Los salarios están subiendo en el mercado laboral de los Estados Unidos y en el mundo. La causa no es sólo por el reacomodamiento de los ingresos por la inflación de la postpandemia, sino por el crecimiento de la economía y la demanda laboral que crea más empleos que los estimados, y a una tasa de desocupación del 3,9 % que casi es fraccional (por tránsito en el cambio de un empleo otro), es decir que prácticamente hay pleno empleo.
En las últimas semanas, los salarios aeronáuticos han ocupado destacados lugares en los medios de comunicación de Norteamérica, destacándose algunos acuerdos históricos entre las aerolíneas y los sindicatos.
Hace tiempo que se viene señalando la escasez de pilotos y técnicos aeronáuticos. Por ejemplo, antes de la pandemia se consideraba que la industria no podría cubrir todos los puestos que estaba demandando, por lo que las empresas estaban diseñando estrategias para una formación más sistemática de pilotos, y extensión de la vida laboral de quienes quisieran permanecer en la profesión, entre otras alternativas. Luego vino la abrupta paralización de las operaciones, y el mercado sufrió una pronunciada interrupción sin que se supiera cómo se saldría de la grave situación. Luego, una vez superada la crisis sanitaria, la aviación retomó el ritmo y los vuelos comenzaron a incrementarse con una recuperación que nadie estimaba tan pujante.
Reacomodada la demanda de vuelos y de empleos aeronáuticos, vino la inflación y una tibia respuesta de la oferta de trabajadores. Muchos de los que anticiparon sus retiros en la pandemia ya no estaban dispuestos a regresar para cubrir sus puestos y, dada las cuarentenas generalizadas por el SARS-CoV-2, la formación de nuevos pilotos estuvo interrumpida. Las compañías retomaron el trazado de estrategias de largo plazo para asegurarse el abastecimiento de profesionales, pero el problema inmediato estaba presente y la disconformidad de los empleados sindicados también comenzó a manifestarse ante la pérdida de poder adquisitivo.
La crisis por la escasez estará instalada por varios años (tal como se ha manifestado reiteradamente en ARMKT), pero lo que hay que atender ya son los reclamos salariales y, sobre todo, la realidad de un bien escaso, los pilotos, técnicos y personal de cabina, cuyo precio por los servicios que prestan se ha elevado: la ley de la oferta y la demanda probaba nuevamente su inexorable realidad.
En marzo de este año los pilotos de Delta Airlines lograron un amplio y hasta el momento histórico acuerdo laboral que significó, entre otras cosas, incrementos salariales del 34 % a lo largo de los próximos 4 años. La suba es importante porque no sólo representa una actualización del salario por la depreciación del dólar, sino una mejora sustancial en los ingresos reales de los profesionales. El acuerdo también alcanza a otros sectores de la empresa.
El aumento no sólo es importante para los pilotos actuales sino un mensaje que estarían enviando las compañías a los jóvenes para volver a poner a las profesiones aeronáuticas en un lugar de alto estatus social.
Ahora es el turno de los pilotos de United Airlines, ya que la semana pasada sus representantes sindicales acordaron incrementos salariales del 40 % para los próximos 4 años. La mejora es tán relevante que fuentes gremiales estimaron que el volumen de sueldos que pagaría la aerolínea rondaría los 10.000 millones de dólares a lo largo del período señalado.
Las negociaciones han sido duras y por momentos ásperas, pero la demanda de profesionales, es decir las necesidades de tripulantes y técnicos, es una realidad que las compañías no podían soslayar.
Las negociaciones no están cerradas para United Airlines, ya que unos 16.000 afiliados a la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (ALPA, por su sigla en inglés) deberán votar para ratificar lo alcanzado por los negociadores.
Como se ha dicho, lo acordado no se circunscribe sólo a los salarios, sino que comprende beneficios de retiro y otros logros que brindan mayor seguridad laboral.
American Airlines también está alineada con estos aumentos y se apresta a votar el próximo 24 de julio un acuerdo a tono con lo alcanzado por sus competidores. Southwest Airlines aún negocia con los gremialistas, aunque está claro que no podrá negarse a validar incrementos similares ya que el mercado lleva el ritmo del proceso y ha establecido una tendencia que parece dominará la escena laboral del próximo lustro y posiblemente más allá. Cabe destacar que tanto Américan Airlines como Southwest Airlines, tienen sindicatos independientes.
A todo esto, cabe agregar que los últimos balances de las compañías aéreas muestran números positivos que parecen sostenerse en el tiempo.
Los desafíos que se vienen son muy grandes, entre ellos está la presión por las metas de emisiones, el cambio tecnológico con la incorporación cada vez mayor de lo que se ha denominado “inteligencia artificial” a los cockpits y la volatilidad de la economía global en un marco de tensiones geopolíticas y conflictos armados en curso, pero la oferta y la demanda parecen demostrar otra vez que el mercado tiene la última palabra.
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