El regreso
Aquí se ha dicho varias veces, la pandemia da para todo. Las libertades drenan. Como le sucedió a la rana a fuego lento, en un tiempo estaremos a punto de bocado casi sin darnos cuenta. El virus es un asunto serio, pero no vale la libertad. Estamos en las inmediaciones del pico que se quiso evitar, sólo que exhaustos y bajo mando unificado. Como lo intentamos demostrar la semana pasada, lo micro vuelve a describir lo macro, el episodio ayuda a ponderar buena parte de la historia.
Visitar el Aeropuerto Internacional de San Fernando (FDO) es un viaje en el túnel del tiempo. Un viaje de regreso, claro. Para muchos en la Argentina aferrarse al pasado es más atractivo que asumir un desafío y avanzar. Toda la lucha por circular razonablemente libre por el aeropuerto, se esfumó en semanas. Regresó la vieja Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). El sentido común duró un gobierno y pico.
En FDO ya no se puede ingresar exhibiendo sólo con el documento, se ha vuelto a la nota que debe elevar el permisionario a los uniformados de turno. No importa cuán esencial sea la tarea que se desempeñe conforme al Decreto del PEN; en FDO la PSA muestra su ADN. El trámite varía, es casi una cuestión de humor que toma la forma del que manda. El yo y su circunstancia. La presentación se puede enviar por mail, pero el papel es imprescindible: “no tenemos insumos para imprimir las notas”, dijo un oficial al rechazar un mail a pesar de la indicación pegada en el vidrio de su propia oficina. La PSA es vintage.
Lo paradójico es que gran parte del plantel de la PSA fue reemplazado por otro debido al contagio del temido SARS-CoV-2. Una desgracia que se lamenta desde lo humano, pero que prueba que el virus no tiene DNI, ni cartas de presentación, ni lee normas o aparece en cámaras de seguridad, entonces ¿para qué tanta traba y vigilancia? Sobre todo si se tiene en cuenta que volar es excepcional. Esa norma si se cumple a rajatabla.
No es la única energía que desperdicia el país donde se dice que prima la vida por sobre todas las cosas y “#QuedateEnCasa” la consigna apoteótica. Porque también es un derroche inútil de energía leer los requerimientos de la PSA a los sufrientes permisionarios a quienes se les exige informes sobre cerradura del hangar, cámaras disponibles, centros de control de las cámaras, medidas de seguridad, etcétera. Es una demanda constante de lo mismo, como en la desesperante historia de Sísifo con la PSA siempre hay una piedra que empujar.
En fin, nos pasa como al pobre Winston, de la novela 1984 de Orwell, lo que sorprende como más característico de la vida no es “su crueldad ni su inseguridad, sino sencillamente su vaciedad, su absoluta falta de contenido”. Si hay voluntad y autocrítica tal vez aparezca el sentido común.
Se verá.
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En las mejores familias y en la aviación
Pasó en varios aeropuertos. Algunos de los pocos vuelos que se realizan en ciertas circunstancias deben solicitar la apertura anticipada de aeropuertos en los que operará. En el aeropuerto de partida o cabecera se realiza la gestión de todo el vuelo, pero cuando se llega a destino o a las escalas intermedias, sucede frecuentemente que la ANAC no ha sido notificada. Ante el reclamo de que el trámite se realizó como corresponde ante EANA, se reitera la siguiente frase: “no nos hablamos con la gente de ANAC”. Aunque pasa en la mejores familias no parece una actitud adecuada en el Estado ni para las operaciones aeronáuticas.
Otro inconveniente que se ha presentado es la supuesta falta de espacio en la plataforma de El Palomar para estacionar un avión que regresa a su base de madrugada. Raro, pero cuando FDO está cerrado la alternativa de dejar el avión en El Palomar es la más razonable, salvo que se niegue el permiso aduciendo estar colmados de aeronaves. Habría que avisar al ministro Mario Meoni y quienes piensan que ese aeropuerto sobra, que allí se estaciona un gran parque aeronáutico.
La organización de la aviación civil argentina es muy extraña. Se elucubra en Av. Costanera Rafael Obligado, se firman normas en Azopardo y se hace lo que se quiere en todas partes. ¿Qué pasaría si se volara como el año pasado o el anterior?
Se verá … ¿Se verá?
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Todes unides triunfaremes
Políticamente incorrecto es aquel que dice lo que podría ser antipático o ir contra la corriente, pero como la misión de Aeromarket es compartir la información, se avanzara sin que importen bledos, pepinos y comino el qué dirán.
El próximo 9 de septiembre, a las 9, se realizará por Zoom el “Encuentro Nacional de Mujeres de los Servicios de Navegación Aérea”, una reunión organizada por EANA. Los temas a tratar son dos: “Violencia y desigualdades” y “Brecha de género en el mercado laboral”. ¡Excelente!
Lo curioso es que la invitación digital aclara al pie: “La participación es exclusiva para las trabajadoras mujeres de EANA”, y agrega: “Por una cuestión de seguridad les solicitamos que al ingresar el usuario esté configurado con su nombre completo”. Vaya modo de resguardar lo que se hable y de prohibir la participación de todos. Perdón, de todes.
Más allá de la libertad que debería tener cualquiera para hacer lo que le venga en gana si no lesiona derechos de terceros ¿hubieran organizado una reunión como la que se celebrará la semana que viene mujeres como Carola Lorenzini o Susana Ferrari Billinghurst, Maureen Dunlop, Amalia Celia Figueredo o Tita Nattkemper entre decenas más? Seguramente ni siquiera se les hubiera ocurrido.
¿Será interesante la reunión?
Se verá.
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No aclares porque oscurece
CLARA, la Cámara de Líneas Aéreas de la República Argentina, que se creara en 2007 para congregar a aerolíneas privadas, resurgió como el Ave Fénix, esta vez liderada por Aerolíneas Argentinas. Se ruega no dejarse llevar por la naturaleza de las cosas ni por la apariencia.
Los integrantes de la versión actual son: Aerolíneas Argentinas, Flyest Líneas Aéreas, American Jet Líneas Aéreas, Avian Líneas Aéreas, LASA Líneas Aéreas y Andes Líneas Aéreas. En otras palabras la línea del Estado, nonatos, moribundos y alguno de estos que le ponen un sobretodo a un mosquito en vuelo, como decía el gallego de la esquina en un cerrado castellano.
La orden de Aerolíneas fue que ANAC atendiera a los flamantes agremiados y así se cumplió gracias a las facilidades digitales.
Ya se ha informado algo sobre la reunión, pero al anunciarse el encuentro Aeromarket recordó una entrevista que uno de nuestros cronistas le hiciera hace algún tiempo al señor Carlos Colunga, mentor de Avian.
Colunga, quien también gerenció MACAIR, quejoso por lo realizado durante la administración de Mauricio Macri, dijo a Aeromarket en aquella oportunidad: “El proyecto Avian fue concebido en el gobierno de la señora de Kirchner. Nosotros queríamos ser alimentadores, hacer hub en Tucumán, Córdoba, Neuquén y Buenos Aires, para que, cuando llegara Aerolíneas Argentinas, darle y distribuir tráfico con aviones que pudieran ponerse dos o tres veces por hora en marcha para volar a 400 km a la redonda. Nuestro proyecto siempre fue ir de la mano de Aerolíneas Argentinas”. En la entrevista el recordado hombre de la aviación que se desarrolló con el otro Macri, Franco, fustigó la apertura del mercado. Extraño reclamo, Colunga se movió displicentemente por la ANAC y la Casa Rosada en el gobierno anterior.
En nota que le hiciera Aeromarket, quien liderara el proyecto Avian, aerolínea que hoy aparece como miembro de CLARA, mencionó su disgusto por las low cost que, extrañamente, no están en la rediviva cámara que parece pilotar Pablo Ceriani. El ex MACAIR también nos dijo que estaba luchando por remontar el proyecto. ¿Estará armando Aerolíneas una red de empresas pequeñas que disfracen un monopolio estatal? ¿Cómo se financiaría una aventura de ese tipo en un mundo en el que la aviación debe reinventarse? ¿Cómo se concilia esta unión con lo que alguien llamó “la desaparición forzada de Austral”?
Hace una semana circuló un flyer que decía “Todos somos aeronáuticos“ casi una secuela de la película “Todos somos Aerolíneas”. Lo curioso es que en la diagramación estaba Aerolíneas en el centro y a la derecha, y todas las demás aerolíneas distribuidas, inclusive Flybondi y JetSmart, alrededor del eslogan. No se sabe quién fue el autor de la pieza, pero la imagen resulta sugestiva.
Mientras todo esto sucede, UALA trata de calmar a los pilotos porque la empresa tendría la intención de suspender a 100 de ellos por más de 6 meses. APLA hace lo mismo, pero allí el porcentaje de pilotos es menor, 250 sobre casi 1.000. El desconcierto entre los trabajadores es grande, una tragedia que ya sufren cientos de familias angustiadas que trabajan en otras aerolíneas. En AR hay discusiones y la presión en APLA y UALA está contenida por la cuarentena. Por ahora, ya que hay muchos que se sienten traicionados por sus representantes.
Mientras todo esto ocurre, parece que el 1º de octubre comienzan a regularizarse los vuelos.
Se verá.
#YaEsHoraDeVolar