuelo”, y no meros espectadores.

Fuente: EASA.

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