Reflexiones sobre los accidentes aéreos

La opinión que desnuda personalidades • Por Luis Alberto Franco

Los accidentes siempre son circunstancias tristes. En la aviación sentimos propios cada accidente (e incidente) por dos razones, porque afecta a personas con las que compartimos la pasión aeronáutica en sus distintas facetas, o porque nosotros podemos ser ese “otro” involucrado en el asunto. En esa línea, es posible afirmar solemnemente que la aviación bien concebida es subordinada de la empatía.

La base ética de conocer por qué sucedió un accidente es aprender (y aprehender), porque de ello depende la capitalización del error (técnico u operacional). En la aviación el “no tropezar con la misma piedra” es vital. La mejor forma de aprender es investigar, desentrañar cuáles fueron las causas del accidente para arribar con la mayor precisión posible a conclusiones y recomendaciones.

Los accidentes, especialmente aquellos que suceden en el medio aeronáutico, siempre son atractivos para la atención pública, los medios de comunicación y, por supuesto, para variopintas opiniones en redes sociales, lo cual es delicado ya que la primicia suele ser enemiga de la certeza, y en un accidente jamás hay certezas inmediatas, es más, las conclusiones sólo surgen luego de un largo y minucioso proceso de investigación que aproxima a lo sucedido.

Los verdaderos profesionales de la aviación no incurren en la pueril facilidad de la especulación al referirse a un accidente.

 

Los medios acostumbran llamar a pilotos para que respondan a las curiosidades que suponen tiene el “gran público” respecto de lo sucedido en tal o cual siniestro aeronáutico; en esos casos, lo recomendable es circunscribirse a una suerte de libreto que refiere a la forma en que se investiga un accidente, los tiempos que lleva ese arduo proceso y, para satisfacer inquietudes –pero nunca morbos–, a explicar las condiciones en que se realizó el vuelo en cuestión, las características de la aeronave, su equipamiento si se cuenta con los datos y, con mucha prudencia si ha surgido la información, explicar alguna comunicación radial entre el control de tránsito y la tripulación, pero siempre con la firme determinación de eludir una toma de posición o especulación sobre lo sucedido. Lo más importante del testimonio de un profesional cabal siempre será transmitir tranquilidad y certeza sobre una realidad incontrastable: ¡la aviación dentro de los límites técnicos de cada aeronave y conforme a las reglas establecidas para el vuelo es segura!

Lo que hace a un profesional aeronáutico, más allá de sus horas de vuelo, si fue o no instructor, inspector, ingeniero, controlador o experto en alguna rama de la aviación, es su criterio, por eso emitir juicios sobre un determinado modelo de aeronave, la clase a la que pertenece o categoría que la identifica, en las trágicas circunstancias de un accidente, desnuda impúdicamente a quien vierte opiniones instantáneas. Hay un gran contraste entre el oportunista y el profesional verdaderamente preocupado por algún asunto serio que afecta la seguridad aeronáutica, que elabora trabajos técnicos que demuestran su hipótesis, o presenta ponencias en los foros apropiados ganando así el respeto de sus colegas y autoridad en la materia que lo ocupa.

Por eso, las circunstancias de un accidente no deberían ser ocasión para alardear de profecías dudosamente cumplidas, ni para exhibir un malsano espíritu de cuerpo en detrimento de un sistema que, si acaso ha fallado, deberá repensarse meditada y cuidadosamente como un emergente del aprendizaje fundado en la prueba y el error que caracteriza al devenir humano.

En la aviación, las licencias y habilitaciones son datos necesarios pero no suficientes para acreditar profesionalidad, ya que la integridad de la personalidad será definitoria sobre cómo se tomarán las decisiones y resolverán las posibles contingencias. En ese sentido, la expresiones vertidas en la Babel gratuita de las redes sociales en circunstancias de un accidente aeronáutico suelen ser muy reveladoras.

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3 Comentarios
  1. Eduardo Luis Aprea dice

    ESTA MUY INTERESANTE Y REFLEXIVA LA NOTA EN CUESTIÓN, las investigaciones por accidentes o incidentes de aviación deben ser parte de equipos multidisciplinarios, sería lo más adecuado, por que no siempre son de origen técnico o/u operativo, las causas pueden depender de situaciones en el momento en que se produce un accidente, generalmente por cambios en el pronóstico de ruta, que es algo que puede pertenecer al cambio climático. Realmente no es justo referirse a un accidente cuando aun no se conocen con certeza científica las causas.

    1. Eduardo Luis Aprea dice

      Las investigaciones por accidentes o incidentes de aviación deben ser parte de equipos multidisciplinarios, sería lo más adecuado, cuando estudiaba Técnico Superior de Administración Pública, en la U.C.C., nos enseñaban que para que los resultados de una investigación los resultados fuera lo más objetivo posible, se debía recurrir a equipos multidisciplinarios, por qué afirmo esto, porque un técnico con mucha experiencia va a aportar lo que conoce pero no se va a ir a opinar sobre lo que no es de su incumbencia, lo mismo un mecánico aeronáutico, tiene que haber otros profesionales o técnicos que aporten conocimientos sobre situaciones que evidentemente, surgen en el momento de un accidente, si fallece el piloto y su acompañante, nunca se va a conocer en qué estaba pensado, cuál fue la toma de decisión, si se desestabilizo la aeronave, si la decisión fue la mejor alternativa; se sabe que la mayoría de los accidentes no son por fallas técnicas, si no por error, la verdad que muchas investigaciones las hacen más engorrosas, para justificar su/s funciones, modifican los informes, por que existe competencia entre los investigadores, entonces la tendencia viene con espacios de la duda, entonces cuál sería el método para que disminuyan los riesgos de los accidentes? es lo que dicen los manuales sobre un error que no se corrige, si no lo perciben, ese error va a seguir repitiendo, se va a agrandar, hasta alcanzar un riesgo que lo coloca al piloto en una situación desconocida, cuando ya es tarde para volver a revisar el protocolo, esto ya se habló en muchos congresos, los errores que no se corrigen se van agrandando y no se les presta la debida atención, qué es esto, un error o falla técnica que se obvio por qué nadie lo señala, entonces, no todo depende de la sapienza del encargado de la operación de la aeronave, o de la seguridad operacional, por que todo es posible, nadie puede prever con 100% de certeza si todo va a funcionar perfecto.

  2. Pablo Loubet dice

    “¿EN QUE ESTABAN PENSADO?”
    Yo estaría dispuesto a apostar dinero a que después de leer el informe de un accidente, uno se pregunta, “¿En qué estaban pensando?” No de una manera negativa o despectiva, pero si en la perplejidad de leer una realidad. ¿Cómo pudo el piloto, operador o técnico de mantenimiento haber adoptado tan malas decisiones? Decisiones que resultaron en su propia muerte o la de sus compañeros de trabajo o clientes.

    Esta es una reacción natural. La mayoría de los accidentes involucran a las buenas personas que tratan de hacer lo mejor. Y sabemos por lo resultados de las investigaciones, que la mayoría de los accidentes, por desgracia, involucran a las mismas personas que toman malas decisiones y asumen riesgos inaceptables.

    Reconozco que, cuando se revisan los accidentes, éstos son normalmente analizados en la comodidad de nuestro hogar u oficina, después del hecho y con toda la sabiduría de un mariscal de campo sentado en un sillón. Aun así, la mayoría de los informes de accidentes nos dejan aturdidos en la toma de decisiones deficientes y en la evaluación del riesgo involucrado. La mayoría de las veces, no encontramos ninguna justificación racional para las acciones de los responsables, ya sean operadores o miembros de la tripulación de vuelo o de mantenimiento.

    Nadie tiene la intención de matarse a sí mismo y a los demás a través de la operación de una aeronave. Pero tengo que admitir que a veces pareciera que fuera así.

    No creo que las personas racionales, que son honestas consigo mismas, pueden leer acerca de estos incidentes y no preguntarse: “¿En qué estaban pensando?”

    Recuerda, la seguridad no es un acto de una sola vez. Es una disciplina de hacer siempre lo correcto por las razones correctas. Cuando oigas hablar de un accidente, no preguntes, “¿En qué estaban pensando?” Concéntrate en lo que puede hacer para asegurar que este mismo accidente nunca vuelva a suceder.

    Matt Zuccaro, presidente de HAI (Extraído de Rotor News)
    Traducido por el Departamento de Seguridad Aérea
    Hangar Uno

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