Los seguros y la edad de los pilotos

Extraño enfoque de AOPA • Por Luis Alberto Franco

Harrison Ford. Leyenda en los sets de Hollywood y en la aviación.

Tal vez esta nota sea polémica porque a casi nadie le gusta envejecer y reconocer que no somos los mismos que antes, y que si bien hemos ganado experiencia ya no estamos para ser segunda línea en un scrum de rugby por más que los equipos sean de veteranos. Hay una edad en la que sabemos que será improbable que bailemos valet en el Colón, batamos el récord de los 100 m llanos o superemos a Itzhak Perlman en el violín. Así es la vida y está bien porque siempre habrá muchos desafíos que se podrán enfrentar y superar con sentimiento de logro.

El 16 de noviembre la Aircraft Owners and Pilots Association (AOPA) publicó un artículo titulado “Pilotos mayores informan trato negativo de las compañías de seguros”  en el se que plantea la preocupación de los pilotos veteranos por el aumento de la prima de los seguros al envejecer.

 

 

La nota cita al presidente de AOPA, Mark Baker, quien dice: “Sigo escuchando a miembros (de AOPA) que han estado volando durante décadas, con miles de horas y un historial de seguridad excelente, que están recibiendo malas noticias de su compañía de seguros (…) Hemos analizado este tema desde muchos lados, incluida una revisión de los datos de accidentes e incidentes, y por alguna razón, los transportistas no están renovando las pólizas o están cotizando primas exorbitantes, incluso para los pilotos con un historial impecable de seguridad y salud. Estas decisiones se toman únicamente en función de una edad arbitraria, lo que no tiene sentido”, dice Baker.

Es curioso que un líder tan importante desconozca la base que hace posible el negocio de los seguros y mucho más si se tiene en cuenta que AOPA establece conclusiones no muy trascendentes a partir de una encuesta enviada a 30.000 pilotos y propietarios de aeronaves que les habría revelado “algunos hallazgos sorprendentes”.

Entre las revelaciones están que los encuestados que tienen 70 años o mayores, no tenían más probabilidades de haber estado involucrados en un accidente en los últimos cinco años que los pilotos más jóvenes. Otro dato que surgió del sondeo es que el 75 por ciento de los pilotos encuestados mayores de 70 años tienen una calificación de instrumentos, en comparación con el 66 por ciento de menos de 70; que el 50 por ciento de los pilotos –siempre refiriéndose a los encuestados– mayores de 70 años tienen un certificado de piloto de transporte aéreo o comercial, en comparación con el 40 por ciento de los menores de 70 años.

AOPA parece dar cierto crédito a las probabilidades al afirmar que “la incapacidad médica sigue siendo una de las causas de accidentes más raras”, pero inmediatamente afirma que estima que no se justificarían los aumentos en las pólizas.

AOPA parece dar cierto crédito a las probabilidades al afirmar que “la incapacidad médica sigue siendo una de las causas de accidentes más raras”, pero inmediatamente afirma que estima que no se justificarían los aumentos en las pólizas.

La prestigiosa organización que reúne a pilotos y propietarios de aeronaves, asegura en la nota que publica en su portal, que “los pilotos mayores están comprometidos y trabajando activamente para mantenerse competentes; los de 55 años o más comprenden más del 40 por ciento de la audiencia total de los videos de seguridad de YouTube del Instituto de Seguridad Aérea de AOPA () sin embargo el liderazgo de AOPA continúa escuchando historias de decepción y confusión de estos aviadores”.

Uno de los asociados dice: “Mi seguro de Twin Comanche se triplicó con creces después de los 75 años y quieren que tenga un copiloto a pesar de que puedo aprobar un examen físico de primera clase sin restricciones”, el testimonio pertenece a un piloto de 77 años quien agrega: “Recibo instrucción y rindo exámenes en aviones multimotores, y en mis 60 años y 36.000 horas de vuelo nunca he tenido una infracción o accidente. Bajé a 172 (Cessna) cuando las primas de seguro se volvieron prohibitivas”, agrega el experimentado piloto.

Los seguros

Tal vez convenga aquí reflexionar sobre la naturaleza de los seguros. En primer lugar la actividad –y existencia– de los seguros es comercial. Los seguros son, por lo general, negocios y como tales pretenden ganar dinero. Toda la actividad aseguradora se basa en el cálculo del riesgo. El concepto de riesgo está íntimamente relacionado al de incertidumbre –o falta de certeza– de que algo pueda acontecer y generar un daño. Algunos textos definen al Riesgo como el suceso futuro e incierto que no depende exclusivamente de la voluntad del tomador, del asegurado o del beneficiario, y cuya materialización da origen a la obligación de la empresa de seguros.

El riesgo está en el meollo del seguro y es su rasgo más característico. Técnicamente el riesgo es la posibilidad de que por azar ocurra un evento, futuro e incierto, de consecuencias dañosas susceptibles de crear una necesidad patrimonial.

La necesidad de asegurarse suele surgir cuando se está frente a la posibilidad de que ocurra un evento dañoso, por lo que es posible afirmar que el riesgo actúa como móvil para la contratación de un seguro.

 

 

Es cierto que en la mayoría de los países hay actividades que el legislador (Estado) consideró de riesgo por lo que se estableció la necesidad de contar con seguros mínimos para reducir la litigiosidad ante un daño a terceros. En esta materia, es muy esclarecedor –y paradójicamente polémico– el ensayo “Insurance Era: Risk, Governance, and the Privatization of Security in Postwar America”, de Caley Horan, que explica la evolución del seguro en los Estados Unidos.

En seguros la palabra riesgo, utilizada en su sentido estricto, significa posibilidad de sufrir daño, esa posibilidad debe darse sin ninguna seguridad de que va a producirse, puesto que allí donde la pérdida es segura no hay riesgo de pérdida, sino certeza.

En la actividad aseguradora el cálculo de riesgo es imprescindible. Consiste en evaluar la probabilidad de que ocurra un incidente en particular. Por lo general, esas estimaciones son realizadas por actuarios que toman los datos estadísticos para determinar en base a lo ocurrido en una serie suficientemente amplia cuál es la probabilidad de que un suceso acontezca. No es intención de estas líneas extenderse en explicar una cuestión tan técnica como el cálculo de riesgos, pero sí establecer que el valor de una prima está directamente relacionado con la probabilidad de que un acontecimiento suceda. En el caso de los pilotos veteranos, es posible afirmar con mucha aproximación a la verdad que las compañías toman la decisión de las primas que cobrarán conforme a los grandes números que manejan sus actuarios y no por un sentimiento negativo hacia las personas mayores. La decisión de aumentar las primas tiene que ver con el aumento de riesgos por la edad, aunque esto resulte antipático.

El seguro se basa en estadísticas, pero la clave es volar lo máximo que se pueda pero con criterio aeronáutico.

Lo bueno de la nota de AOPA es que dan recomendaciones sensatas, por ejemplo, recuerdan a sus afiliados que los pilotos maduros no deben dejar que una póliza actual caduque. Que  cuando ponderen cambiar de proveedor tengan en cuenta que es muy posible que otra compañía se niegue a asegurarlos y que la mejor manera de mantenerse a salvo y evitar reclamos es mantener el entrenamiento disciplinadamente.

También es plausible que AOPA explore con las aseguradoras posibilidades de asumir riesgos con mejores condiciones para pilotos de hasta 79 años. Es probable que en ese caso, el reunir un número importante de pilotos a asegurar, por ejemplo miembros de la institución, ocurra lo que en el sistema de seguros se denomina “atomización del riesgo”, es decir que muchos modifiquen los cálculos actuariales “prorrateando el riesgo” y reduciendo primas.

 

 

Por el otro flanco, “el equipo de AOPA trabaja con funcionarios estatales y otros para garantizar que se sigan las reglas de protección al consumidor y explorar cómo la industria puede ayudar a prevenir los picos y valles aparentemente continuos del mercado, pero esto es intervención estatal y ya sabemos cómo termina. Las decisiones de cobertura deben basarse en hechos como la experiencia y los reclamos por accidentes e incidentes, no en un factor subjetivo como la edad, ya que, como se dijimos, todo el asunto se reduce a números y cálculos y no a juicios de valor.

Un dato de la realidad es que la vida se ha extendido y que un piloto experimentado de 70 años suele ser un comandante pleno y seguro, pero ante esa realidad es que se revisan constantemente las estadísticas lo cual modifica primas y mantienen mercados. Lo que no hay que perder es el sentido del paso del tiempo y sobre todo la prudencia personal que es propia del piloto que, además de sumar miles de horas y ser solvente técnicamente, ha alcanzado un nivel elevado de sabiduría.

 

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