Cualquiera sea el rostro de quien asuma como presidente el próximo 10 de diciembre, lo cierto es que le tocará administrar un país económicamente devastado. El dato no es para nada menor teniendo en cuenta que la Aviación Civil es un fenómeno periférico de la Economía, de modo tal que se contrae o expande a su ritmo.
Como si esa relación simbiótica no fuera suficiente, resulta que nuestra Aviación Civil se encuentra dolarizada. Se trata de un hecho incontestable que se verifica desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando los Estados Unidos inundaron el mundo con su excedente industrial. Desde entonces, la inmensa mayoría del parque aeronáutico argentino es de manufactura norteamericana, por lo que se cotizan en dólares las aeronaves, los repuestos, los servicios, los seguros, etc.
Dado que los sucesivos gobiernos argentinos se han esmerado en destruir nuestra propia industria aeronáutica, hoy es prácticamente total la dependencia externa de todo tipo de bienes, incluso de aquellos insumos necesarios para producir lo poco que sale de las cuatro fábricas privadas argentinas que continúan respirando.
Es decir que estamos en crisis. Y seguiremos en crisis hasta que la situación económica general mejore, lo que se producirá en, digamos, un año contado a partir de la asunción del próximo gobierno. Es demasiado tiempo para llorar y no hacer nada, pero es tiempo suficiente para arremangarse y mover escombros. Eso es precisamente lo que hicieron alemanes, italianos y japoneses en 1945. Para 1947 sus indicadores económicos ya iban en alza… y hoy son tres potencias mundiales.
Esta nota apunta a focalizar la fantástica oportunidad que nos representa un sistema aeronáutico destruido por carácter transitivo, es decir, no porque esté quebrado en sí mismo, sino porque está quebrada la Economía que lo sostiene. Dado que soy optimista, sólo veo oportunidades positivas ante esta crisis y ante el cambio de gobierno. Veo oportunidades para la Aviación Civil y veo oportunidades para la autoridad federal que la regula, es decir, la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC).
Quisiera explicarme. Como en todo país, nuestra Aviación Civil marcha al ritmo de su autoridad de aplicación, de allí la importancia de contar con una ANAC dinámica y funcional a la actividad que pretende regular o fiscalizar. De allí también las quejas de variado tono que han venido lloviendo sobre el organismo en los últimos cuatro años, muchas de ellas injustas, algunas pocas constructivas, pero todas demostrativas de un grado de disconformidad, de desaprobación, que ha ido en aumento. Basta parar la oreja en cualquier aeródromo, en cualquier empresa o en cualquier aeroclub, para advertir que la desaprobación es generalizada.
Y es allí, precisamente, donde radican las oportunidades. Porque, partiendo de la situación actual, sólo puede haber progreso hacia adelante. Siendo así, con auténtica humildad, me permitiré proponer algunos pocos ejes conceptuales que considero edificantes.
Desde mi punto de vista, la única forma de retomar el diálogo estructural consiste en reactivar el Consejo Asesor de Aviación Civil (CONAV).
El primer eje es el diálogo, que hoy es casi inexistente. No estoy hablando de la charla puntual de un funcionario con tal o cual usuario, empresario o aeroclub, que siempre existe. Estoy hablando del diálogo institucional con las organizaciones que representan a los distintos sectores que integran el ecosistema aeronáutico. Hoy más que nunca se necesita escuchar todas las voces para recibir toda la ayuda que sea posible. Desde mi punto de vista, la única forma de retomar el diálogo estructural consiste en reactivar el Consejo Asesor de Aviación Civil (CONAV).
Este cuerpo fue creado en 2017 por la Resolución ANAC N° 955-E-2017 (Administración Juan Irigoin) con el objeto de coordinar esfuerzos para el desarrollo de la Aviación General y el Trabajo Aéreo. Fue el perfeccionamiento del Consejo Consultivo para la Aviación General y Deportiva creado por Resolución ANAC N° 479/2011 (Administración Alejandro Granados), que a la vez era el perfeccionamiento del Consejo Argentino de Aviación Civil vigente desde 1968 a partir de la creación del Comando de Regiones Aéreas de la Fuerza Aérea Argentina (antecesor directo de la ANAC).
A través de su historia el Consejo tuvo un rol articulador bastante eficiente, por ejemplo en materia de prevención de conflictos o de análisis reglamentario, pues se evitaba que una norma proyectada por la autoridad en consideración a un sector impactara negativamente en otro. El cuerpo consultivo tenía otro fin práctico, porque la autoridad hablaba y coordinaba con un interlocutor único (una Cámara, una Asociación o una Federación) en lugar de hacerlo con cada uno de los integrantes de cada sector (una empresa, un aeroclub, un particular individualmente considerado).
Se logró así un mayor acatamiento normativo (producto del consenso en la creación de las normas) y un menor nivel de conflictividad (producto de la función de interfaz que las entidades ejercían con sus representados). Ambas ventajas se perdieron desde el momento en que la ANAC dejó de convocar al CONAV, por lo que las entidades intermedias dejaron de fungir de fuelles o amortiguadores con sus bases. El resultado del puente roto no fue el quiebre de la Aviación Civil (que siguió funcionando a los tumbos), sino la deslegitimación de la conducción política de la ANAC (que muestra hoy la estampa más triste de su historia).
Hoy más que nunca se necesita reconstruir el CONAV y tener diálogo con las organizaciones de base, porque todas se encuentran en territorio, en contacto con realidades o problemas que desde Balcarce 290 sencillamente no se pueden ver. Es muy soberbio pensar que por el solo hecho de ocupar una posición jerárquica temporal, un funcionario tiene el monopolio de la verdad en todo el país…
Hoy más que nunca se necesita reconstruir el CONAV y tener diálogo con las organizaciones de base, porque todas se encuentran en territorio, en contacto con realidades o problemas que desde Balcarce 290 sencillamente no se pueden ver. Es muy soberbio pensar que por el solo hecho de ocupar una posición jerárquica temporal, un funcionario tiene el monopolio de la verdad en todo el país… y los resultados están a la vista. Por lo demás, los afectados suelen ser los primeros en encontrarle la vuelta a los problemas, de modo que las soluciones le podrían llegar pre-digeridas a la ANAC.
Desde mi perspectiva, cualquiera sea el color político del nuevo gobierno, no será posible reconstruir nuestra fracturada Aviación Civil sin convocar al Consejo Profesional de la Ingeniería Aeronáutica y Espacial (CPIAyE), a la Sociedad Argentina de Medicina Aeroespacial (SAMA), a la Asociación de Mujeres en la Aviación Argentina (AMAA), a la Confederación Argentina de Entidades Aerodeportivas (CADEA), a la Federación Argentina de Aeroclubes (FADA), a la Federación Argentina de Vuelo a Vela (FAVAV), a la Federación Argentina de Paracaidismo (FAP), a la Federación Argentina de Aeromodelismo (FAA), a la Federación Argentina de Vuelo Libre (FAVL), a la Cámara Argentina de Escuelas de Vuelo (CAEVU), a la Cámara Argentina de la Industria Aeronáutica (CARAE), a la Asociación de Pilotos de Helicópteros de Argentina (APHA), a la Asociación Aerostática Argentina (AAA), a la Sociedad Argentina de Aviación (SAA), a la Asociación Argentina de Aviación Experimental (AAAE), a la Asociación Argentina de Acrobacia Aérea (AAAA), a la Unión Aeronáutica Argentina (UAAR), a la Cámara Argentina de Aviación (CAA), a la Cámara de Compañías Aéreas en Argentina (JURCA), a la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (FEARCA) y a la naciente Asociación de Pilotos de la República Argentina (APRA). Y después están los distintos gremios del sector, que omito mencionar por razones de espacio, pero que no pueden ser infravalorados ni negados.
Nadie debería quedarse afuera de la gran mesa del diálogo constructivo, porque los tiempos que vienen van a exigir lo mejor que cada cual pueda aportar como argentino.
Excelente llamado al diálogo como uno de los factores imprescindibles para que un sistema tan dinámico y complejo tenga alguna chance de recomponerse. Sin dudas, es una de las patas de esta mesa tan extensa que requiere estabilidad duradera para que se vuelva eficiente. Y por ésa extensión, requiere que todos los organismos relacionados aporten patas de la misma longitud y solidez que las demás. Que la mesa esté nivelada y apoyada en bases sólidas será responsabilidad de todos, pero necesariamente debe nacer desde la autoridad que regula, que no puede estar de espaldas o de costado con las necesidades de la actividad o sus componentes. Una simplificación de procesos, de normas enmarañadas, de acompañamiento por parte de otras dependencias del Estado, son imprescindibles, sólo como ejemplo, organismos como AFIP, Aduana, etc. tienen que no sólo participar, sino también ser organismos que aporten soluciones desde la comprensión de su participación en la tan mentada seguridad operacional. Tienen que tomar conciencia sobre el impacto que su rol juega en la articulación normativa. Eduardo Pablo Araoz, DNI 10767799. Abogado Especialista en Derecho Aeronáutico y Espacial, Piloto comercial de globo, Instructor de Vuelo de Globo y Planeador, Piloto Privado de Avión, Instructor/facilitador CRM HHFF, araozaviacion@hotmail.com .
La verdad es que deberia crearse una decuencia organizariva funcional de acuerdo con lo normado por OACI, de simolates/iguales caracteristicas a. La que se adopto en USA., donde la Conduccion superior esta en experimentados militares de la AVIACION MILITAR Y personal militar y civil con carrera afin a lo rewuerido por OACI de estas estructuras en cada pais.
La aviacion civil opera dentro de ambitos comoartifos con kas Fuerzas aereas militares en todo el mundo, no veo ka necesudad de hacer lo que se esta haciendo hoy en el pais por la falta de conocimiento y expetiencia del perdonal civil en un ambito operacional compartido para fines de desarrollo y operacionales aerocomerciales, deportivos, etc. y todos los militares sin relacion operativa civil y militar de la necesaria continuidad operacional con fluidez y segurudad.
Leí su artículo de acuerdo a mi intelecto, pero es interesante, pero apoyo la idea que nuestras pimes y Industrias Nacional,no dependan más de repuestos extranjeros y ojalá Dios me de vida para ver un Avión total Industria Argentina